Los Mejores Discos de 2020 (Internacional)


Se acaba 2020. Por fin. Hacer balance de un año tan triste y complicado no es fácil pero todo parece apuntar a que 2021 difícilmente podrá ser peor. Es por eso que solo nos queda mirar con optimismo al futuro mientras repasamos las cosas buenas que este año nos ha dejado, que también las hay. Aunque la música en directo se paró radicalmente, la mayoría de bandas y artistas mantuvieron su calendario de lanzamientos, lo que nos ha llevado a reseñar una gran cantidad de discos de los que elegimos ahora nuestros 25 favoritos en el apartado internacional. Como siempre, una lista por orden alfabético, sin mejores ni peores. Tan solo una colección de recomendaciones elaborada, un año más, con cariño y dedicación.
Con la misma actitud aprovechamos también ese tiempo en el que se paró el mundo para desarrollar algún reportaje en profundidad, como el que dedicamos a los siempre reivindicables Beastie Boys, que volvían a la actualidad gracias al magnífico «documental» que sobre ellos dirigía Spike Jonze. También para, en pleno confinamiento, arrojar un poco de optimismo con una colección de «canciones de amor y esperanza». O para, finalmente, hablar sobre cómo esta pandemia está sacando también a la luz la difícil situación de un sector cultural siempre denigrado desde las instituciones, tanto las de aquí como las de fuera.
Sin más dilación, os dejamos con nuestra lista de discos internacionales así como la habitual playlist en la que escuchar una selección de canciones de cada uno de ellos. Y como bien reza la imagen de cabecera: ¡Make Music Great Again!
Algiers – «There Is No Year»
«No son pocos los grupos que, en su adaptación del soul más clásico, están poniendo un estilo teóricamente independiente en las cubetas de vinilos de cualquier tienda que se precie y en los carteles de festivales generalistas junto a propuestas muy diversas. También en las listas de los mejores discos del año, independientemente de ser un género que, a priori, podría ir dirigido a cierto nicho. Hay muchos, entre ellos, que se conforman con llevar a cabo un ejercicio de estilo, dejando claro que saben la teoría y también cómo llevarla de manera efectiva a la práctica. Por contra, hay muchos otros que agarran el género y lo pervierten, fusionándolo, agitándolo, zarandeándolo y regurgitándolo después convertido en algo mucho más interesante. Algiers son uno de ellos y llevan ya unos cuantos años haciéndolo. Con dos larga duración como antecedentes llegaba a comienzos de este 2020 “There Is No Year”, un nuevo disco en el que mantienen vivas sus mejores esencias y con el que siguen siendo un soplo de aire fresco en una escena tal vez algo viciada».
Baxter Dury – «The Night Chancers»
«Ahora nos llega “The Night Chancers”, un nuevo álbum que viene precedido por esa obra menor (en duración) que fue “B.E.D”, y en el que Dury vuelve a explotar la fórmula que tan buenos resultados le dio en su anterior obra. Las voces femeninas siguen estando muy presentes, robando de manera más que justificada el protagonismo en algunas ocasiones y funcionando como respuesta a las diatribas de Baxter en otros. También ese remolino de sintetizadores nocturnos, teclados y unas líneas de bajo que suelen articular la columna vertebral de la canción. ‘Slumlord’, primer adelanto del disco, reúne a la perfección todos estos ingredientes. Una línea de bajo narcótica y llena de groove, la voz de Dury encendiéndose más a cada estrofa, coros y voces femeninas y unos arreglos de cuerda finales que le dan el matiz justo de épica. También ‘Carla’s Got a Boyfriend’, donde cede totalmente la melodía y el estribillo para contarnos en las estrofas que Carla tiene un novio un tanto mediocre pero que, al fin y al cabo, se parece a él».
Bob Mould – «Blue Hearts»
«Ha pasado poco más de un año desde que Bob Mould publicó “Sunshine Rock” y aquí está de nuevo con otro tratado involuntario sobre el punk rock actual. Mould se acerca a los 60 años de edad y sigue sin aflojar un ápice la distorsión y energía en su propuesta. En “Blue Hearts” tan solo la introducción acústica que es ‘Heart On My Sleeve’ reduce un poco la intensidad sonora. No lo hace en la lírica, ya que Mould está cabreado, más que nunca, y asemeja la situación actual del mundo en general y de su Estados Unidos natal en particular a la que ya vivió en los 80, con el sida y la administración Reagan como principales protagonistas. Y a pesar de que todas estas canciones han sido compuestas antes de que estallara la crisis sanitaria mundial y los disturbios raciales que acabaron con la vida del afroamericano George Floyd, bien se podría pensar que han nacido en plena pandemia».
