Nu Genea + Goran Bregović @ Noches del Botánico (Madrid) 14-06-2023


Siempre es un placer volver a las Noches del Botánico. Sin duda, este es uno de los ciclos más variados y diferentes que tenemos. Situado en un enclave especial, en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII, en plena Ciudad Universitaria, su programación esconde cada año joyas por descubrir y apuestas con tanto riesgo como buen gusto artístico. En esta ocasión, a alguna mente inquieta se le ocurría organizar un concierto doble con dos propuestas aparentemente muy dispares. Unidas, tal vez únicamente, por ese inmenso Mar Mediterráneo en el que se mezclan culturas y músicas del mundo. Este sería un viaje musical desde Italia a los Balcanes.
Con esta mentalidad abierta y universal, de Nápoles al mundo, el dúo Nu Genea firmaba el pasado año un disco con un sonido integrador y absolutamente mediterráneo. En él, recogían todas esas influencias que trae nuestro querido mar común, las metían en una coctelera y nos servían en una elegante copa de estilo setentero uno de los álbumes del año. Su fecha en el Botánico estaba marcada en amarillo en nuestras agendas y allí acudía para contemplar atónito el despliegue de músicos sobre el escenario. Al dúo original compuesto por Lucio Aquilina y Massimo Di Lena, en sendos teclados y sintes, se les unían hasta seis intérpretes más tocando al mismo tiempo con una instrumentación deliciosa que estiraba como un chicle el concepto del italodisco.
Fiesta absoluta sobre una pista que no dejaba de bailar esos ritmos de funky y disco que la banda llevaba al éxtasis instrumental con rompepistas como ‘Marechià’, ‘Tieneté’, ‘Praja Magia’ o ‘Disco Sole’. Todo ello acompañado siempre del protagonismo de Fabiana Martone, maestra de ceremonias que desplegaba sobre el escenario derroche de voz y una capa dorada que se transformaba en una alas de inconfundible estilo azzuro. Mención aparte para un amplio grupo de tifosi que hondeaban banderas y bufandas del Napoli. Más italiano imposible. Fue maravilloso poder verles en directo y superaron cualquier expectativa. Son, en mi humilde opinión, la mejor banda de italodisco y de funky que conozco en activo.
Turno entonces para un Goran Bregović al que tenía poco controlado más allá de la correspondiente escucha previa a cualquier cobertura. ¡Y vaya locura! Con una puesta en escena totalmente étnica, con coristas con vestidos tradicionales de la región balcánica, sección de vientos, un tío con un tambor y el propio Bregović despachando unos ritmos imposibles de descifrar. Por momentos haciendo hincapié en la repetición de estructuras y por otros momentos siendo absolutamente impredecible. La pista y las gradas del Botánico se convertían ahora en una gran verbena serbiobosnia, con cientos de compatriotas y militantes unidos a la causa, bailando como descosidos y lanzando cervezas al aire.
No puedo retratar aquí más que el asombro ante semejante desparrame, con momentos cumbre como la tonadilla detrás de ‘Gas Gas’ y también algunas de esas bellas baladas de nombre impronunciable que hacían tan especial la nostalgia característica de las noches de verano. Me fui de allí con la sensación de no haber entendido muy bien lo acontecido, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Tal vez todo se reduzca a eso; la música no está hecha para entenderla sino para disfrutarla. Fue extraño y bonito, Goran.