Camellos @ Sala La Riviera (Madrid) 13-10-2022


El pasado jueves, Camellos daban en Madrid un pequeño salto hacía delante. Tocar en La Riviera es ese paso necesario cuando el resto de las salas de la capital ya se te han quedado pequeñas, como era el caso. Y si bien no consiguieron colgar el aparentemente tan ansiado síntoma de éxito (a veces superfluo, otras efímero y en ocasiones sólido) que es el cartel de sold out, disfrutar de sus canciones con ese ambiente de fiesta masiva y con un sonido que fue apabullante de principio a fin mereció la pena para todos. También verles arropados por una sección de vientos, teclados, percusiones, terceras y hasta cuartas guitarras y unos cuantos invitados que dejaron claro que Camellos son tan grandes en el escenario como fuera de él. Queridos y admirados por todos. Nosotros los primeros.
Vayámonos ahora un poco atrás en el tiempo. Fue a principios de 2017 cuando David, de Limbo Starr, nos pasaba las primeras canciones de la última banda que había fichado y fue el 20 de abril, con su primer disco recién publicado, cuando nos conquistaron en Moby Dick con un show directo y sudorosos con el que dejaron claro que ya tenían una de esas bases de fans militante que les iba a seguir a cada paso. Y los que todavía no militábamos, comenzamos a hacerlo ese día. De aquellos barros estos lodos. Tres discos y varios epés a sus espaldas, infinidad de conciertos y la sensación de que han dejado de ser una banda de punk rock garajero y canalla para convertirse en una bandaza de rock en mayúsculas, de las que se pueden permitir que su concierto no solo se base en el pogo.
En La Riviera controlaron los tiempos a la perfección durante dos horas de espectáculo, sin bises ni pantomimas, con todo calculado con medida naturalidad. Pantalla luminosa a sus espaldas, juegos de luces, arreglos de vientos, de pronto Fernando sentado al teclado en medio de la sala para encarar una ‘Tentaciones’ que empezó entonando el público en solitario, y de ahí a un Jorge que dejaba la batería para agarrar el micro y darse un baño de masas en pleno foso en la parte final de ‘Tarde de Cine’.
Noche de extremos y sensación de que cualquier cosa podía ocurrir. Por ejemplo, que para esa reivindicación del madrileñismo de adopción que es ‘Mazo’ (mismo nombre que el del ciclo que englobaba el concierto, por cierto) subiera a acompañarles Javi Ferrara, de Parquesvr. O que pasasen por el micro después otros invitados como Martín, bajista de Carolina Durante, que anunciaba ‘Gilipollas’ como su canción favorita, o un Joe Crepúsculo que ponía coros a ese himno eterno que es y será siempre ‘Arroz con Cosas’, en una recta final que invitó al desmadre más absoluto. ‘Calle Para Siempre’, ‘Café Para Muy Cafeteros’ y una, no sé si del todo prevista, ‘Que Sobrabas’ terminaron de poner patas arriba, para algunos literalmente, el foso. Pogo, puños en alto y sudor extremo para cerrar la velada.
De allí nos fuimos con la sensación de que, a veces, el éxito no es terminar de llenar una sala, sino convencer a todo el que estuvo en ella de que aquello tuvo sentido. Y de que lo tendrá la siguiente. Y la siguiente. Y la siguiente.