Beastie Boys: «¿Chicos blancos intentando rapear? No le gustareis a nadie»


“Tíos, esto no va a funcionar nunca. ¿Chicos blancos intentando rapear? No le gustaréis a nadie. Vais a asustar a los blancos, y los negros jamás os aceptarán”. Con tan lapidaria frase se dirigía nada menos que Danny Fields, el que fuera manager de grupos esenciales para entender el punk rock como The Stooges, MC5 o Ramones, a unos todavía imberbes Adam Horovitz, Michael Diamond y Adam Yauch tras uno de sus conciertos a comienzos de los 80. Bautizados ya como Beastie Boys, el trío se debatía aún entre el hardcore primitivo que practicaban en sus inicios y ese rap que inundaba las calles de su New York natal. Si primero fueron The Clash, Black Flag y Bad Brains quienes les motivaron a formar una banda, después llegó Afrika Bambaataa, Grandmaster Flash, The Treacherous Three y, sobre todo, Run DMC para cambiarlo todo. Así, Horovitz, Diamond y Yauch se convirtieron en Ad Rock, Mike D y MCA y comenzó la leyenda. Una que está muy de actualidad estos días gracias al recién estrenado documental dirigido por Spike Jonze. Conocido por todos por películas como “Her” o “Cómo ser John Malkovich”, el director norteamericano siempre estuvo muy ligado a la historia del grupo, rodando algunos de sus videoclips más emblemáticos y “regalándonos” ahora este maravilloso producto audiovisual como culmen. En él, Ad Rock y Mike D se sitúan frente a la audiencia del King Theater de Brooklyn y en un espectáculo muy cercano al stand-up comedy dan vida a parte de lo contado en “Beastie Boys: El Libro” (Reservoir Books), monumental obra publicada hace dos años y que es toda una enciclopedia de anécdotas, fotos y breves historias narradas por sus protagonistas. Todo ello con colaboraciones tan estelares como las de Wes Anderson o Amy Poehler. Además de para conocer en profundidad al grupo, ambos productos sirven como emotivo homenaje a la figura de Yauch, fallecido en abril de 2012, momento en el que la banda llegaba a su irremediable fin.
Si algo nos queda claro después de empaparnos de las anécdotas y declaraciones que llenan las más de 500 páginas del libro, es que Beastie Boys no tiene sentido sin Yauch. De igual manera tenemos claro que si el cáncer no se lo hubiera llevado, a día de hoy seguiríamos disfrutando y sorprendiéndonos con nuevas canciones del trío neoyorquino. “Aunque no lo hubiéramos decidido así, iba a ser nuestro último disco. La banda no se separó. No tomamos caminos creativos distintos. No hubo ningún proyecto en solitario que lo fastidiara todo hasta el punto de generar hostilidad. Fue nuestro último disco porque Adam tenía cáncer y murió. Si no hubiera ocurrido, mientras lees estas páginas seguramente estaríamos grabando otro disco. Por desgracia, no fue así”. De esta manera habla Horovitz sobre “Hot Sauce Committee Part. 2”, publicado en 2011, dos años después de que en junio de 2009 el grupo diera su último concierto. Beastie Boys siempre fueron tres amigos haciendo música de la manera más libre imaginable. O casi siempre.