Caribou – «Suddenly»
«Doce canciones en las que la política, el Brexit y la situación actual del mundo se cuelan inevitablemente, porque no podría ser de otra manera si eres un artistas sensible y con los pies en el suelo, y se entrelazan con temas mucho más personales, como su relación con las mujeres que le rodean, la muerte repentina o el fin del amor. Todo ello se lo lleva a su terreno y lo aleja de la oscuridad llenandolo de luz a base de música. Una terapia con la que salir a la calle mirando hacia arriba […] A pesar de ser un disco al uso, con sus silencios entre canciones, “Suddenly” se disfruta como un nueva sesión continúa, que se abre con la dulzura onírica de ‘Sister’, en la que incluso escuchamos una grabación de la madre de Snaith, y se cierra con ‘Cloud Song’, minimalista, delicada y con un final demoledor (“Si me quieres ven y abrázame, dime qué hacer. Estoy roto, cansado de llorar, solo abrázame”)».
Clem Snide – «Forever Just Beyond»
«Bajo su pseudónimo artístico, Clem Snide, y mano a mano con Scott Avett, de los fantásticos The Avett Brothers, el cantante muestra sus costuras en un disco apabullante, en el que lo terrenal y lo espiritual se dan la mano. Donde la esperanza y las ganas de seguir adelante se imponen a cualquier herida. Plagado de frases de enorme carga poética, Clem Snide arranca este volumen con la percusión suave característica del sonido de The Avett Brothers, sobre la que resuena el epitafio de ‘Roger Ebert’. Transcendental y bella, ‘Don’t Bring No Ladder’ habla entre metáforas de la muerte y la aceptación de la incertidumbre: «pero así como las nubes no dejan marca en el cielo, supongo que no nos corresponde saber qué aguarda la luz detrás de nuestros ojos». Todo ello para llegar al temazo que da nombre al disco. Maravillosa esa línea vocal que se va diluyendo entre las reverbs y los delays que aumentan en intensidad hasta la catarsis: «Dios es simplemente lo que yace para siempre más allá del límite de lo que parece que ya sabemos».
Coriky – «Coriky»
«Seguramente la alargada sombra de Fugazi se dejará ver cada vez que alguien hable del nuevo proyecto de alguno de sus integrantes. Es difícil que no sea así cuando nos referimos a una de las bandas con mayor personalidad de la historia y hoy toca recordarla para hablar de Coriky, porque en sus filas recalan dos de sus miembros. Ian MacKaye, cantante y guitarrista, y Joe Lally, bajista de los inquebrantables de Washington D.C., unen fuerzas respaldados aquí por Amy Farina a la batería, esposa del propio MacKaye y compañera musical de este también en The Evens. Juntos empezaron a hacer música sin demasiadas pretensiones (como parece que hacen todo estos tipos) en 2015 para, en 2018, dar su primer concierto. Dos años después aquí tenemos su primer disco de estudio, de título homónimo, y en el que dejan claro que se entienden a la perfección. Todo encaja en este delicado artefacto de indie rock, cercano al sonido de The Evens por momentos y que a la mínima se rompe las costuras en un quiebro post hardcore que les lleva hasta Fugazi».
Deftones – «Ohms»
«Este año funesto se cumplen veinte desde la publicación de “White Pony”, un disco imprescindible para entender el metal del siglo XXI. De dónde venía por aquel entonces, en qué momento se encontraba y, sobre todo, hacia dónde se dirigía. No sorprende por ello que veinte años después los autores de aquella obra magna sigan causando revuelo cada vez que anuncian nuevo disco, más aún al no ser Deftones dados a las prisas. “Ohms”, su nueva obra, llega cuatro años después de “Gore” y, sin demasiadas sorpresas, deja claro que el grupo sigue en plena forma y su fórmula no caduca. Sí que nos encontramos aquí con algunos cambios, y es que ha vuelto el sonido característico de guitarras después de que Stephen Carpenter manifestara que en “Gore” no había quedado satisfecho con el resultado. Tal vez de ahí también el regreso a los mandos del productor Terry Date, con quien no grababan desde su disco homónimo, álbum publicado hace 17 años y en el que las guitarras también crujían hasta romperse, como lo hacen aquí».
