Entrevista con Berri Txarrak: «La comodidad y el rock siempre se han llevado mal»


«Hay que salir del “guetto” porque la comodidad y el rock siempre se han llevado mal. Estando en el sofá no ocurren cosas pero claro, tienes que tener ganas y mucha determinación» (Gorka Urbizu, Berri Txarrak)
Se me ocurren muchos motivos para hablar con (y de) Berri Txarrak: una trayectoria de más de veinte años, un disco triple publicado hace dos y grabado con tres productores como son Bill Stevenson, Ross Robinson y Ricky Falkner, giras por Latinoamérica, Europa y Asia o una carrera siempre ascendente que les ha llevado a un considerable nivel de popularidad en nuestro país, cantando en euskera y haciendo una música que no suena en los medios mayoritarios. Todos ellos son tan válidos como el que realmente nos ocupa, que no es otro que el llenazo de esta noche en la sala La Riviera de Madrid. Con las entradas agotadas desde hace semanas Berri Txarrak conquistan definitivamente la ciudad tras años y años de trabajo, a veces contra viento y marea, y actuarán acompañados de Viva Belgrado y The Secret Society formando un tridente de auténtico lujo.
Para charlar sobre este concierto y repasar algunos momentos de la extensa carrera del grupo nos reunimos ayer con Gorka Urbizu, guitarra y voz de la banda además de miembro fundador de la misma. Con las ideas claras, Gorka no solo demuestra determinación en cada respuesta sino también una pasión por la música sin la cual sería imposible que un proyecto tan intenso como este siguiera adelante. Con la actual formación, que completan David Gonzalez al bajo y Galder Izagirre a la batería, la salud del grupo parece inquebrantable a día de hoy.
Vamos a empezar por la actualidad. Mañana tocáis en La Riviera, la sala de mayor aforo de Madrid, con todo vendido desde hace unas semanas. ¿En qué momento pensasteis en dar este paso y lanzaros a organizar una fecha allí?
Bueno, fue como una apuesta. Queríamos darle el colofón al disco y poner la guinda al pastel después de dos años de gira intensa. También es verdad que teníamos pistas de que podía funcionar porque en Joy Eslava hicimos sold out y luego tocamos en el Palacio de los Deportes con Rise Against y Refused. Ha habido conciertos en Madrid muy especiales y fue como “vamos a ver que sucede”. Creo que lo hicimos bien, con tiempo, y la verdad que es increíble. Suena a tópico pero es un sueño hecho realidad, un hito para nosotros. Empezamos tocando aquí en Madrid en salas muy pequeñas y la verdad que ha costado pero estamos muy contentos.
Además aquí sufristeis cierta censura en su momento. Recuerdo un concierto cancelado en Caracol o cuando actuasteis en Ritmo y Compás bajo un seudónimo. Imagino que por todo aquello hará incluso más ilusión u os sentiréis más orgullosos.
Bueno, sí, a veces ha sido duro o no ha sido posible. En el 99 o el 2000 ya estábamos tocando aquí en salas como la Jimmy Jazz así que hemos tardado mucho en llegar donde estamos pero eso también te hace valorarlo el doble.
A día de hoy seguimos encontrándonos intentos de censura en la música y el año pasado mismamente se intentaba poner trabas al concierto de Fermín Muguruza en el Cultura Inquieta de Getafe. ¿Con Berri Txarrak esa situación se ha normalizado?
Bueno, no me atrevo a decir tanto porque no hay más que ver la actualidad y lo que está pasando con gente como Cesar Strawberry. La censura existe y me temo que seguirá existiendo así que creo que no puedes poner la mano en el fuego con esta gente. Creo que es un poco lotería. Lo que está claro es que la actitud es seguir haciendo las cosas como te gustan, como crees que hay que hacerlo y ya está.