Si volvemos a los inicios, a esa primera mitad de los 80 en la que estos tres chavales no sabían cómo meter la cabeza en el mundillo del rap, tenemos que hablar del que durante unos años fue sin duda el cuarto Beastie Boys. Por aquel entonces Rick Rubin no era ese reputado productor rodeado de misticismo en el que se convirtió después trabajando con grupos como Red Hot Chili Peppers, Slayer, System of a Down o Johnny Cash. Por aquel entonces no era más que otro chaval flipado con la música pero con algunos contactos y el acceso a los medios necesarios. Es por ello que cuando su mundo y el de los Beastie Boys se unió dio lugar a uno de los debuts musicales más exitosos y rompedores de la historia. Rubin no solo permitió el acceso a los Beastie a una cantidad de singles de rap que marcaron el estilo del grupo, sino también a los medios que un sello como Def Jam, que dirigía junto a Russell Simmons, tenía a su disposición para ponerlos en el mapa. Así nació “License to Ill”, como decíamos, uno de los debuts musicales más exitosos de la historia, con el videoclip de ‘(You Gotta) Fight for You Right (to Party)’, emitiéndose a todas horas en MTV, una gira constante que llenaba cada vez recintos más grandes, bailarinas en jaulas y pollas enormes en el escenario (todo esto es cierto, sí), y el grupo inmerso en una vida de estrellas del rock canónica con tan solo 20 años de edad.
Tras ello llegó un mazazo que, visto con perspectiva, terminó de forjar la personalidad del grupo. Una vez acabada la extensa gira de presentación, Yauch, Horovitz y Diamond se encontraron con que Def Jam no iba a pagarles por las ventas del disco, alegando que estaban incumpliendo un contrato que, supuestamente, les obligaba a estar trabajando ya en su próximo álbum. Algo complicado ya que no habían parado de girar por petición del propio sello. Todo aquello, unido al desgaste de haberse convertido en unas personas diferentes y bastante alejadas de lo que querían ser, hizo que, por un tiempo, Beastie Boys dejaran de existir.
“Cuando empezamos, no éramos más que un grupo. Amigos dentro de un grupo. Nunca nos habíamos planteado tener productor, representante, ni sello discográfico. Entonces llegaron Rick y Russell, aportaron grandes ideas. Las cosas parecían ir muy bien, así que seguimos adelante. […] Nos habíamos convertido en un gran grupo de amigos que lo pasaba en grande, hacía música, daba conciertos, viajaba y cobraba por algo que no era exactamente un trabajo. Pero en cierto momento, Rick y Russell empezaron a venirnos con ideas y a tomar decisiones por nosotros. Cuando eres joven y alguien te dice: “Confía en mí. Haz esto. Será divertido, y además te ganarás una buena pasta”, pues lo haces. Es lo que hicimos. Pero notamos algo extraño, como si ya no tuviéramos el control de las cosas”. Así recuerda Horovitz aquel momento, uno que por suerte no iba a repetirse nunca en la carrera del grupo. Tres años después la banda fichaba por el sello Capitol, se mudaba a California y daba un nuevo paso en su carrera con la publicación de “Paul’s Boutique”. Aquel disco fue un fracaso comercial pero ya nada podría parar una carrera que siguió dando pasos adelante con total libertad creativa y que nunca jamás volvió a estancarse. De nuevo tres amigos dentro de un grupo. Eso y nada más.
MUCHO MÁS QUE UN GRUPO DE RAP
Hemos arrancado este texto con las palabras de Danny Fields y su escepticismo ante la idea de que un grupo de chicos blancos, con estudios y no precisamente procedentes de una estrato social desfavorecido, pudieran tener éxito haciendo rap. Esa música hasta entonces parecía exclusiva de gente negra con las calles como escuela. Probablemente lo que no sabía Fields es que Beastie Boys iba a ser mucho más que un grupo de rap. No solo sus inicios, con el EP “Pollywog Stew”, fueron puramente hardcore, sino que a lo largo de toda su carrera el grupo utiliza instrumentos reales tocados por ellos mismos. Sin ser unos grandes virtuosos, el hecho de ser músicos les permitió siempre jugar con su sonido y les aportó una marcada libertad creativa. Algunos de sus temas de más éxito, como ‘Sabotage’ o ‘Fight for You Right’ tienen en su base guitarras, baterías y bajos. En ‘No Sleep Till Brooklyn’ cuentan incluso con la colaboración de Kerry King, guitarrista de los metaleros Slayer, y ‘Rhymin & Stealin’, tema que abre y marca el sonido del exitoso “License to Ill”, se basa en un sampler de batería extraído de ‘When the Levee Breaks’ de Led Zeppelin e incluye una frase de The Clash.
