Now Reading
Javier Corcobado y la navaja automática de su voz
Dark Light

Javier Corcobado y la navaja automática de su voz

Javier Corcobado reportaje

Javier Corcobado reportaje

Playlist de Spotify para acompañar la lectura del reportaje.

Más de tres décadas han pasado desde que el torturado Javier Pérez Corcobado (Frankfurt, Alemania, 1963) comenzara a investigar, experimentar y desarrollar una intachable carrera, sin ningún tipo de concesiones ni a crítica ni a público. Si hay un artista en este país que pueda presumir de haberse mantenido siempre al margen de cualquier corriente artificiosa es él, sin lugar a ninguna duda. A él y a su forma de entender la música queremos dedicarle estas líneas e intentar posicionarlo (difícil tarea) en el lugar que le corresponde. Nunca lo suficientemente reivindicado en nuestro sufrido panorama musical, sí que ha sido encumbradísimo en países como México, donde la visceralidad y la pasión siempre obtienen una respuesta masiva. ¿Justicia poética tal vez?

Dicen que su primer recuerdo musical, fue la eurovisiva interpretación del ‘Poupée de Cire, Poupée de Son’ de Gainsbourg a cargo de la hermosa France Gall, en 1965. Él mismo ha contado en alguna ocasión que ya desde pequeño su mayor ilusión era ser cantante pero que cuando se mostraba en público no solía recibir muchos elogios. Quizás por esta razón en la actualidad está centrado como nunca en la interpretación, a veces por encima de la propia música.

En 1980, mientras la movida empezaba a eclipsar todo manifiesto artístico, comenzaría sus primeros pasos musicales a través de la factoría de ruido e improvisación que fue Cuatrocientosveintinueve Engaños (si ‘Bailando’ de Alaska le parecía transgresor al público es porque nunca descubrieron o comprendieron esta propuesta), que desembocaría en Mar Otra Vez. Fue con los primeros con los que debutó en un salvaje concierto en el escaparate del Madrid vanguardista que era entonces el Rockola (sala donde lo mismo te escupía Loquillo que te la chupaban en el baño), mitificada, eso sí, hasta la saciedad. Julio Sanz definiría a la banda de la siguiente manera: «Primitivismo nihilista que se podría extraer del punk, cierto virtuosismo opresivo de otras cosas que eran tabúes, como el funk, el jazz o el rock progresivo, poniendo su límite en King Crimson o en Can«.

mar otra vez

Los decadentes y por tanto adelantados a su tiempo Mar Otra Vez se fundan en 1984, tras una estancia de experimentos con gaseosa en Tenerife de Javier, donde se hizo todo un maestro del corta y pega artesanal de los extintos casettes (o no tan extintos, que ahora parece que vuelven). Fue precisamente hace ahora 30 años cuando se editó la primera referencia discográfica de Corcobado con ellos. El primer EP, de título preciosista, como todos los que vendrían después, «No He Olvidado Como Jugar Embarrado / Fiesta del Diablo y el Cerdo», define a la perfección en su poético titular esa expresión salvaje, pura y rupturista que se grabó a fuego en su repertorio y que ante la imposibilidad de calificarlo quedaría para la historia como grupo de culto.

“Edades de Óxido” será el siguiente mini LP que el grupo edite a través de Grabaciones Accidentales. Para entonces ya se había desecho la primera formación, como pasaría con cada edición posterior, siendo Javier el único superviviente de todas ellas. Hay también un cambio en cuanto a estilo musical, volviéndose el sonido más minimalista y delicado, como se evidencia en el single ‘De Belleza’.

Será en 1987 el año en el que verá la luz después del enésimo cambio de formación “Algún Paté Venenoso”, el primer y único larga duración de la banda, ya que ese mismo año también sería el de su disolución, muy a pesar de su sello, que les animó para continuar con el proyecto. En el tiempo y con la distancia queda como grupo de aprendizaje de un Javier que se le empezaba a quedar pequeña la disciplina de las bandas de rock y que como el tiempo demostraría necesitaría vivir mil vidas distintas para dar salida a todas sus inquietudes artísticas.