Hablando de llenazos, en el documental “Zertarako Amestu” que publicabais después del “Jaio.Musika.Hil” hablabais del concierto en el Apolo de Barcelona como un punto de inflexión a la hora de salir a tocar fuera del País Vasco.
Fue como un momento en el que nos dimos cuenta de que algo estaba pasando. Desde entonces hemos vuelto a Barcelona, hemos tocado varias veces más en la Apolo y casi siempre sold out así que se ha convertido en una sala fetiche, pero aquella fue la primera y sí que se puede decir que toda esa labor de pico y pala que habíamos hecho durante años, haciendo un montón de fiestas de pueblos por Cataluña, notamos que finalmente dio sus frutos. Siempre hemos creído en eso pero bueno, puede no funcionar, no siempre se acierta. En esta gira, por ejemplo, también nos hemos encontrado con que llenábamos un sitio como Valencia, donde siempre hemos tenido nuestro público, pero donde ahora de pronto vas a una sala grande y haces sold out.
También igual Cataluña es un sitio que, por cercanía, anima a las bandas a salir del País Vasco, donde hay un circuito muy interesante de conciertos que igual hace que algunos grupos no se arriesguen a salir fuera.
Claro, es más cómodo quedarse allí, y es verdad que hay muchas, muchas bandas que lo hacen. Es respetable pero desde luego no es nuestra filosofía. Nosotros no salimos de allí casi hasta el cuarto disco y creo que también está bien y es algo natural, crear tu base de fans y luego ir ampliando poco a poco. Pero sí, yo recuerdo bandas que para mí eran referencia y hablando con ellos me decían “¿y para qué vas a ir a tocar allí?”. Yo creo mucho en las inercias y si nuestra actividad sirve para que otros grupos que vienen detrás se animen o se abran ciertas puertas pues encantados. Hay que salir del “guetto” porque la comodidad y el rock siempre se han llevado mal. Estando en el sofá no ocurren cosas pero claro, tienes que tener ganas y mucha determinación.
Siempre me ha llamado la atención de vuestros directos que seguís haciendo versiones a pesar de tener una larga trayectoria y muchas canciones propias. Y no solo eso, sino que además suelen ser de temas actuales. Os he escuchado hacer versiones de The Black Keys, de Foals, algún guiño a Mastodon… Algo tan obvio como que un músico esté al tanto de la actualidad musical creo que realmente no lo es y a veces me da la sensación de que algunos viven muy ajenos a lo que está ocurriendo en la música.
Nunca hemos dejado de escuchar música y esto es un constante aprendizaje. También es que nos gusta vacilar (risas). Hay gente que se enfada y dice “joder, tenéis un montón de discos y os ponéis a tocar versiones” pero para nosotros es importante divertirnos y tener esa libertad de que si te apetece tocar un riff de Delorean pues lo tocas y ya está, no pasa nada. De hecho nos gusta buscar algo un poco diferente y ajeno a lo que la gente puede pensar que es tu estilo. Por ejemplo, últimamente en ‘Oreka’ insertamos un medley de grupos electrónicos y nosotros somos un grupo super orgánico, que nunca ha utilizado nada de electrónica, pero precisamente por eso nos apetece. Al final una buena canción es una buena canción y ya está.
La de Foals igual también descolocaba un poco.
Sí, sí, alguno se pone en alerta (risas). Pero bueno a nivel de estilo la batalla ya la hemos ganado hace tiempo. Probablemente si le pones una etiqueta a nuestra música te vas a quedar corto por lo menos. Y ya con este último disco triple más todavía.
También en relación a esto nos encontramos con que mañana lleváis como teloneros a Viva Belgrado y The Secret Society y que en general cuidáis mucho con qué grupos tocáis. Es algo que se agradece porque es habitual ir a un concierto y encontrarte a unos teloneros que no sabes muy bien por qué están ahí. No sé hasta que punto es difícil mantener el control sobre esto.
