Festival Tomavistas 2016 @ Parque Enrique Tierno Galván (Madrid)


Si decimos que España en los últimos años se ha convertido en tierra de festivales no mentimos. Verano tras verano nuevos eventos musicales nacen, algunos mueren y otros se ven obligados a recular a pocos días de su celebración, como ocurría recientemente con el Territorios Sevilla. Sin entrar a valorar si hay demanda para tanta oferta, sí que sorprende (o no tanto) como año tras años vemos los mismos carteles con los mismos nombres copando los puestos altos, esos que garantizan ya de por sí una buena afluencia de público pero acaban convirtiendo todo en previsible. Por eso son tan necesarios eventos como el Tomavistas. Tras un primer año de festival y un segundo invadiendo las salas de Madrid con el ciclo Tomavistas Ciudad este fin de semana tuvo lugar la segunda edición de su evento grande. Trasladado a un sitio más céntrico, como es el Parque Enrique Tierno Galván, el festival no solo apostó por un entorno con abundancia de césped y buena visibilidad para sus escenarios sino también por un cartel al margen del de los “grandes” festivales, con abundancia de bandas de aquí y algunos nombres internacionales que terminaban de apuntalar la propuesta. Y eventos así son más que bien recibidos.
Atraídos por los sonidos guitarreros de Cuello, casi de forma instintiva llegamos al escenario Mondosonoro, donde poco a poco nos empezábamos a aglomerar como moscas al sabor de la dulce miel. Pese a lo caluroso del día y la hora en la que les tocó salir a las tablas, la banda valenciana nos recibía con un Oscar Mezquita ya sin camiseta a la batería, las estridentes voces de José Guerrero y esos ritmos rápidos de guitarra que nos electrocutaron de golpe e hicieron que se nos quitarán a todos las legañas de la siesta. Velocidad y electricidad perfectas para entrar en ambiente. Un tono que se dispararía en el escenario grande gracias a la actuación de Novedades Carminha, quienes aún con el sol de cara y el público a medio gas, consiguieron, canción a canción, hacer bajar a bailar a todos los que aún se desperezaban sobre las gradas de césped del Tierno Galván. Tirando de un repertorio guasón y gamberro, los gallegos en su particular cresta de la ola consiguieron meterse en el bolsillo a más de un escéptico a base de cumbia y un sonido muy fresco que ellos mismos no dudaban en definir como «música hortera». Provocadores y divertidos nos dejaron temas de su nuevo disco «Campeones del Mundo». Mención aparte para la versionaza que se marcaron de la mítica ‘Demolición’ del grupo de punk de los 60, Los Saicos, con la que desde luego casi tiran abajo el escenario.
Finalmente no demolieron nada y allí mismo se empezaba a gestar la llegada de los infiernos. Pese a que comenzaba el ocaso, y con él las bajadas de temperatura, Guadalupe Plata incendiaban el set con cientos de luces rojas y nubes de humo que presagiaban la hora del Diablo. Echando mano de su incandescente blues y una ambientación de lo más teatral, el trío de Úbeda defendió una vez más su particular sonido, que si bien hay que agradecer en cuanto al riesgo y a la perfecta ejecución, tal vez resulte demasiado homogéneo más allá de temas como ‘Rata’ o ‘Calle 24’, donde Pedro de Dios estira al máximo sus cuerdas vocales para sacarnos un poco más allá de esas murallas de distorsión blusera. Algo más tranquilo estuvo Fernando Alfaro al frente de Chucho. Con un buen montante de seguidores incondicionales que copaban las primeras filas, Alfaro se sintió arropado por los suyos, que desde la barrera le pedían a gritos éxitos de todos sus anteriores proyectos musicales, y como no, de su nuevo trabajo discográfico, «Los Años Luz», entre las que sonó como un himno su ‘Oso Bipolar’.
Cambiando de tercio, desde el medio día el escenario Mondosonoro iniciaba con Trepàt una jornada de música con muchas reminiscencias a los sonidos post-punk y new wave de la década de los ochenta. La banda, que ya coló su disco «El Amor Está en la Tierra» entre nuestros mejores nacionales del pasado año, demostró una vez más que su propuesta oscura y onírica sigue funcionando a la perfección, siempre bien engrasada con los bailes y la voz de Juan Luis y esas guitarras cortantes que flotan sobre sus sintetizadores. Por su parte Lost Tapes, con quienes tuvimos la oportunidad de hablar hace bien poco, y muy acertadamente convertidos en cuarteto para el directo, nos sumían aún más en ese sueño melódico en el que repasaron gran parte de su nuevo disco «Let’s Get Lost». Aunque sin duda lo mejor quedaba para el final, cuando al filo de la madrugaba subían a escena los chicos de El Último Vecino dispuestos a dar uno de los mejores conciertos del día. Pantalones circenses enfundados, Gerard Alegre y los suyos se comieron el escenario desde el primer tema ofreciendo una auténtica demostración de lo que es implicar en el directo a un público que cantó a pleno pulmón temas como ‘Tu Casa Nueva’, ‘Una Especie de Costumbre’ o ‘Mi Amiga Salvaje’. Con los incansables bailes de Gerard y su sonido deudor de los New Order más brillantes, El Último Vecino aprovechaba para presentar en directo, y por todo lo alto, su reciente LP, «Voces».
