León Benavente + Chaqueta de Chándal @ IFEMA (Madrid) 18-09-2021


En la oscura y fría noche madrileña del pasado sábado el Tomavistas Extra cerraba una nueva entrega de su propuesta en IFEMA con Chaqueta de Chándal abriendo la velada. Los barceloneses dieron una lección monumental de «Gimnasia Menor», alternando temas de su debut en largo con singles más recientes, como ‘Cayetana’, e incluso presentándonos algún tema nuevo. Su particular coctelera de kraut, rock y melodías pop repletas de punzante ironía funciona como un auténtico martillo pilón en directo. Tras ellos, León Benavente pusieron la puntilla ofreciendo un recital de algo menos de hora y media durante la que distribuyeron algunos de sus mayores logros, conseguidos a lo largo de tres LPs que les han servido para consolidarse entre lo mejor del rock español contemporáneo.
La banda, liderada por Abraham Boba, comenzó tan fría como la temperatura del recinto que acogía a un público que fue encendiéndose a medida que el setlist iba elevando el calor de los allí presentes. ‘Cuatro Monos’, ‘Amo’ y ‘Como la piedra que flota’ fueron los primeros temas interpretados. Todos ellos, pertenecientes al último trabajo del grupo, un «Vamos a Volvernos Locos» lanzado al mercado en aquel lejano 2019. Y si bien ‘Amo’ no contó con la presencia de Eva Amaral sobre el escenario, la fuerza de su melodía comenzó a arrancar el fervor de los asistentes. El recitativo de Boba casi podía escucharse a coro entre un público que sorteaba como podía las ganas de saltar en cada una de las canciones y lanzarse a la pasión del directo. Los brazos se elevaban al cielo y acompañaban así la llegada de ‘Estado Provisional’, el primer tema que sonó del disco debut de la banda, el homónimo «León Benavente». Un disco que supuso una tormenta en el indie español y que sonó con fuerza gracias a cortes como este, ‘Ánimo Valiente’ o los dos bises que dieron término al concierto: ‘La palabra’ y ‘Ser brigada’.
En un setlist repartido con justicia, ‘La Ribera’ o ‘Siempre Hacia Delante’ supusieron la representación de aquel experimento que supuso su segundo trabajo, «2», un disco en el que nos sorprendieron con una propuesta que transitaba por los logros de los términos de su disco debut aunque ejecutaba movimientos más ágiles y entregados a la electrónica y los sintetizadores pero que, con el paso de los años, ha resultado poseer una garra desorbitada capaz de levantar los espíritus más contraídos. Temas como ‘Gloria’, encadenada a ‘Disparando a los Caballos’, fueron la firme consolidación de la comunión que existe entre la banda y su público. Quizá también que, tras un moderado arranque en que podía observarse a la banda concederse unos minutos para situarse frente a un público sentado e intentando levantar el acto, Abraham Boba fue creciéndose. Un ejemplar de «Absolución» , el volumen que reúne las canciones de Rafael Berrio, entre sus manos sirvió para encender a una banda que se entregaba, a partir de ese momento, a las mieles de dicha comunión. Así, León Benavente comenzaba a enardecer el ambiente mientras interpretaban su último lanzamiento: ‘Niño Futuro’, particularísima versión del imponente tema de Berrio, una de sus máximas influencias y fallecido el pasado marzo de 2020. Tras ella, ‘Ayer Salí’ siguió provocando la pasión de los asistentes, que ya dejaban fluir la rabia contenida y comenzaron a expulsar sus ansias por volver a vivir un concierto, añorando la locura de tiempos pasados, idea que el propio Boba dejó caer en alguna de sus aplaudidas alocuciones al público. Es precisamente este momento cuando el concierto comenzó un viaje del que fue imposible escapar. El líder ya comenzaba a dirigirse ferozmente tanto a su Farfisa como a las percusiones, que atizaba con furioso frenesí, y tras ‘Ayer Salí’ hizo su aparición ‘Tipo D’, uno de los trallazos de su segundo trabajo, y lo que sucedió a partir de aquel preciso momento se convirtió en algo irremediable.
Con este concierto pospandémico, León Benavente siguen demostrando que son una de las bandas referencia del paisaje sonoro en España. Los laberintos sonoros propuestos por las cuerdas de Eduardo Baos y Luis Rodríguez, así como la fiereza metronómica de Cesar Verdú en la batería convierten al grupo, disco a disco, gira tras gira, en un espectáculo inmersivo, comprometido con la realidad del país al que pertenecen, fotografiado con versos certeros, y de sonidos apabullantes que siguen explorando en cada uno de sus trabajos. Dista mucho de la tempestad que supuso aquel disco homónimo, allá por 2013. Ocho años después, León Benavente sigue pisando fuerte. De ello no hay ninguna duda.
Texto: Antonio Sánchez