Como curiosidad, la banda dio involuntariamente nombre a una canción y un álbum de Héroes del Silencio cuando su líder Enrique Bunbury se refirió a ellos en una ocasión como “El Mar No Cesa”. El nombre le gustó y se lo quedó para dar título al primer disco de la banda zaragozana. Por ultimo, añadir que si a alguien le interesa como era llevado todo esto al directo en apenas dos meses y con motivo de la treintena que cumple su primer trabajo la banda está poniendo a punto sus asfixiantes saxos, trompetas y demás cacharrería para hacernos revivir un momento que será sin duda único. El concierto de reunión tendrá lugar el próximo 4 de diciembre en la sala El Sol de Madrid.

Suele haber detrás de una separación una parte que se resiste y otra que ya está a kilómetros de la nostalgia y que suele tener muy asumido que muy pocas veces las cosas duran para siempre. Esto es así en la vida, en el amor y principalmente en cualquier manifestación artística, en la que la nostalgia suele ser un arma que te apunta directamente a la cara. Traumática para sus excompañeros de Mar Otra Vez, pero totalmente necesaria para Javier fue la muerte de la banda para renacer con otro proyecto, más ajustado a sus inquietudes poéticas. Demonios Tus Ojos es el nombre de la tercera reencarnación de Corcobado y también sería el nombre del único álbum que editarían, en 1988. De efímera existencia, el proyecto se centra más en el blues salvaje y distorsionado, con cierta influencia de los primeros Bad Seeds. En apenas un año de duración soltaron todo su fuego y agresividad en un país que no estaba muy acostumbrado a semejantes propuestas y culminaron su historia compartiendo escenario con Sonic Youth en Madrid y Barcelona.

Tras la intensa despedida en la madrileña Ya’sta allá por enero de 1989 se iniciará realmente la carrera en solitario de Corcobado con el álbum “Agrio Beso”, en el que comienza a exhibir su faceta de crooner contemporáneo sin dejar de lado su parte más salvaje y rockera. El disco respira libertad absoluta en su repertorio. En él se atreve por primera vez con el bolero en ‘Desde Tu Herida’, hermosa composición que abre el disco y que a día de hoy se encuentra entre una de sus mejores canciones, redonda y absolutamente romántica en sus versos («Una gota de miel viene desde tu herida hacia mi boca, mientras llueve desde el suelo al cielo. Y el gas no ahoga, el gas no ahoga, no tiene manos, no tiene sombras«). Incluye también en el repertorio una sentida interpretación de ‘Puerta del Amor’ de Nino Bravo. Quizás los defectos de este primer intento sean los mismos que luego convierta en virtudes: demasiadas influencias, cosas que decir y demasiadas expresiones para una sola obra, al margen de una producción a menudo estándar que descoloca en tan salvaje y hermosa colección.

Un par de décadas más tarde, este debut y su nombre le servirían al prestigioso dramaturgo Juan Navarro como inspiración para crear una obra vanguardista y mezclar en su espectáculo brillantes reflexiones acerca del suicidio junto con la colaboración del propio Corcobado, interpretando su repertorio con su habitual e intachable puesta en escena.

Con el cambio de década se produce una fisura entre Gasa, el sello que durante cinco años ha plastificado todas y cada una de las pesadillas de Corcobado, y el propio artista que, en un alarde de valentía, entiende que su camino tiene que continuar libre de toda atadura. Antes, el sello edita “Agrio Beso” en Mexico, donde obtiene muy buenas críticas en el circuito más underground y ‘Desde Tu Herida’ se convierte en un pequeño secreto con potencial de clásico para sus descubridores.

1990 será el año en que funde Los Chatarreros de Sangre y Cielo, una banda montada a partir de sus necesidades pero con una personalidad y un sonido particular que le sienta especialmente bien a sus nuevas composiciones. Por esta formación pasaran músicos ilustres que luego desarrollarían interesantes proyectos en solitario, como Nacho Laguna, Ana D o el prestigioso productor Suso Saiz. Con un repertorio inmejorable y una producción que por fin equilibra lo bello y lo salvaje Corcobado y Los Chatarreros de Sangre y Cielo lanzan en el recién nacido e independiente Triquinoise Producciones “Tormenta de Tormento” en 1991. Un disco indescriptible y oscuro que pone de manifiesto todo su aprendizaje y le lleva a entregar su primera obra de culto.