Fontaines D.C. – «A Hero’s Death»
«El arrollador debut de Fontaines D.C. acercaba al joven quinteto de Dublín a la peligrosa posición de«grupo revelación». Odiosa etiqueta mediática solo superada en su retórica maldita por esa otra de «salvadores de…». Con muchas miradas puestas en ellos, Fontaines D.C. vuelven a la carga con nuevo disco solo un año después. Una entrega donde seguimos encontrando frases repetitivas, ironía y esa cierta vocación nihilista de su primera colección. No obstante, en este «A Hero’s Death», las atmósferas se oscurecen aún más y planea con mayor protagonismo el fantasma del postpunk. Más cercanos que nunca al universo mental y sonoro de Joy Division suena la pesadillesca ‘Living in America’, la maravillosa y paranoide ‘A Lucid Dream’ o esa ‘Televised Mind’ guiada por negroides líneas de bajo y la misteriosa voz de Grian Chatten«.
Guided by Voices – «Surrender Your Poppy Field»
«Con la certidumbre de que nunca podré estar en plena actualidad con ellos, y anticipando que, incluso para un genio como Pollard es francamente difícil mantener la calidad en estas lluvias torrenciales de canciones, lo cierto es que este «Surrender Your Poppy Field» es otra de esas colecciones que mantienen el mito. Bajo el emblema de Guided by Voices han crecido multitud de bandas de los géneros más diversos. No es de extrañar cuando desde el arranque escuchamos esa ‘Year of the Hitter’, rebosante de un power pop que bien podrían firmar grupazos coetáneos como Pavement o Dinosaur Jr. Ejemplo perfecto de temas que se sabe dónde empiezan pero jamás donde terminan. Por sus cuatro minutos de duración discurren estimulantes cambios de ritmo, melodía, ruido, densidad, alegría y un final totalmente apocalíptico. El fuego volcánico del fin del mundo que se extiende a la sobrecogedora ‘Volcano’, donde las graves líneas de bajo y la voz reverberada terminan por desatar la furia de unas guitarras que harán las delicias de todos los amantes de los riffs de J. Mascis. Impresionante».
Hamerkop – «Remote»
«El grupo se sitúa en el mapa debutando con este sorprendente «Remote». Un disco en el que comienzan desde el principio, con esa ‘Egg’ que parece ser algo así como un huevo primigenio del que surge todo lo demás. El nacimiento de una preciosa combinación de atmósferas donde lo sintetizado se funde con lo orgánico borrando cualquier frontera reconocible. A ratos futuristas y a ratos terrenales, siempre suenan ensoñadores, encontrando en pasajes como ‘We Can Wing’ o ‘Polisher’ las comparaciones más oníricas con estandartes del género como los ya mencionados Beach House o los pretéritos Mazzy Star».
Idles – «Ultra Mono»
«No son pocas las bandas que han surgido en los últimos años de unas islas británicas de tradición punk y obrera. Ésta, unida a la actual situación política, con un bufón de presidente y un Brexit totalmente estrambótico, han servido de caldo de cultivo para que formaciones como Shame, los dublineses Fontaines DC, Girl Band o Idles se muevan como peces en el agua y proyecten su incendiario discurso a base de actitud y de un sonido que bebe del punk, el hardcore y el noise y al que a todos los críticos nos gusta colocar un “post” delante, que siempre queda más moderno e intelectual. De entre todos ellos sin duda Idles, grupo que hoy nos ocupa, ha sido quién más exponencialmente ha crecido en su breve trayectoria. La banda liderada por el carismático y salvaje Joe Talbot rompió todas las listas con su anterior disco, “Joy as an Act of Resistence” y todo apuntaba a que 2020 iba a ser el año de su consolidación con este “Ultra Mono”.