Dejando de lado los samples, también es posible dirigirse a casi cualquiera de sus discos y encontrar, entre dos temas puramente raperos, una canción de acelerado punk rock, una de puro reggae, o un tema instrumental jazzistico o con cadencia soul. Tanto es así que su penúltimo disco, “The Mix-up”, es un álbum totalmente instrumental, con canciones que nada tienen que ver con la clásica base de rap. Todo ello quedaba también reflejado en sus directos, donde durante algunas etapas tampoco tenían problemas en colgarse y descolgarse instrumentos para ir interpretando según que temas. Lo dicho, total y absoluta libertad creativa.
A continuación recopilamos algunas canciones de su discografía que se alejan del rap convencional en el que en ocasiones tendemos a encasillar al grupo y con las que vamos a intentar acaparar toda su amalgama de estilos.
‘Ode To…’ («Pollywog Stew», 1982)
Empecemos por el principio. En 1982 Beastie Boys publicaban su primer EP, “Pollywog Stew”, con Adam Horovitz a la guitarra, Kate Schellenbach a la batería, Adam Youch al bajo y Mike Diamond como cantante. Habiendo formado el grupo tras ver en directo a Bad Brains y Black Flag y sin saber todavía qué era eso del rap, no podían sonar de otra manera. ‘Ode To…’ es una sucia bofetada punk de minuto y medio, malamente grabada y con un algo ingenuo compromiso político en su letra.
‘Gratitude’ («Check Your Head», 1992)
Antes de que llegara ‘Sabotage’ ya existía ‘Gratitude’. En su tercer disco, “Check Your Head”, los Beastie Boys se agarraron fuerte a sus instrumentos y de ello surgieron temas como éste. MCA haciendo sangre con su bajo unido a un pedal de distorsión Super Fuzz, Ad Rock cantando el tema a gritos y una parte final con percusiones y teclados de corte funk. En definitiva, un tema que podrían firmar Rage Against the Machine.
‘Lighten Up’ («Check Your Head», 1992)
Seguimos con “Check Your Head”, un disco del que se podrían extraer unas cuantas canciones para esta sección. Entre ellas me quedo con ‘Lighten Up’ por su hipnótica línea de bajo, sus percusiones tropicales, sus guitarras funky y los teclados de Mark Nishita, músico importantísimo para el devenir del grupo y que llegó a incluir un tema propio, interpretado y cantado por él, en el disco. La voz se extiende aquí repitiendo la misma frase como un mantra y hasta amaga con entonar melodía. En la misma línea podríamos incluir otras como ‘Pow’ o ‘Groove Holmes’, ambas instrumentales y deudoras del funk más fumeta.
‘Touch Guy’ («Ill Communication», 1994)
Aunque su apertura de miras les estaba llevando en lo instrumental por otros terrenos, más cercanos al funk, el jazz o el reggae y menos al rock de sus inicios, nunca dejaron el punk de lado. Como muestra, esta ‘Touch Guy’ que nos encontramos nada más empezar «Ill Communication» y que nos hace viajar a sus orígenes, con Mike D a la voz despachando puro punk rock en menos de un minuto. En la misma dirección tenemos en la recta final del disco ‘Heart Attack Man’, algo más extensa pero con la misma intención.
