King Krule – «Man Alive!» (2020)


Pocos días antes del estallido de la burbuja, en la última semana de febrero, el bueno de King Krule publicaba este profético canto a la resiliencia; «Man Alive!». Un volumen en el que Archy Ivan Marshall (el nombre tras el apodo), trata de espantar algunos de sus demonios a base de grandes cantidades amor en vena. En esta nueva etapa en la que ya es padre, Krule trata de mostrar su propia metamorfosis.
Pero su atormentada alma, aún conserva mucha, mucha mierda. Desde las pesadillescas ‘Cellular’ y ‘Supermarché’ a la psicosis narcótica de ‘Stoned Again’ y su rap directo a la mandíbula. Con este toque sombrío continúa el disco, con la demoledora ‘Comet Face’, muestra perfecta de que actualmente este tío es capaz de todo en la música. Un temazo de esencia noir y ritmos trip hop por el que habrían matado Gorillaz. Igualmente sugerente rapea en ‘Alone, Omen 3’, mostrando aquí la mutación hacia la melancolía depresiva. Combinando siempre la experimentación vanguardista con los sonidos más clásicos. En la misma línea van los lamentos de ‘Perfecto Miserable’ o ‘Airport Antenatal Airplane’, donde termina encontrándose con su hija.
Cronista oriundo del sur de Londres, Archy Marshall ha sido marcado a fuego por el contexto. Como ya ocurriese en sus anteriores discos, de manera destacada en el gran «The OOZ», la ciudad vuelve a ser protagonista. Los ambientes tóxicos, violentos y suburbiales reaparecen en este álbum pese a cambiar de horizontes. Unas atmósferas por lo general agobiantes por donde germina el post-punk o incluso la belleza del jazz. Y es una verdadera maravilla respirar esas notas de vientos que suenan y saben añejos, como recién salidos de un cabaret de los años 40. En medio de esta neblina se concreta ‘Theme for the Cross’, una de esas piezas que tiene de todo y que nunca termina donde empezó. Pianos amargos, wild tracks de ciudad y un rollazo jazz para quitarse el sombrero. Corte que se encadena con ‘Underclass’, en la que bajo los cimientos del rap y la calidez del soul, Krule canta como nunca, demostrando que bajo esas voces procesadas se esconde un grandísimo crooner. Una catarsis que encuentra su clímax en ‘Energy Fleets’, donde lo esperanzador adquiere un tono irónico en ese bucle final en el que algo parece romperse por dentro. Con el mismo regusto cierra ‘Please Complete Thee’ y su llamada de auxilio desesperada. Esperamos que los fantasmas de Krule desaparezcan pero que no lo haga nunca su poesía retorcida y llena de exorcismos.