Jeff Tweedy – «Love Is The King»
«Es el año 1943 y el destino del planeta se debate en la Segunda Guerra Mundial. Las tropas aliadas se enfrentan a los ejércitos del Eje en Túnez, donde la victoria contra el fascismo marcará un punto de inflexión determinante para el devenir del mundo. Allí estaba el omnipresente Robert Capa, documentando con su Leica este hito en la historia de la humanidad que ahora sirve para ilustrar la portada de «Love Is The King». Estamos en 2020, en medio de otra contienda a nivel global, y como ese soldado que vuelve a casa agotado tras la guerra, Jeff Tweedy se refugia en su hogar en esta pandemia. Así llega su nuevo álbum, continuando el frenético ritmo de disco por año, en esta ocasión grabado junto a sus hijos Spencer y Sammy. Un carácter familiar e íntimo que inspira más que nunca las letras».
Kevin Morby – «Sundowner»
«Sundowner» agranda la leyenda, rescatando del pasado una serie de grabaciones registradas en un cuatro pistas en mitad de la inmensidad de las llanuras de Kansas. Allí se refugió el bueno de Morby, encerrándose en la soledad de su música para hacer balance de una etapa que terminaba. Respetando el grano analógico y el carácter de aquellas primitivas grabaciones, el material cobraba nueva vida en los estudios Sonic Ranch. De digestión lenta y marcada melancolía se desprende esta colección eminentemente reflexiva. Desde los lamentos de ‘Don’t Underestimate Midwest American Sun’ extendiéndose por la planicie de ese hostil territorio hasta la oscuridad instrumental de ‘Velvet Highway’ o la complicidad de Katie Crutchfield, compañera de viaje en la vida de Morby y cuyas visitas a este lugar de retiro espiritual quedan patentes en ‘Sundowner'».
King Krule – «Man Alive!»
«Su atormentada alma, aún conserva mucha, mucha mierda. Desde las pesadillescas ‘Cellular’ y ‘Supermarché’ a la psicosis narcótica de ‘Stoned Again’ y su rap directo a la mandíbula. Con este toque sombrío continúa el disco, con la demoledora ‘Comet Face’, muestra perfecta de que actualmente este tío es capaz de todo en la música. Un temazo de esencia noir y ritmos trip hop por el que habrían matado Gorillaz. […] Cronista oriundo del sur de Londres, Archy Marshall ha sido marcado a fuego por el contexto. Como ya ocurriese en sus anteriores discos, de manera destacada en el gran «The OOZ», la ciudad vuelve a ser protagonista. Los ambientes tóxicos, violentos y suburbiales reaparecen en este álbum pese a cambiar de horizontes. Unas atmósferas por lo general agobiantes por donde germina el post-punk o incluso la belleza del jazz».
METZ – «Atlas Vending»
«Un aluvión de cacharros estridentes y distorsión con el poso oscuro que les caracteriza desde sus inicios. Un corazón de hojalata, ajado por el desamor, que comienza a palpitar con ‘Pulse’ en su metálica cadencia. Desazón que atraviesa también otros cortes como ‘Draw Us In’ o esa ‘Framed by The Comet’s Tail’, donde entre tonos arabescos se termina colando cierta psicodelia y un mensaje de lo más contundente: ya solo queda la estela de algo que se ha ido, el vertiginoso cometa del amor ya está lejos. Más positivos suenan en la enérgica ‘No Ceiling’, donde redescubren el romanticismo a ritmo de punk […] Y es que lo de METZ es normalmente un aluvión de pesimismo difícil de parar. Un tapón que de repente se quita y deja que toda la porquería se vaya por el sumidero. Una forma de escapar de lo malo que queda patente en la definitiva ‘A Boat to Drown In’. Huida hacia adelante impulsada por una pegada imparable y un desarrollo instrumental final absolutamente salvaje».
Nothing – «The Great Dismal»
«Oscuros como nunca antes y sumiendo aún más su sonido en las profundidades de la reverb, Nothing vuelven a la carga con este «The Great Dismal». Otro disco aplastante en el que se borran las fronteras estilísticas, manteniendo su predilección por el shoegaze y el hardcore pero acercándose ahora también al espíritu del emo. […] La banda capitaneada por el convulso Domenic Palermo reduce las letras en esta colección. En ocasiones bastan unas pocas palabras sueltas para conseguir evocar en medio de las atmósferas melódicas que proponen. Ejemplo perfecto es ‘Bernie Sanders’, sombría y con tintes psicodélicos, acumulando energía como si se tratase de los mismísimos The Brian Jonestown Massacre«.