‘Shambala / Bodhisattva Vow’ («Ill Communication», 1994)
Justo en el otro extremo nos encontramos con canciones como ‘Shambala’. El disco en general está recorrido por temas instrumentales tan destacables como ‘Sabrosa’ pero me apetece mencionar esta por lo que supone para la figura de Adam Yauch. Sencilla en lo instrumental, ‘Shambala’ realmente funciona como introducción a ‘Bodhisattva Vow’. En ambas canciones encontramos como peculiaridad la utilización de cánticos de monjes budistas sampleados. Por aquella época Yauch se había introducido en el budismo después de uno de sus viajes al Tibet y desde entonces estos sonidos siempre estuvieron presentes, aunque de manera discreta, en su música. También en su actitud, ya que llegaron a organizar durante años un festival de música en apoyo a los monjes tibetanos en el que participaron bandas como Blur, Radiohead, R.E.M., Pearl Jam o Red Hot Chili Peppers.
‘Song for the Man’ («Hello Nasty», 1998)
Su siguiente disco, “Hello Nasty”, tampoco se queda corto en lo que a confluencia de estilos se refiere, con temas instrumentales como ‘Song for Junior’ o el puramente reggae y dub ‘Dr. Lee, PhD’, interpretado junto a uno de los ídolos del grupo, Lee Scratch Perry. Pero vamos a centrarnos en otra vertiente, diría que nueva hasta ahora. Seis discos después Beastie Boys siguen sorprendiéndonos con canciones como ‘Song for the Man’, en la que muestran su cara más pop. Un tema cantado, con la colaboración de Brooke Williams (también podemos escucharla en ‘Picture This’) y con una sorprendente sección de vientos. Una maravilla que podrían firmar los Blur más maduros, por poner un ejemplo.
‘I Don’t Know’ («Hello Nasty», 1998)
En la misma línea podemos escuchar la simpática ‘I Don’t Know’, en la que también cuentan con voz femenina de acompañamiento, en este caso la de la japonesa Miho Hatori, cantante del grupo Cibo Matto y colaboradora de Gorillaz. El propio Horovitz dice al respecto en el ya mencionado libro sobre el grupo: “Me gusta esta canción no tanto por el tema en sí, sino más bien por lo que representa: Yauch forzando al grupo a tomar nuevos caminos”.
‘Suco de Tangerina’ («The Mix-Up», 2007)
Como ya dijimos, en 2007 Beastie Boys deciden publicar un disco totalmente instrumental bastante alejado del rap. Por ello cualquier canción de “The Mix-Up” podría aparecer aquí pero si tengo que elegir una me quedo con ‘Suco de Tangerina’ y su sabor carioca. El grupo llevaba tiempo sumergido en la música brasileña de artistas como Jorge Ben y se podría decir que esta es su manera de rendirle homenaje. Como curiosidad, y ya que os dejo a continuación el videoclip, decir que en las sesiones de grabación del disco el grupo lucía como norma la indumentaria con la que les vemos en él.
‘Don’t Play No Game That I Can’t Win’ («Hot Sauce Committee Pt. 2», 2011)
Su último trabajo discográfico no es un alarde de experimentación pero, como siempre, nos deja algún detalle. En esta ‘Don’t Play No Game That I Can’t Win’ se ponen por primera vez en manos de un productor ajeno al grupo, en este caso de Switch, encargado de la música de Santigold, quien toma también la voz cantante aquí. Como resultado, un tema que transita entre el reggae y el dancehall, con mucha melodía y las voces rapeadas de los Beastie entrando como un guante.
SUS VIDEOCLIPS: “UNA UNIÓN DE PLANOS, YENDO DE AQUÍ PARA ALLÁ”
Otra parte de los Beastie Boys que siempre me ha fascinado han sido sus videoclips. La gran mayoría de ellos tienen un mismo estilo, que describe a la perfección Spike Jonze, director de varios de ellos, en el libro: “Una unión de planos, yendo de aquí para allá. Me limitaba a escribir la descripción de los planos: “Tocando delante de un avión, columpiándose en una cámara que cuelga de una grúa”, etcétera, y entonces nos reuníamos, conducíamos un poco y rodábamos cosas”. Una actitud que alcanza su máximo esplendor en el correspondiente a uno de sus temas más famosos, ‘Sabotage’. Según Jonze, la idea era hacer un vídeo que simulara los títulos de crédito de una serie policiaca de los 70 y para ello solo necesitaban algunas pelucas y bigotes postizos. Al presentar la propuesta a la productora ésta les habló de un presupuesto de unos 85.000 dolares, ante lo que Yauch se negó rotundamente alegando que no necesitaban ni agentes de policía, ni calles cortadas, ni trailer para el equipo ni ningún otro de esos lujos asociados a la industria. Con el presupuesto rebajado al mínimo y una actitud claramente punk consiguieron rodar uno de sus videoclips más icónicos y divertidos.