Rematando el primer día de festival nos acercábamos a ver en directo a una apuesta segura como son los argentinos Cápsula. Una buena dosis de rock puro en el que prometía ser además un homenaje al tristemente fallecido David Bowie. Homenaje que no resultó en absoluto forzado si tenemos en cuenta que Cápsula ya había grabado su particular «Ziggy Stardust» allá por 2012, dejando patente ya en aquel entonces su predilección por el mito británico. Repertorio de manual para Martin Guevara y los suyos que consiguieron envolver a todos con himnos como ‘Starman’. Por supuesto, el líder de Cápsula no desaprovechó la ocasión para firmar otro de esos directos memorables y adentrarse entre el público guitarra en mano. Un gran broche para un primer día de festival en el que el cansancio nos derribó antes de que empezará la, tal vez excesivamente noctámbula, actuación de A Place to Bury Strangers, a quienes nos quedamos con ganas de saborear.
El segundo día lo comenzamos con una banda que pasó más desapercibida de lo que debía, tal vez por la temprana hora de su actuación y el sol de justicia que caía sobre nuestras cabezas. Ultimate Painting saltaban al escenario grande con esa actitud de chicos que pasaban por allí y se cuelgan unas guitarras, con nueva presencia femenina a la batería y demostrando que una propuesta tan brillante es difícil que desluzca. Ya nos conquistaron en su anterior paso por Madrid y en esta ocasión volvieron a sonar nítidos y cristalinos, con las voces de James Hoare y Jack Cooper danzando en comunión y sus cíclicas armonías colocándonos una sonrisa en la cara. Un set corto y con algún tema nuevo que cerraban una vez más con ‘Ten Street’, esa canción que en directo expanden en un duelo guitarrero que nos eleva a los cielos mientras sus cuerdas echan fuego. Y jamás he visto a unos músicos tocar tan bien la guitarra haciéndolo tan lejos de la pose de una rockstar. Ellos no lo son y ni falta que les hace.
Y si Ultimate Painting era nuestra propuesta favorita del día entre los sonidos internacionales, eran unas cuantas las bandas de aquí que teníamos marcadas en rojo en los horarios. En una constante ida y vuelta entre los dos escenarios disfrutamos sin parar de algunos de los grupos que más de cerca hemos seguido en los últimos años. Uno de ellos es Señores, y a pesar de que cada concierto suyo que hemos visto ha sido mejor que el anterior, lo del Tomavistas nos pilló casi por sorpresa. Con un sonido compacto y contundente nos golpearon desde el escenario Mondosonoro con algunos temas de su “Curso Práctico de Autoestima”, como ‘Amable’ y ‘Carta de Amor Futura’, los de su más reciente single “Verbena en la Plaza del Pueblo” y presentando cuatro canciones nuevas con las que podríamos definir el amor a primera escucha. Guitarreras a más no poder y con las siempre inspiradas melodías vocales de Goiko apuntaron hacia un segundo disco que ya esperamos con ganas. También en el Mondosonoro sonaron bien apretaditos Siberian Wolves con su rock primitivo en formato dúo. Solo son dos pero suenan como cuatro (por lo menos) y les sentó bien la caída de la noche, con esas luces a sus espaldas y los gatos pardos ya danzando entre las primeras filas. Algo menos suerte tuvieron antes Disco las Palmeras!, que no terminaron de encontrar su sonido. Por suerte canciones como la nueva ‘Sección de Autoayuda’ o la sangrante ‘Cállate la Boca’, de su imprescindible “Asfixia”, hicieron que nos terminaran dejando un buen sabor entre los dientes.
Otros que lo dejan siempre colgando de nuestros incisivos son Perro. He perdido ya la cuenta de las veces que he visto a los de Murcia en directo y también de las que he escrito sobre ellos pero igual de poco que la primera vez me cuesta decir a día de hoy que tienen todo lo que hay que tener. Tienen la actitud, tienen el sonido, tienen los hits y tienen a un público que empieza a hacer las canciones suyas. En el Tomavistas vimos camisetas de Valery Karpin, a niños bailando ‘Marlotina’ a hombros de sus padres y, sobre todo, a mucha gente pasarlo bien. Los primeros que disfrutan son ellos mismos sobre el escenario y eso termina por contagiarse. Bravo por Perro una vez más.
Pero si hubo un grupo que nos dejó con ganas de más en Tomavistas ese fue el de Expertos Solynieve. A pesar de que el año pasado disfrutamos de una buena dosis de su rock andaluz y fronterizo en la Joy Eslava nunca tenemos suficiente con los de Granada. Con un J al frente más en forma que nunca y rigurosas gafas de sol en toda la formación rindieron homenaje a “Alegato Meridional”, debut que publicaron hace ya una década, con temas como la sureña ‘Balada de Buscando mi Destino’, la festiva y ácida ‘Una Muerte Lenta y Dolorosa’ o la imprescindible ‘Déjame Vivir con Alegría’. Entre ellas tampoco faltaron ‘La Nueva Reconquista de Graná’, apertura habitual de sus conciertos, ‘Dime’, ‘Colinas Bermejas’, con recuerdo a los políticos (los buenos y los malos) incluido o esa ‘Estoy Vivo de Milagro’ que Lapido lleva siempre a otro nivel guitarrero y espacial, demostrando que no hay músico con más clase sobre las tablas que él. Y se despidieron, como no podía ser de otra forma, con ‘La Reina de Inglaterra’ en la segunda vez que nos visitaba desde el escenario tan magna presencia tras el tema de igual nombre de Perro, algo que también se encargó de recordar un J ya despojado de su guitarra.
A modo de resumen final, no nos queda sino congratularnos por la posibilidad de ver a tantas bandas tan interesantes reunidas en Madrid en un único fin de semana, en un entorno de lo más agradable y con un tiempo inmejorable. También seguir apoyando desde ya mismo esta propuesta para que no se quede en una anécdota puntual y el año que viene por estas fechas podamos estar hablando del crecimiento de un festival programado con mimo y cuidado al detalle. ¡Larga vida al Tomavistas!
Texto: Luis Arteaga e Iván Díaz
Fotografías: Luis Arteaga