Nosotros intentamos controlarlo y que sea un grupo atractivo, tanto para nosotros como para el público, y llevamos ya varios años, casi desde el “Jaio”, que por lo menos en los conciertos en casa damos la oportunidad de tocar a un montón de gente. No nos gusta repetir y coger a una banda para hacer toda una gira, nos gusta más dar la oportunidad a diferentes grupos porque al final movemos bastante gente y sabemos la importancia de eso, de tocar delante de mil personas. A veces es jodido también, porque nosotros hemos sido banda invitada y a veces la gente viene a ver lo que viene a ver y no es un publico muy agradecido pero bueno… ya más no podemos hacer. Pero sí, si hemos dado 300 conciertos en los últimos cinco años igual hemos invitado a 200 bandas, sin exagerarte. Grupos que nos atraen y que les vemos algo, que nos gustan. Aquí yo creo que el cartel es un lujo, The Secret Society a mí es un grupo que siempre me ha tocado la fibra y con Viva Belgrado siempre estábamos a punto de coincidir y no había manera y esta vez ha cuadrado. Yo creo que la gente lo agradece.
Claro, al final queda un cartel que invita a estar en la sala desde el principio y disfrutar de las bandas.
Sí, más que un concierto parece un mini festival (risas).
Un poco también lo que ocurrió en el concierto que comentabas antes del Palacio de los Deportes, donde tocasteis con Rise Against y Refused.
Rise Against es que también cuida mucho eso. A esos niveles igual es más complicado y ya hay más agencias de por medio, no sé cómo funcionará, pero sí me consta que lo cuidan mucho. Si te fijas en las giras de Rise Against es así. Ahora tocan con Deftones, han hecho giras con Rancid… siempre con bandas interesantes.
A Viva Belgrado los vimos hace poco en Moby Dick y la verdad es que me vino Berri Txarrak a la mente. Aunque sois grupos muy diferentes me da la sensación de que tienen esa misma actitud de lanzarse a por todas, de curtirse en directo, y que además han conseguido llegar a la gente haciendo una música bastante poco accesible. Especialmente a la gente joven.
Están haciendo las cosas bien, ves en ellos una banda real, creíble. Estamos rodeados de tanto plástico que cuando surge algo así se nota. Ves que hay un proyecto, un plan, unas letras cuidadas… todo eso acaba floreciendo. Nadie tiene la llave del éxito pero a base de constancia y trabajo te llega el reconocimiento y a Viva Belgrado le está pasando, aunque es un grupo que tiene mucho que decir todavía. Aún no los he visto en directo.
Pues vas a flipar.
Otra de las razones de invitar a bandas es esa, que como estás siempre tocando y no puedes ir a bolos, así los puedes ver aunque sea desde la entrada a los camerinos (risas).
Hace poco fuisteis vosotros los que hicisteis de teloneros de Descendents en su gira por Latinoamérica, ¿qué tal la experiencia?
Brutal. Era la primera vez que Descendents iban a Latinoamérica así que había además como un fervor enorme y la verdad que están en forma. El disco nuevo a mí me parece un discazo y en directo igual, ves a Bill Stevenson, un tío que ha tenido unos problemas de salud muy grandes, y ahí está tocando punk como un campeón y luego echándose sus tragos en el camerino (risas).
En uno de los discos del “Denbora da Poligrafo Bakarra” os hizo de productor. ¿Llegó por ahí la conexión?
Sí, y lo de Bill viene por Tim, de Rise Against, que nos decía siempre que teníamos que grabar con él. Luego coincidió que nosotros íbamos a Latinoamérica y Bill nos dijo que ellos también así que podíamos hacer algo juntos. Ahí se nota también el espíritu punk rock, porque son bandas que llegan a esas altas esferas pero vienen de donde vienen y mantienen ese espíritu con este tipo de detalles. Le dicen a su agente “oye, tienen que tocar estos con nosotros”, y gracias a eso estás ahí.