Además de éste, Jonze dirigió para el grupo varios vídeos más. En algunos volvió a recurrir a los disfraces, como en el caso de ‘Ricky’s Theme’, y en otros a esa actitud de ir siempre con una cámara encima y grabar en cualquier sitio, sin solicitar permisos. Tanto es así que en el final de ‘Sure Shot’ vemos al grupo dentro de un casino de Las Vegas en unos planos que se tuvieron que grabar con cámaras ocultas y las luces rojas de éstas tapadas con cinta adhesiva para no llamar la atención. En la misma línea se encuentra el de ‘Too Many Rapers’, canción de su último disco que cuenta con la colaboración de Nas y en cuyo videoclip les podemos ver incluso rapeando por los pasillos de un supermercado (sobra decir que no pidieron permiso para hacerlo). Los propios Beastie se mostraron al principio temerosos de ver cómo se tomaría un artista del nivel de Nas la idea de rodar de esta manera, ante lo que éste contestó: “Espera… ¿Me estás diciendo que vamos a caminar por el interior de un supermercado cualquiera y a sincronizar los labios con la canción mientras miramos a cámara? ¿Ya está? ¿Y no tenemos que estar esperando durante horas mientras alguien tiene que mover unas luces o esperar que alguien traiga un frappuccino a no sé quién? ¡Genial! Vamos al lío”. Aquí os dejamos el resultado de un videoclip dirigido, por cierto, por Roman Coppola, hijo de quién ya os imagináis.
No todos sus videoclips fueron dirigidos por reputados nombres cercanos al cine sino todo lo contrario. El propio Adam Yauch se situó tras las cámaras en muchos de ellos, utilizando siempre el seudónimo de Nathaniel Hornblower, un supuesto familiar procedente de Suiza y del que se disfrazó en varias ocasiones. Tan en serio se tomó el personaje que en los MTV Awards de 1994 protagonizó una divertida anécdota al saltar al escenario cuando fueron R.E.M. y no ellos quienes ganaron el premio al Mejor Director de Videoclip por encima de Spike Jonze y su ‘Sabotage’.
Otra genialidad (o locura) de Yauch está relacionada con su concierto en el Madison Square Garden, en la presentación de “To the 5 Boroughs”, disco publicado en 2004. El grupo quería grabar aquella histórica actuación en directo y no se les ocurrió otra cosa que repartir 50 cámaras de vídeo a asistentes al concierto de manera aleatoria para que grabaran lo que quisieran. El resultado, tras una titánica labor de edición, fue bautizado como “Awesome! I Fuckin’ Shot That!” y con él podemos acercarnos a sentir lo que era vivir un concierto del grupo además de encontrarnos entre el público a actores como Ben Stiller (a partir del 1:40) o Donald Glover (justo aquí), disfrutando del directo y cantando sus canciones. Por si no me he explicado del todo bien, aquí os lo cuenta el propio David Letterman, en cuyo programa además repitieron la idea en una de las actuaciones del grupo. No fueron pocas las visitas de Beastie Boys a su show y ninguna dejó indiferente. Unos años antes llegaban a escena después de salir del metro rapeando y recorrer las calles hasta entrar en el plató.