Oscuro y profundo, el cancionero se muestra a contraluz de una hermosa luna que parece quemar el cielo en tan bellas composiciones. ‘La Libertad (Es la Cárcel Más Grande de Todas las Cárceles)’ muestra de nuevo su faceta más melódica, acompañada de un texto intelectualmente violento y es elegida como single. En su reverso más salvaje, ‘La Navaja Automática de Tu Voz’ es también radiada y corta el aire a su paso. Musicalmente todo está mejor encajado, tanto los pianos (normales y de juguete), como los xilófonos, saxos o trompetas, todo ello atraído y contenido en el inmenso muro eléctrico de la nueva banda.

Ese mismo año el artista debutaría en su faceta literaria con la edición del poemario “Chatarra de Sangre y Cielo”, con el que obtiene cierta repercusión como escritor dejando muy claro que para él poemas y canciones son cosas muy distintas. Dos manifestaciones artísticas que él mismo ira separando y agrupando en sus próximas ediciones o haciéndolas caminar en compañía, como hiciera en la hermosa adaptación musical de “Herida Luna”. La presentación de dicho poemario no pudo ser más visceral. Si en él había dolor qué mejor forma de comentarlo que con el autor tatuándose mientras contestaba en directo a los formularios.

Siempre hay algo más allá detrás del miedo y el dolor. El mero hecho de saber que esto existe y que es posible entablar la batalla definitiva contra Moby Dick como la posibilidad de que alguien (en este caso Javier Corcobado) nos conduzca hasta allí ya es un logro lo suficientemente significativo para seguir insistiendo en derribar el muro del silencio y la incomunicación.

Los conciertos de Los Chatarreros en aquella España de pop light y falacia rockera no llegarían a ser muy apreciados, salvo en las grandes capitales, especialmente en Madrid, donde sus conciertos se convertían en rituales en los que el público reclamaba insistentemente ‘Malsoñando’, uno de los temas más extraños de “Tormenta de Tormento”.

Hacia 1992 Javier ya había visitado México en compañía de su guitarrista para ofrecer unos reducidos recitales. En el país azteca su música empezó a crecer muy poco a poco aunque ya calaba en ambientes muy under el poco material del artista que había cruzado el Atlántico.

Al año siguiente Corcobado se desdobla con un nuevo proyecto, Cría Cuervos, con el que interpretaría adaptaciones de clásicos mezclados con material propio en el primer volumen de “Boleros Enfermos de Amor”. Mientras tanto aparece también “Ritmo de Sangre”, la segunda obra de su inconmensurable trilogía con Los Chatarreros. El disco comienza con un viaje de 21 minutos y 21 segundos llamado ‘El Corazón en Tu Cabeza’. Riffs aniquiladores y crescendo salvaje al final de una pieza excesiva (ocupaba toda la cara A del álbum) y que en su edición en vinillo tenía el surco cerrado para que no acabara nunca. Tras esta sobrada en que el autor parece decir “aquí estoy yo y no pienso ponéroslo fácil” encontramos lo más esencial del nuevo cancionero comprimido en la cara B. Destaca en ella ‘Cruz de Respiración’, ‘De Noche’, en la que colabora con su admirado José Luis Moreno Ruiz (no es el de los muñecos, conste) en un texto que va hacia al final de la misma, o la preciosa ‘Dos Corazones’, con ese sonido portuario y noctámbulo.

Su faceta literaria continua de forma paralela a su música. Haciéndose cada vez más prolífico comienza a colaborar en publicaciones como El Europeo o El Canto de la Tripulación publicando en 1995 su segundo libro, “El Sudor de la Pistola 13”, donde teoriza acerca del asesino que todos llevamos dentro.

