Quique González & Los Detectives @ Teatro Circo Price (Madrid) 09-07-2016


El año pasado disfrutábamos del concierto en solitario de Quique González en el Galileo Galilei, un espectáculo que se antojaba muy diferente al ofrecido este sábado en el Teatro Circo Price. En esta ocasión el músico madrileño volvía a su casa pero lo hacía en compañía de su nueva banda, Los Detectives, buscando junto a ellos un mayor protagonismo del rock en un espacio con mucha más capacidad. Un aforo que pese a todo estuvo a punto de colgar el cartel de no hay entradas en la primera de la dos citas consecutivas que Quique González y los suyos habían programado en la capital. Salta a la vista que Quique es hijo predilecto de la ciudad de Madrid y cualquier concierto suyo aquí se convierte casi sin querer en una reunión de amigos incondicionales que siempre responden a su llamada. Un cariño que funciona en ambas direcciones, haciendo de cada encuentro algo íntimo y plagado de momentos sinceros.
Pese al buen sonido y carácter teatral de su espectacular puesta en escena, la cual recreaba una espectral ciudad con farolas, un teatro tal vez no fuese el espacio más propicio para este formato de concierto, algo que quedo patente cuando el público saltó en varias ocasiones de sus butacas incapaz de contener el baile y ansioso por cantar a pleno pulmón algunos de los éxitos más reconocibles de su extenso repertorio. Como el gran contador de historias que es, Quique González dividía el concierto con maestría en cinco bloques que arrancaban tocando por completo la cara A de su último trabajo: «Me Mata Si Me Necesitas». Destacada la interpretación de ‘Charo’ a dúo con Nina, a quien el líder de los Detectives cubrió de merecidos elogios durante todo el recital.
Tirando de amiguetes y siempre agradeciendo su participación, Quique González empezaba un segundo pasaje con un tono más crítico, donde aprovechaba para subir la intensidad juntando hasta cuatro guitarras en escena. Especialmente potentes sonaron temas como ‘¿Dónde Está el Dinero?’ o ‘Tenía que Decírtelo’, en el que Nina volvía a intervenir con unos coros perfectos. Más tarde se daba paso a una revisión de su disco más famoso, el magistral «Salitre 48». Convertido en un álbum de culto gracias la perfección de cada una de sus piezas, de él salieron canciones como ‘Tarde de Perros’, ‘La Ciudad del Viento’ y por supuesto ‘Salitre’, que fue interpretada con una gran cadencia y, como viene siendo habitual en sus conciertos, fue coreada en pie por el público, resonando con fuerza en todo el teatro. Tras ella el «inspector jefe» se quedaba a solas con uno de sus detectives más aventajados, un Eduardo Ortega al violín con el que tocaba ‘En el Disparadero’ y al que cedería más adelante el escenario y el protagonismo para que este interpretase una canción suya. Entre medias uno de los momentos álgidos del concierto en el que Quique dejaba en voz de Nina ‘De Haberlo Sabido’, un gesto con el que demostraba una vez más su humildad y el profundo respeto que profesa a cada uno de sus músicos, cosa que se traduce en una banda unida y sin fisuras que suena con la seguridad de una manada de bisontes.
De vuelta a su nuevo trabajo discográfico, tocaba completar la cara B de «Me Mata Si Me Necesitas». Con sus dos últimos temas atrayendo todas las atenciones, sonaba ‘No es lo que Habíamos Hablado’ y para cerrar ‘La Casa de Mis Padres’, una dura letra que habla sin tapujos del sentimiento de soledad tras la pérdida de sus dos padres, homenaje que resultó tan crudo que el propio Quique tuvo que empezar de nuevo después de perderse en sus propias emociones. Arropado con todo el mimo de su público y con los deberes hechos, se retiraba a camerinos para volver y regalarnos ‘Pequeño Rock & Roll’, ‘Su Día Libre’ y ‘Avería y Redención’. Superada ya la hora y media, la banda ofrecía un nuevo bis con el que cerrarían una faena de dos horazas, como viene siendo habitual en los conciertos de Quique González. En esta ocasión nos daba la estocada definitiva con ‘Aunque tu no lo Sepas’ y salía por la puerta grande con su ‘Clase Media’. Otra vez más un recital solo a la altura de los más grandes, en el que la figura de Quique González reclamó sin querer el trono que se merece dentro del rock and roll nacional.
Fotografías: Luis Arteaga