Pero volvamos al tema principal, que son sus videoclips. Imposible obviar en este repaso rápido el correspondiente a ‘Intergalactic’, otro de esos vídeos en el que encontramos todo lo mejor del grupo. Sus rapeados a cámara vienen acompañados de disfraces (ante la atónita mirada de los transeúntes) y se entremezcla una historia entre Godzilla y los Power Rangers. Un robot enorme cuya mayor virtud es el baile se enfrenta a una especie de calamar gigante en las calles de New York. Irresistible.
Para terminar otro de mis favoritos. ‘Make Some Noise’ es el tema que abre su último disco, publicado con Yauch ya enfermo, lo que no le impidió dirigir su divertido videoclip. Éste, además, cierra un ciclo, ya que su comienzo conecta con el final del de ‘Fight For Your Right’, en el que unos jovencísimos MCA, Ad Rock y Mike D dinamitaban junto a sus colegas una fiesta de niños pijos. De aquella salen huyendo al comienzo de ‘Make Some Noise’ para seguir liándola por las calles con la peculiaridad de que quienes interpretan a los tres miembros del grupo son los actores Elijah Wood, Danny McBride y Seth Rogen. El desfile de famosos actores cómicos que vemos aquí da para una larga lista pero mejor no enumerarlos e ir descubriéndolos sobre la marcha. El vídeo dio además lugar a todo un cortometraje de casi media hora, dirigido por Yauch en uno de sus últimos trabajos tras la cámara y con una breve aparición de los tres Beastie en los minutos finales.
BREVE REPASO A SU DISCOGRAFÍA
Para terminar, y sin intención de profundizar demasiado, os dejamos un breve repaso por la discografía del grupo en un orden cronológico fundamental para entender la evolución de la banda.
«Pollywog Stew» (Autoeditado, 1982)
A comienzos de los 80 Beastie Boys daba sus primeros pasos en el punk rock intentando emular a bandas como Black Flag. El grupo estaba formada por aquel entonces por Mike Diamond como cantante, Adam Yauch como bajista, Adam Horovitz a la guitarra y Kate Schellenbach, a quién dejaron de lado de manera no del todo elegante después, a la batería. Siendo sinceros no había mucho de especial en su sonido pero sí creo que venir de la escena punk y hardcore marcó para siempre su actitud ante la música. En 1994 se reeditó con el título “Some Old Bullshit” en un disco que incluía también su primer acercamiento al rap, con cuatro canciones que fueron su puerta de acceso a Rick Rubin y Def Jam.
«License to Ill» (Def Jam, 1986)
Con Rick Rubin como productor y mentor el grupo inaugura Def Jam, sello imprescindible después para la historia del rap norteamericano. Aunque todas sus canciones son rapeadas el disco contiene unas cuantas guitarras y samples rockeros que les dan un marcado toque de originalidad. Fue todo un éxito, con canciones como ‘Fight For You Right’ a la cabeza y el grupo inmerso en una eterna gira, llenando cada vez lugares con mayor aforo y con un espectáculo casi a la altura de las grandes bandas de rock. Como ya hemos contado más arriba, cuando terminó la gira se encontraron con que Def Jam no iba a pagarles por el disco y de esa manera se puso fin para siempre a la relación con el sello y Rick Rubin. Además, los tres miembros del grupo se distanciaron por primera vez, con Yauch abandonando la formación y Horovitz marchándose a Los Ángeles para comenzar una fugaz carrera como actor. En otras palabras, Beastie Boys estuvieron a punto de morir de éxito.