No quería preguntarte demasiado sobre “Denbora…” porque al final ya han pasado más de dos años desde que lo publicasteis pero no puedo resistirme a hablar del disco con Ricky Falkner. Cuando vi la foto que colgasteis en redes diciendo que estabais con él en el estudio pensé que de ahí tenía que salir algo grande porque soy muy fan de todo lo que ha hecho Ricky: Standstill, Egon Soda… Al final es sin duda mi disco favorito de los tres.
Sabíamos que iba a ser el que más iba a sorprender y también el que iba a tocar más las pelotas a nuestro fan más purista (risas). Pero bueno, creo que con el tiempo ya hemos ido acostumbrando a nuestro público a que podemos dar volantazos en algún momento y la verdad es que para nosotros ha sido una experiencia brutal. Nos gustaba todo lo que había hecho, lo que decías, Egon Soda, Standstill, y nosotros teníamos la idea de hacer el disco triple y en uno por lo menos experimentar un poco más, bajar la velocidad y a ver que salía, y creo que fue un acierto de pleno contar con él. Yo creo que igual es el mejor músico con el que he estado en la vida. Como músico integral, te quiero decir. Un tío capaz de tocar cualquier instrumento a la primera, de verla venir, tener una visión de la canción brutal, proponer arreglos… Aquí tuvimos la oportunidad de ver a tres productores y cada uno de un padre y una madre pero quizá la labor más de productor, de aportar a las canciones y que éstas cambiaran de cómo estaban en el local a como se grabaron en el estudio fue Ricky Falkner. Igual otros te aportan más a nivel espiritual, o a nivel técnico, pero a este nivel fue Ricky. También es importante ir con la mente abierta a que ocurran cosas en el estudio y que tu cancioncita, que la tienes bien atada, cambie y te lleve a otro sitio, y yo creo que en este caso íbamos preparados a nivel actitud para dejarnos llevar. No puedes ir agarrotado, pero eso con todo el mundo. Cuando grabamos el “Haria” con Ross Robinson en la primera toma me puso a mí un sonido que parecía que había un teclado y tuvimos que hacer pausa y reunión (risas).
Comité de crisis.
Sí, sí, totalmente, porque era como “somos un trío super orgánico, bajo-batería-guitarra… ¡no queremos ser Depeche Mode!” (risas). Y bueno, ahí él nos dijo “habéis venido aquí y hay que dejarse llevar”. Y tenía toda la razón. Pero bueno al final es lo que tiene trabajar con productores, que estás poniendo tu trabajo en las manos de otro. Siempre es una colaboración, nadie impone nada a nadie, pero tienes que estar dispuesto a que ocurran cosas. Está guay, aunque a veces te da dolor de huevos (risas). De todas maneras yo siempre digo que el sonido es un medio, no un fin. Hay mil formas de sonar pero en una canción lo que importa es la canción y ya está.
¿Y qué tal la respuesta del público a las canciones que grabasteis con Ricky?
Pues al final, no sé si contra todo pronóstico, es del que más positivamente se ha hablado. La gente te lo recalca y muchos a los que les gusta la música más dura te venían y te decían por lo bajini “me jode, pero el que más me gusta es el segundo” (risas). Es curioso también lo de los estilos porque nosotros a éste lo llamábamos nuestro disco pop y cuando hablamos con Ricky y le dijimos que habíamos hecho unos temas más pop y vino al local de ensayo a escucharlas dijo “¿pop?, ¿esto pop?” (risas). Para nosotros era un disco más pop pero para él era totalmente rock.
Publicabais también hace poco el documental “Iragana Aurretik” en el que repasabais vuestra carrera además de la grabación de este último disco. Tanto en éste como en el anterior documental habláis de la época del “Jaio.Musika.Hil” como un momento duro y de mucho desgaste, parece que especialmente por la extensa gira que siguió al disco. En los últimos años tampoco habéis parado de girar y os habéis embarcado en un proyecto de veinte canciones grabadas en tres estudios diferentes. También es un momento muy intenso ¿no?
