[Actualidad] Algiers – «There Is No Year» (2020)


No son pocos los grupos que, en su adaptación del soul más clásico, están poniendo un estilo teóricamente independiente en las cubetas de vinilos de cualquier tienda que se precie y en los carteles de festivales generalistas junto a propuestas muy diversas. También en las listas de los mejores discos del año, independientemente de ser un género que, a priori, podría ir dirigido a cierto nicho. Hay muchos, entre ellos, que se conforman con llevar a cabo un ejercicio de estilo, dejando claro que saben la teoría y también cómo llevarla de manera efectiva a la práctica. Por contra, hay muchos otros que agarran el género y lo pervierten, fusionándolo, agitándolo, zarandeándolo y regurgitándolo después convertido en algo mucho más interesante. Algiers son uno de ellos y llevan ya unos cuantos años haciéndolo. Con dos larga duración como antecedentes llegaba a comienzos de este 2020 “There Is No Year”, un nuevo disco en el que mantienen vivas sus mejores esencias y con el que siguen siendo un soplo de aire fresco en una escena tal vez algo viciada.
De tono ciertamente apocalíptico, el disco se abre con un torbellino que nos rodea a base de sintetizadores y el imponente recitado de Franklin James Fisher en la canción que da título al álbum y que termina con un zumbido de graves tan molesto como necesario. Y es que la música de Algiers, por momentos, incomoda en su frenética oscuridad aunque el guante de seda siempre esté dispuesto para acunarnos. Así lo hace ‘Dispossession’, de baterías programadas, coros casi góspel y toneladas de groove, precisamente otro de los ingredientes de los que la banda de Atlanta va sobrada. También una ‘Hour of the Furnaces’ que retoma el zumbido de sintes y cuyo piano nos pone a “bailar dentro del fuego”. ‘Losing is Ours’ es una delicia que va mutando y nos hace viajar por los diferentes tonos del grupo, con unas percusiones tribales y unas frases que se acaban repitiendo sobre una tormenta eléctrica. En ‘Unoccupied’ aceleran y demuestran el control total de los coros y las voces dobladas en el estribillo mientras que en ‘Chaka’ muestran su lado más comercial en las melodías pero se alejan de lo convencional partiendo la canción en dos con unos vientos de desenfreno jazzistico.
Siempre sorprendentes, abordan la segunda parte del disco con la cruda y apocalíptica (nada de “post” aquí) ‘Wait for the Sound’, seguida de un ‘Repeating Night’ en la que, por primera vez en lo que va de disco, la guitarra adquiere cierto protagonismo con mucha sutileza. También lo hace en ‘We Can’t Be Found’, tema que se empeña en mantener el tono pausado y algo ceremonial de esta parte del disco y que no rompen tampoco con ‘Nothing Bloomed’ pero que sí revientan en la final ‘Void’. Si quedaba algún esquema por subvertir cierran el disco con el tema más directo y con más pegada. Latigazo punk que nos corta la respiración y que deja una sensación de placentero amargor en el aire una vez que se hace el silencio.