«Paul’s Boutique» (Capitol, 1989)
Horovitz descubre en Los Ángeles a una pareja de productores conocidos como Dust Brothers, comienza a trabajar con ellos, llama a Yauch y Diamond y los tres Beastie Boys se reúnen, esta vez en la otra punta de EEUU. Recordemos que el grupo estaba sin sello discográfico pero, tras el éxito de su debut, no fue difícil encontrar pretendientes y el más cercano geográficamente fue Capitol. Con un presupuesto abultado y grandes expectativas dieron forma a “Paul’s Boutique” pero su lanzamiento fue un desastre, con el sello más preocupado por otros artistas, algunos problemas de distribución y propuestas promocionales tan surrealistas como la de insultar a MC Hammer para crear polémica y aparecer en los medios, algo que el grupo rechazó rotundamente. Independientemente de su no éxito, “Paul’s Boutique” es un gran disco y un tremendo paso adelante, con una labor de sampleo titánica y una marcada madurez que le llevó a ser bautizado por algunos como el «Sgt. Pepper’s» del rap. En cualquier caso, sirvió para ponerles definitivamente los pies en el suelo y dejarles claro que no podían vivir de las rentas.
«Check Your Head» (Capitol / Grand Royale, 1992)
Tras el fracaso comercial de “Paul’s Boutique” la banda sigue asentada en Los Ángeles y comienza a trabajar en su siguiente disco con calma. Lo hace sin la presión de una discográfica, Capitol, inmersa en cambios de directivos y preocupados por otras cosas, lo que les lleva a crear su propio estudio de grabación, uno con cancha de baloncesto y rampa de skate incluido. Allí dan respuesta a su anterior sonido dejando de lado los samples y colgándose de nuevo los instrumentos. Es también el momento en el que se une al grupo Mark Nishita a los teclados, dando un sonido mucho más orgánico a las canciones, y comienzan a trabajar con Mario Caldato como productor. Así, y sin dejar de lado el rap, no solo recuperan el punk rock de sus inicios, con canciones como ‘Time for Livin’ o ‘Gratitude’, sino que todo el disco está salteado de un espíritu funk y tropical influenciado por toda la música que el grupo estaba escuchando en aquel momento. Esta etapa de efervescencia creativa les lleva también a crear un fanzine, su propio sello discográfico, Grand Royale, que mantendrán abierto hasta el año 2000, y la tienda de ropa y posterior marca X-Large. Además, vuelven a girar por pequeños clubs, recuperando la esencia del grupo y sin más expectativas que pasarlo bien en el escenario. Como anécdota decir que cuando se reunieron con el responsable de la promoción del disco en Capitol éste les propuso ‘Jimmy James’ como single de adelanto, un tema que abría el álbum casi de manera introductoria. Era lo único que había escuchado y tuvieron que ser ellos mismos quienes le convencieron de que el single más claro era ‘So What’Cha Want’. Obviamente tenían razón, porque es una de las mejores canciones de su discografía.
«Ill Communication» (Capitol / Grand Royale, 1994)
En aquella época pasar tiempo en el estudio de grabación era divertido para ellos y además habían recuperado su autoestima después de la gira de “Check Your Head”, por lo que en tan solo un par de años publicaron su siguiente disco. “Ill Communication” es para muchos su mejor obra y tiene temas tan míticos como ‘Sure Shot’, ‘Root Down’ o la imprescindible ‘Sabotage’, canción cuya parte instrumental nació de manera improvisada y se terminó en menos de dos horas. Siguiendo con el equipo técnico y la actitud de su anterior disco, las canciones más raperas conviven con el punk rock y el funk y Yauch da rienda suelta a todas las influencias recogidas en sus viajes por la India, Nepal o el Tibet. “Ill Communication” consigue auparlos de nuevo al número uno de ventas y la banda vuelve a convertirse en una de las más grandes del planeta llegando a encabezar el festival de Lollapalooza. Lo mejor es que han vuelto a la cima después de arrastrarse por el fango y como si aquel megaexitoso debut de mediados de los 80 no hubiera existido.