Pearl Jam – «Gigaton»
«Pearl Jam hace ya mucho tiempo que es una banda de rock, simple y llanamente, y que bastan dos acordes de sus canciones o unas frases de Eddie Vedder para reconocerlos. “Gigaton” no es una excepción y aunque el primer adelanto que lanzaron pudo descolocarnos un poco no es este un disco especialmente rompedor sino simplemente un álbum que mira hacia delante […] En definitiva, “Gigaton” no es un disco rompedor, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. Lo que parece claro es que es casi imposible que Pearl Jam saquen un disco desechable, tanto como que recuperen el nivel de sus mejores obras. De cualquier manera, si su trayectoria futura se va a basar en publicar discos como este cada cuatro o cinco años yo firmo donde haga falta».
Porridge Radio – «Every Bad»
«Every Bad» bien podría ser el titular que resuma todo el 2020. Un año que pasará a la historia como una etapa maldita para la humanidad. Aunque no todo ha sido malo y aquí están las británicas Porridge Radio para regalarnos discos tan sobresalientes como este. Como reza el estribillo final de ‘Born Confused’: «Thank you for making me happy». Una letra que, no obstante, brota del nihilismo y de la acidez más absoluta. Un auténtico temazo en el que la colérica Dana Margolin nos introduce en plena crisis existencialista. Dudas que en el campo de las relaciones sentimentales se extienden a ‘Give/Take’, generando esa dicotomía permanente entre dar y tomar. Rock directo con una cadencia totalmente imparable y una consigna de lo más sincera: «I like you and you like me. But I’ve got other things that make me happy».
Rolling Blackouts C.F. – «Sideways to New Italy»
«Retomando las mejores esencias de siempre, convertidas ya en marca de la casa, encontramos canciones tan veraniegas como ‘She’s There’. Un temazo donde vuelven los recuerdos de amores estivales, tan efervescentes y salvajes como la espuma del mar. Riffs de guitarras llenos de luz que marcan el camino directo con ‘Cars in Space’, otra de esas canciones que reúne la mejor versión de Rolling Blackouts CF. Más de lo mismo en la inicial ‘The Second of the First’, donde las voces terminan por soterrarse en las guitarras y en las reverbs hasta resultar ininteligibles. Un pop luminoso y nostálgico que mira al rock and roll a la cara con ‘Beautiful Steven’, ‘The Cool Change’ o el ritmazo de ‘Not Tonight’, un corte que podrían firmar en algunas partes los Dream Syndicate más poperos. Un acelerador que pisan a fondo con la gran ‘Cameo’, llena de éxtasis, velocidad y frenazos».
Tame Impala – «The Slow Rush»
«“The Slow Rush” no es un álbum conceptual pero sí que todo él gira irremediablemente en torno al paso del tiempo, los recuerdos de la infancia, vivir el momento y no sobrevivir a base de nostalgia. Es así desde ‘Instant Destiny’ y su juego con las capas de voz hasta la final ‘One More Hour’, que menciona el tiempo que ha pasado de manera literal y que cierra el disco reflexionando sobre el éxito y destacándose como el tema más orgánico de la colección. Antes, ‘Posthumous Forgiveness’ había teñido de dramatismo la relación de Parker con su padre en una oda de dos partes que va desde el golpe inicial hasta el anhelo infantil, como si de dos canciones se tratara. También ‘Lost in Yesterday’, que critica la nostalgia de quienes viven en un constante “día de la marmota” trayendo a primer plano una de las líneas de bajo marca de la casa que les pusieron en el mapa en su día».
The Dream Syndicate – «The Universe Inside»
«Solo ha pasado un año desde la publicación de “These Times” y The Dream Syndicate nos sorprenden con otro nuevo disco. Desde su regreso en 2017 la banda liderada por Steve Wynn no ha dejado de mostrar músculo e ideas y la que ha dado forma a “The Universe Inside” es de lo más interesante. Cuenta el propio Wynn que durante la grabación de “These Times” el grupo aprovechaba los ratos libres para improvisar nuevas composiciones. Un día, Stephen McCarthy, miembro de The Long Ryders y amigo de la banda, se acercó al estudio para grabar unos coros y al ver a lo que estaban dedicando su tiempo libre les propuso grabar una sesión de música para ver qué ocurría. De esta manera nació una jam nocturna de 80 minutos grabada en directo y de la que finalmente se han extraído los 58 a los que, tras añadirles voces y demás arreglos, han bautizado como “The Universe Inside”, una marcianada ultra psicodélica que no hace más que engrandecer la leyenda del grupo».