A mitad de la década muchos artistas de diversos estilos reclaman la poesía de Javier para sus canciones. Uno de los más acertados encargos es sin duda la pesadilla infantil en forma de canción que fue ‘Paquito’ de Los Enemigos, tema incluido en “La Vida Mata”, el álbum más significativo de los madrileños. Con respecto a otras colaboraciones el artista declaró en una interesante entrevista realizada por Los Malsonando para el extinto Factory que «En cuanto a las canciones para otra gente depende mucho para quien sea. Con los Esclarecidos y ‘La Mala Rosa’ lo di todo porque quería recompensar su fidelidad, pero a gente como Danza Invisible el único respeto que les tengo es que se suben a un escenario«.

“Arcoíris de Lágrimas”, publicado en 1995, no fue el desvarío emocional que más de uno se habría esperado a esa alturas. El último álbum de la trilogía con Los Chatarreros, producido por Suso Saiz, es el que mejor define el espíritu de la formación, abiertamente experimental y decididamente urgente. Cuentan que en la grabación, la cual también seria producida por el mismo Corcobado y Ana D, se llegaron a grabar taladradoras o frecuencias altamente molestas y que esto se combinó con los ambientes “Hypnotic” que Suso creaba, consiguiendo que las canciones no descansen sobre el silencio sino sobre una base musical. Creo que uno de los mayores méritos del álbum reside en la mezcla, con la que todo queda colocado perfectamente llegando a conseguir un sonido cercano, excesivo pero excelente.

Electrónica, ruido y silencio se conjugan a partes iguales en esta bomba de relojería dándole una nueva definición al romanticismo, el que te besa dulcemente mientras te araña el corazón. ‘Déjame Ver Tu Lado Débil’ es lo más parecido a un single disco-chatarra, en ‘Adiós Respirar’ la banda habla su propio lenguaje. ‘Flores de Lágrimas’ y ‘Si Tú No Me Quieres’ son de una belleza invernal que hiela el alma, sin olvidarnos de ‘Dientes de Mezcal’, una de las mejores canciones que Javier haya firmado, con la aparición hacia la cumbre final de la orquesta de las lágrimas para embelesarnos las sienes.

El artista vuelve a editar su trabajo con Dro, pero a partir de ese momento nunca más contará con un sello fijo, cambiando de compañía en cada futura entrega. Hay una anécdota en aquellos días acerca de la promoción del álbum y la insistencia de Dro por colarlo en la radiofórmula que dice mucho del poco comentado sentido del humor de Javier y de su forma de manejarse en estos berengenales. Contaba Alejo Alberdi que le llamaron del sello para llevar la promo de “Arcoíris” y que a alguien de la compañía se le ocurrió que una acción maja podría ser enviar un CD a gente importante firmado por el artista. Él mismo se encargaría de revisar cada dedicatoria ya que conocía a Javier. Cuando ponía algo muy heavy le pedía que escribiera otra cosa pero se le pasaron dos, la de D’Angeli, un jerifalte de los 40 al que le puso una cita del poema “Ángeles en Mis Cojones” de José Luis Moreno Ruiz : “Los Ángeles son una cosa de la que tenemos los cojones llenos”. La segunda fue para Cristina Tárrega de Cadena Dial, a quien le firmó con la frase “Un beso en los labios de abajo”, y por supuesto el single cayó de la rotación de la emisora.

Con una actitud crítica y rompedora hacia los supervivientes de su generación, Javier Corcobado a mitad de los 90 se sentía mucho más cercano a la escena independiente que comenzaba ya a sentar las bases que a sus contemporáneos, con los que nunca tuvo mucha unidad musical. Disueltos ya los Chatarreros y después de llevar al directo lo mejor de la trilogía que juntos firmaron, Javier, libre de ataduras y sin sello discográfico, resucita a sus Cría Cuervos para dar un hermoso paseo a sus boleros enfermos de amor y editar el segundo volumen de ellos. En este nuevo disco incluye su clásico ‘Desde Tu Herida’ y con él consigue un lleno absoluto en el teatro Juan del Enzina, donde agarrado desesperadamente a su micrófono canta con dulzura, rabia y fragilidad sobre el amor, la vida y por supuesto la muerte, que como más tarde escribiría, ambas “son lesbianas”.