Sí, es intenso pero creo que está más controlado. De aquello tampoco me arrepiento pero terminamos un poco quemados y sí que se llevó por el camino algunas cosas. Ahora hemos encontrado el equilibrio y aunque somos una banda muy activa y nos proponemos cosas como estas, de sacar un disco triple y hacer tres grabaciones en un año, a la vez creo que controlamos los tiempos mucho mejor que antes. Hay algo más de orden, aunque tampoco demasiado porque al final los bolos vienen como vienen. Tú te haces la gira perfecta en tu mente pero luego no es así, van surgiendo cosas y se va haciendo el calendario poco a poco. Por lo menos nosotros no podemos hacer planes a largo plazo. La gente me pregunta qué voy a hacer el año que viene y no lo sé, igual te digo algo pero luego se me jode todo. Pero bueno, aquello nos curtió como banda y estábamos de pleno con esa filosofía de “jaio, musika, hil” a muerte y ahora lo seguimos estando pero de manera más ordenada.
También hablabas en este último documental de la etapa del “Payola” como bastante complicada. Desde fuera no lo pareció porque estabais en un momento de crecimiento. A mí lo que me pareció fue un disco arriesgado porque se notó un montón el cambio de sonido con la grabación de Steve Albini. Personalmente es vuestro disco que más me ha impactado de primeras.
¿Sí?
Sí, sobre todo por el cambio de sonido, esa crudeza… lo noté mucho.
Bueno ahí lo que ocurrió es que se torció un poco la gira. Arrastrabamos el cansancio del “Jaio” y no llegamos con la frescura suficiente. Aitor, fundador conmigo de la banda, 17 años juntos, mi hermano musical, a mitad de la gira dice que así no puede seguir… Bueno hubo crisis por ambas partes, porque a mí también me ocurrió. Estábamos cansados, como sin ganas de seguir, solo que en ese proceso, después de reposar y ver qué pasa, yo dije “a muerte” y él dijo “uf, yo no me veo”. Es duro pero bueno, ya está superado. Yo ahora no me arrepiento de nada, luego han venido discos super interesantes y ahora mismo la nueva formación es brutal y llevamos siete años juntos, es un Berri 2.0 pero ya está muy consolidada. Lo bueno y lo malo de esta banda es que como es tan activa están pasando cosas constantemente y no hay sitio para la nostalgia.
Mañana cerráis la gira en Madrid aunque luego todavía tenéis alguna fecha en festivales.
Sí, yo sé que es raro anunciar fin de gira cuando tienes en junio conciertos (risas). Pero bueno de alguna forma hay que cerrar ya la época de “Denbora da Poligrafo Bakarra”, que han sido ciento y pico bolos. Este verano vamos a hacer festivales pero para nosotros ya es otro chip, otra puesta en escena y ya está. ¡La gira acaba mañana! (risas). Luego tenemos tres meses sin tocar, que eso es la ostia también (risas).
Entre los festivales que habéis anunciado está el Primavera Sound. Me sorprendió veros en el cartel porque al final siempre habéis tocado en festivales más centrados en el punk o el hardcore, como el Resurrection o el Viña Rock, aunque es cierto que en el Primavera tiene cabida casi todo.
Yo estoy super contento la verdad. Volvemos a lo mismo de los estilos, yo veo festivales en los que nunca hemos tocado que me encantan las bandas que van allí y pienso que podríamos tocar. No creo que sea el único al que le guste Biffy Clyro o Foals y a la vez Converge. No soy un bicho raro, conozco a mucha gente a la que le pueden gustar estos grupos, aunque tal vez todos sean bichos raros (risas). En el fondo sí, tienes que tener cierta inquietud y curiosidad musical pero no somos los únicos. Yo lo agradezco mogollón. Me gusta tocar en el Viña Rock pero creo que es también una oportunidad muy grande tocar en el Primavera Sound o en el Sonorama, que estuvimos el año pasado. Yo soy más de sala, pero al final decir esto también es un poco una excusa barata porque claro, es más fácil hacer una sala, tienes el público para ti, pero en un festival lo que tienes que intentar es que se convierta en una sala y eso no es tan fácil.
