[Actualidad] 091 – «La Otra Vida» (2019)


La enorme acogida, hace ahora tres años, de la gira de reunión de 091 fue un acto de justicia. El grupo colgaba los guantes en 1996, cansados ya de pelear contra viento y marea y convencidos de que aquello jamás terminaría por despegar. Amados y respetados como uno de los grupos más influyentes del rock, no solo en Granada sino en todo el territorio nacional, los Cero pasaban a engrosar las filas del infinito catálogo de la música de culto. Todo cambió, como sucede con el éxito, de la noche a la mañana. Las grandes canciones siempre estuvieron ahí, y de repente, por azares del destino, en esa resurrección todo parecía encontrar su merecido lugar, recogiendo elogios y coleccionando llenazos. 25 años después de su último álbum original, ahora renacen con «La Otra Vida». Un ajuste de cuentas con su pasado y una nueva oportunidad para redescubrir el legado de una de esas bandas que jamás debimos perder.
Descendiendo desde las alturas, volviendo del blanco y negro al color, esta nueva vida comienza a abrirse paso con una intención clara y directa: ‘Vengo a Terminar lo que Empecé’. Un corte que llega sujeto por la poderosa base rítmica de Tacho González a la batería y Jacinto Ríos al bajo y que supone un ejemplo perfecto de rock and roll de vieja escuela. Los mismos mimbres que sujetan ‘Déjalo Morir’ o ‘Condenado’, en la que la sentencia del paso del tiempo marca la ley universal. Una idea que se repite a lo largo de toda la colección y que envenena la letra de ‘Soy el Rey’. En ella, y sobre un piano, José Antonio García desangra otra letra brutal firmada por el reconocible talento compositivo de José Ignacio Lapido. Plantando cara al reloj en una derrota segura, se reconstruye desde los restos dejando frases de enorme belleza poética: «Comprendí que el tiempo no se rendirá jamás y muero un poco en cada parpadeo». Un canto que, como casi todos en su imaginario, se torna tan amargo como combativo, logrando convertir lo oscuro en algo esperanzador. Un alegato a volver a tomar las riendas y el trono de uno mismo, todo ello aderezado por las guitarras melódicas a cargo de los hermanos José Ignacio y Víctor, que han hecho suya una forma de tocar que tiene ya denominación de origen Lapido y que tanto ha inspirado a varias generaciones de intérpretes.
Con este sello de personalidad adherido al ADN de las guitarras, 091 enarbolan la única bandera que me representa en estos tiempos convulsos de patrias absurdas: la insignia de la melodía redentora. Con ella bien alzada llaman a la emergencia en este panorama donde la bruma del odio parece estar apoderándose de todo. ‘Mañanas de Niebla en el Corazón’ habla de esas guerras inacabadas que siguen emponzoñando a la sociedad, enfrentándonos a unos con otros en el mayor de los sinsentidos. Un mensaje político que dibuja un triste presente en llamas en ‘Naves que Arden’, donde dejan abierto el camino hacia la luz. Otra muestra más de genialidad del mayor de los Lapido, tal vez uno de los mejores poetas que haya dado la música. Con tintes críticos nace también ‘Leerme el Pensamiento’, ejemplo de que detrás de un hit de manual también puede esconderse una letra que invite a la reflexión mientras se corea puño en alto su estribillo.
Y cómo no, mezclando todo esto con sus orígenes, la banda granadina integra las influencias flamencas en ‘Por el Camino que Vamos’, uniendo palmas y electricidad. O acercándose al folclore del western en ‘Al Final’, donde la armónica de José Antonio y las cuerdas dibujan un paisaje desértico por el que van a galope levantando una buena polvareda. Y siguiendo con la tradición, la guitarra española de ‘Una Sombra’ conduce otra pieza desbordante de lírica sobre ese binomio tan letal como vital: el desamor-amor. Una puñalada llena de verdad y disfrazada con metáforas que deja espacio para la esperanza: «Cuando un cielo se oscurece otro se ilumina. Solo cuando sale el Sol se ve la Luna que agoniza». Poco más que añadir. Han pasado muchos años pero los Cero han vuelto pisando fuerte, arreglando las deudas con sus fantasmas y, sobre todo, con muchas cosas que decir. Un disco que, más allá de cómo le vaya en la lotería de lo mediático, si existe aún algo de justicia musical debería devolverles al lugar que les corresponde; el de los putos amos.