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«Hello Nasty» (Capitol / Grand Royale, 1998)
Dice Ad Rock que “Hello Nasty” es su mejor disco y quién soy yo para decir lo contrario. El grupo deja Los Ángeles y vuelve a New York, a sus orígenes, se empapa de la nueva escena que había surgido allí, con grupos y artistas como Sean Lennon, Cibo Matto o Sonic Youth, hacen amistad con ellos, superan la treintena y se convierten definitivamente en adultos formando familias. El disco es otro marcado paso adelante en su sonido ya que por un lado incluye canciones realmente pop, como ‘Song for the Man’ o ‘I Don’t Know’, y por otro lado está lleno de scratchs gracias a la incorporación de Mix Master Mike, su DJ con más personalidad. Además cuenta con colaboraciones vocales como las de Lee Scratch Perry, Brooke Williams y Miho Hatori. Contiene otro buen puñado de canciones inolvidables como ‘Body Movin’, ‘Three MC’s and One DJ’ y, sobre todo, ‘Intergalactic’ y para su gira de presentación el grupo decide utilizar un escenario circular y giratorio situado en medio de los recintos en los que actúan. Siguen en una cima de la que ya nadie parece poder bajarles.
«To the 5 Boroughs» (Capitol, 2004)
Tras “Hello Nasty” y dos años de constante gira el grupo se permite un pequeño parón que se vio ampliado por una lesión de clavícula de Mike D. No fue hasta 2001 cuando empezaron a trabajar en sus nuevas canciones, con la premisa casi impuesta por Yauch de que fueran únicamente de rap. Con Mix Master Mike de nuevo a los platos y ya sin Mario Caldato a la producción dan forma a un “To the 5 Boroughs”, que va a quedar irremediablemente marcado por los atentados del 11 de septiembre. El disco se torna más serio y son constantes las referencias a New York, desde la propia canción ‘An Open Letter to NYC’ hasta el videoclip de ‘Right Right Now Now’ pasando por la propia portada. También nos encontramos con algunas de sus bases más oscuras, como la de ‘Rhyme the Rhyme Well’, mucha influencia electro y letras que hablan de racismo, armas nucleares y homofobia. No es un mal disco, pero después de trabajos tan variados como los anteriores tal vez acaba resultando algo monótono.
«The Mix-Up» (Capitol, 2007)
Siempre ajenos al inmovilismo, la respuesta directa a un disco puramente rap llegó tres años después con la publicación de un disco totalmente instrumental y con todo tocado por ellos mismos, junto al habitual Mark Nishita y el batería y percusionista Alfredo Ortiz. Para hacerlo más loco todavía el grupo se compró trajes de segunda mano de la década de los 50 y 60 y los establecieron como estricta regla de etiqueta para la grabación. Si bien es verdad que no estaríamos hablando de estas canciones si no estuvieran firmadas por los Beastie Boys también hay que reconocer que el disco es bastante disfrutable. ‘Suco de Tangerina’ tiene sabor brasileño, ‘The Gala Event’ es pura psicodelia, ‘Electric Worm’ tiene ritmazo funky y ‘Off the Grid’ unas guitarras llenas de groove. Póntelo y déjate llevar.
«Hot Sauce Committee Part. 2» (2011)
Todo lo que rodea al último disco de los Beastie Boys es bastante agridulce. Se iba a publicar en 2009 pero cuando le diagnosticaron la enfermedad a Yauch se canceló. Finalmente se lanzó en 2011, con la coletilla de “Pt. 2”, como si hubiera habido una primera parte perdida. En él recuperaron la esencia de discos como “Check Your Head” o “Ill Communication”, con canciones más festivas y algunos recuerdos al punk de sus inicios, y contaron con colaboraciones de grandes nombres como los de Nas o Santigold. Tras su lanzamiento Adam Yauch sufrió una recaída y un año después falleció, por lo que nunca hubo una gira de presentación y canciones como ‘Make Some Noise’, que podría convertirse en otro de sus grandes hits, nunca llegaron a sonar en directo. Así, Beastie Boys llegaban a su fin dejando un legado enorme. Nunca les olvidaremos.