Para ir terminando, y aunque nos decías que no sabías que ibas a hacer el año que viene, cuéntanos cuales son los planes futuros. No sé si os queda ya algún productor con el que os gustaría especialmente trabajar.
Sí hombre, por gustar sí (risas).
En el documental decíais que a las grabaciones vais también a aprender. ¿Tal vez en un futuro acabéis produciéndoos vosotros mismos o necesitáis esa figura externa que aporte otro punto de vista?
Hombre capaces yo creo que seríamos y siempre hemos estado muy metidos en el proceso. Aprendes mucho porque cada productor con el que hemos trabajado tiene una forma de ver la música y eso es super interesante. También creo que la figura de una tercera persona que tome decisiones cuando la cosa se tuerce es importante. Hay mil pequeñas decisiones que tomar en un disco y a mí, por ejemplo, me cuesta mucho, y tener alguien en quien puedas confiar que te diga “esto tiene que ser así” es una gran ayuda. Esa es la figura del productor y tienes que confiar en él aunque no siempre acierte. Yo hay canciones ahora que pienso que igual teníamos que haberlas llevado para otro lado o que han perdido algo en el camino pero bueno, esa duda siempre te va a quedar.
¿En directo eso a veces se compensa?
Bueno, hace tiempo aprendimos que el directo es otra cosa. No nos obsesionamos en que suene como el disco, es otro hábitat y nuestro espíritu es… no sé si llamarlo punk, pero no somos nada perfeccionistas. Quizá tendríamos que serlo algo más (risas). No, que viva el fallo, metemos gambas y somos conscientes de ello pero prevalece otra cosa, la actitud, la energía… También por eso cambiamos a menudo el set list, aunque los técnicos nos echen la bronca (risas).
En el concierto de la Joy Eslava por ejemplo recuerdo que estabais tocando el “Denbora…” entero y a mitad del set list tuvisteis que insertar ‘Oihu’ porque empezó a corearla la gente.
Hostia es verdad, no me acordaba (risas). Eso mola, sí. También va a estar guay el bolo de mañana por eso, que hubo gente que no le gustó que tocáramos el “Denbora…” entero en la Joy.
A mí me parece estupendo que si presentas un disco nuevo lo defiendas en directo.
A mí también. Ya habrá tiempo de tocar otros temas y tú estuviste en el bolo que tocamos este disco entero, que es una cosa que seguramente no se repita más.
Bueno y ya para terminar, ahora sí, ¿algún plan cercano?
Sí, sí, nos apetece sobre todo hacer canciones nuevas.
¿No tenéis ninguna de momento?
No todavía, pero la intención es ponerse ya.
Esos tres meses de descanso de los que hablabas…
Eso es, esos tres meses a muerte (risas). Sí, ya toca, porque aunque no hemos parado a lo tonto van a ser ya tres años desde que publicamos el “Denbora…”. Apetece hacer algo nuevo, aunque el problema es qué hacer.
Después de un disco triple ya no sé con qué podeís sorprender.
Yo haría otros tres, te lo juro (risas). De verdad eh. Para mí a nivel de estilo sería más fácil.
Hombre sí es cierto que de esa manera queda todo muy encajonado en su estilo y en “Denbora…” podías escuchar cualquiera de los discos de manera individual según lo que te apeteciera.
Sí. Pero bueno, tampoco es plan de hacer otro triple (risas).
Texto: Iván Díaz
Fotografías: Luis Arteaga