091 @ Joy Eslava (Madrid) 23-01-2020


Las ganas de ser testigos de la resurrección definitiva de 091 eran absolutas. Con el espectacular regreso de ultratumba que suponía «La Otra Vida», la banda granadina volvía a su trono para imponer su ley: la del rock and roll de guitarras y las letras convertidas en himnos. El título de su última colección era grabado a cincel en todas las listas de discos del pasado año. Con una base de seguidores absolutamente entregados a esta llamada de emergencia, Los Cero conseguían también sumar a este escuadrón a numerosos nuevos oyentes, que tirando del hilo descubrían ante sus oídos una de las discografías más rotundas del rock nacional. Al anunciar las primeras fechas para celebrar este milagro musical, algunas ciudades como Madrid agotaban las entradas en tiempo récord, haciendo una segunda llamada que de nuevo terminaría con todo vendido.
Comandando la patrulla, el veterano agente José Antonio García se parapetaba bajo sus gafas de sol al más puro estilo Jim Reid, demostrando una vez más poseer la esencia innata de una verdadera rockstar. Lo suyo no es postureo, por su sangre corre la combinación de nutrientes y pasiones de un frontman total: capaz de contonearse siempre elegante, de encandilar con baladas y estribillos y también de escupir sin florituras algunas de esas frases que queman por dentro. En el traje del justiciero, y escoltado por las protagonistas líneas de bajo de Jacinto Ríos, comenzaba por reclamar cuentas con ‘Vengo a Terminar lo que Empecé’. Temazos de la última hornada como ‘Mañanas de Niebla en el Corazón’ o ‘Naves Que Arden’ eran coreados ya como auténticos clásicos, al tiempo que alternaban algunas de esas canciones con las que creció toda una generación de fieles. Pisando el acelerador del rock and roll más directo, nos atravesaban como balas la hiriente letra de ‘Zapatos de Piel de Caimán’ y ‘Este Es Nuestro Tiempo’, ese himno generacional sostenido en el ritmo de Tacho González, que era cantado sin ningún silencio y a pleno grito por toda la sala: «¡Este, este es nuestro tiempo, lleno de contradicciones, gritos y silencios!». Sin duda todo es muchísimo más fácil cuando tienes entre tus filas a los hermanos Lapido. El sonido que consiguen con sus guitarras es como poco la mitad del corazón de 091. Son simplemente inimitables y a falta de uno, dos: Don Víctor y Don José Ignacio Lapido.
Con la euforia en el cuerpo, Los Cero seguían sacando a la calle todo su arsenal. En su faceta más ochentera y pop, los teclados de Raúl Bernal nos devolvían a tiempos de La Movida junto a la brutal letra de ‘Cartas En La Manga’. Unas esencias que también salían a flote con ‘En la Calle’, poniendo los tintes más melancólicos con cortes como ‘La Noche Que la Luna Salió Tarde’, donde Víctor se lucía en el riff, o ‘Un Cielo Color Vino’, donde era Lapido (José Ignacio) quien nos estremecía con un solo de guitarra. Créanme, tocando con su mano izquierda enguantada, la arrebatadora personalidad musical de Lapido es algo que debería ser ya patrimonio inmaterial de la humanidad. Más de lo mismo en ‘La Torre de la Vela’ y ‘La Calle del Viento’, donde dejaban claro que algunas cosas a día de hoy siguen exactamente igual que hace años. Para empezar el amor incondicional de sus seguidores.
Con esto se marchaban al primero de los dos bises que ofrecerían. A la vuelta de camerinos, la lírica liberadora de ‘Soy el Rey’ nos empoderaba a todos un poco contra nuestros fantasmas. Y desde ahí, una colección imparable de hits que dejaba claro que la discografía del grupo granadino guarda tesoros para llenar cuatro setlists sobresalientes. La perfecta melodía de ‘Leerme el Pensamiento’ anunciaba este último sprint que dejaba ‘Esta Noche’ y, de nuevo, el karaoke colectivo, puño en alto y saltando de ‘Qué Fue del Siglo XX’. Tras ella, caras de felicidad pero ni un paso atrás, a la espera de un glorioso retorno que culminaba con ‘Otros Como Yo’ y el cierre de noche perfecto de la mano de ‘La Vida Qué Mala Es’. Esta sí, la última cuchillada de rock and roll con el que se volvían a repetir las escenas de éxtasis y profunda alegría que provoca vivir un conciertazo como este. Los 091 volvieron a pasarnos por encima y es maravilloso tenerles de vuelta.