The Strokes – «The New Abnormal»
«Siete años después de su última reseña, en este «The New Abnormal», los Strokes parecen desafiar el concepto de ese eslogan del Primavera Sound de hace solo un año (The New Normal), para quitarse el peso de cualquier expectativa previa. Lo que hay en el interior de este volumen son canciones que se adentran en otras dimensiones sonoras para terminar mezclándose con la esencia de siempre. La salsa clásica de los Strokes. Esa capaz de despertarme de nuevo la euforia más juvenil y donde indudablemente radica su mejor secreto. Llevan su aroma algunos de los hits más coreados del siglo y, como no podía ser de otro modo, aquí vuelven a regalarnos algunos de esos temazos convertidos en himnos a primera escucha. Sobre las líneas graves de Nikolai Fraiture y el ritmo de Fabrizio Moretti se desatan las guitarras con reverb marca de la casa que vuelven a bordar Albert Hammond Jr. y Nick Valensi. Dejan así camino abierto para que la característica voz de Casablancas y un estribillo a lo Ramones terminen por encumbrar ‘Bad Decisions’ como otra de esas canciones para cantar puño en alto. Pura carne de rock and roll. Tan apremiante como incontestable».
Touché Amoré – «Lament»
«Aún recuerdo la primera vez que me enfrenté a «Stage Four», anterior disco de estudio de Touché Amoré que Jeremy Bolm dedicaba a su difunta madre tras su batalla contra el cáncer. Brutal e incontestable. Una auténtica catedral sonora al luto, levantada sobre la aplastante pegada hardcore que caracteriza a la banda desde sus inicios. La sublimación del espíritu emo elevado a su máximo componente emotivo, capaz de hacernos sentir cosas inimaginables con una sensibilidad estremecedora. Sin duda uno de los mayores exorcismos musicales que se me vienen a la cabeza. Cuatro años más tarde, llega su nuevo y esperado álbum. Este «Lament» que se nos descubre nuevamente plagado del universo poético de Bolm. Unas letras que describen, cómo no, a pecho descubierto, los sentimientos que dan continuidad a esa tragedia personal que marcaría la vida del cantante. Una colección que deja pasar algo de luz y esperanza mientras se recomponen los pedazos».
Waxahatchee – «Saint Cloud»
» Waxahatchee vuelve con este «Saint Cloud» a sus raíces. Poniendo la nostalgia al servicio de los paisajes más americanos de su niñez y su juventud, Katie Crutchfield hace un emotivo retrato de todo ese poso heredado. Una tradición que en este volumen abraza sin contemplaciones para llevárselo a su universo personal, lleno de metáforas y tonos primaverales […] No obstante, lo mejor de este disco se encuentra cuando Waxahatchee combina las raíces con el pop. El álbum se abre con un hit directo como ‘Oxbow’, donde la voz de Katie surca el dream pop. Sostenido siempre por una cadencia perfecta y unos teclados que elevan el tono ensoñador de esos «I want it all», que como un mantra cierran la canción. Al borde de la melancolía llegan los teclados analógicos y sintetizados de ‘Fire’, donde por momentos recuerda al sonido de Woods y vuelve a dejar patente ese impulso de ir más y más allá. Armonía que desde las guitarras invade ‘Witches'».
Woods – «Strange to Explain»
«Algo menos directo que sus predecesores y con un ligero halo de oscuridad sobrevolando los paisajes sonoros que con tan buen gusto pinta siempre la banda liderada por Jeremy Earl y Jarvis Taveniere, Woods recuperan aquí parte de la sencillez perdida en “City Sun Eater in the River of Light”. Un regreso a lo básico que queda remarcado en la calidez folk de temas como ‘Where Do You Go When You Dream’ y sus sutiles teclados, o las ensoñadoras ‘Before They Pass By’ y ‘Strange to Explain’, bañadas de sonidos acústicos y con las que no sorprende leer que algunas de estas composiciones nacieron en noches de insomnio de Earl […] “Strange to Explain” es un trabajo nocturno y que reune a todos los Woods posibles para ponerlos a bailar junto al fuego».
Ilustración de portada: El Averigua