El grupo asturiano Manta Ray, del que por entonces es guitarrista Nacho Vegas, reclama la producción y colaboración de Javier para versionar la banda sonora de la película El Crack. La conexión es brutal desde el principio y deciden extenderla a un álbum entero firmado a medias. “Diminuto Cielo”, publicado por Astro en 1996, es uno de los mejores discos que jamás hubiera soñado Corcobado en ese momento. Arropado por la banda más interesante y experimental de la época crean juntos un repertorio onírico, inundándolo con una atmósfera opresiva que va del post rock a la versión a vena abierta que hacen de ‘Getsamani’ (canción de Jesucristo Superstar), que Javier interpreta a modo de regalo por su 33 cumpleaños. A la hora de identificar la aportación de cada una de las partes puede dar la impresión en una primera escucha de que el primero eclipsa a los segundos. Las letras son inequívocamente marca del primero mientras en lo musical encuentras, a medida que profundizas en el disco, a los mejores Manta Ray tamizados por la fuerte personalidad de Javier. Son once temazos en los que la muerte, el sexo, el amor y el odio están presentes.

Cuesta creer que este disco no llegara a cuajar en su momento. Quizás su mayor defecto sea no tanto la inaccesibilidad como el hecho de que estamos ante una obra que a cada escucha se va haciendo más grande. Es efectivamente una obra de escuchas y en mi opinión no se le dieron las necesarias, a pesar de ser apoyado por una extensa gira que llevo a este diminuto cielo por las principales ciudades españolas.

Tras ésta y a finales de 1998 graba bajo su nombre “Corcobator”, su disco travestido. El experimento con casiotones, atmósferas caóticas, ruidos y cacharrerías varias no es muy bien recibido a pesar de contener singles tan redondos como ‘Viajar’.

monografico corcobado

Con el cambio de siglo (ese que se nos empezó a ir el día que murió Sinatra) Javier se exilia voluntariamente a México, país que no ha dejado de visitar desde su primera actuación en tierras aztecas y en el que poco a poco ha ido creciendo como artista. Atrás deja más de quince años de permanente creación: bandas, discos, libros y declaraciones tan políticamente incorrectas y necesariamente honestas como la que hizo acerca de la primera división del pop nacional: «Prefiero a Juanito Valderrama cantando ‘El Emigrante’ que al tocinete de Revolver imitando a Springsteen«. Sin olvidar los hermosos manifiestos de amor que escribió para su ex-pareja Ana D en el insólito y más que recomendable “Satelite 99” de ésta.

Instalado en el D.F. desde 2001 (el año de la odisea), el artista vuelve a la composición formando banda para la ocasión y presentándose de manera ciertamente exitosa en varias salas de la ciudad. Javier crea un núcleo solido a partir de los hoy consagrados San Pascualito Rey y la impronta de Paula Grau, su musa en esa etapa, en la que también se recrearía con los efectos de teclados Korg Polysix y aportaría unos maravillosos coros espectrales.

Trabajando para la ocasión con el productor Gerry Rosado ambos comienzan a dar forma y a registrar en estudio el que sería el álbum de regreso de Corcobado. “Fotografiando el Corazón”, publicado finalmente en 2003, fue concebido en tierras aztecas pero ante la imposibilidad de una edición rentable el músico regresa a España con la obra bajo el brazo y consigue finalmente publicarlo.

El cancionero del nuevo álbum reúne a todos los Corcobados posibles en una sola entrega, esencialmente sus tres lados más reconocibles: ruido, baladas y versiones. Al fin se atreve a enfrentarse a su primer recuerdo musical en la cálida interpretación de ‘Poupee de Cire, Poupee de Son’ de su admirado Gainsbourg, amén de la intensidad que le pone a ‘Negue’. Otra parte a destacar serían los textos, que lucen con mayor sencillez, más cercanos a la canción popular (‘Secuestraré al Amor’) o sentimentalmente desnudos (‘Temblando’).

En mi opinión el secreto mejor guardado de la obra está casi al final, en esa ‘Gasolina de Besos’ en la que le bastan un par de líneas para redefinir el concepto de búsqueda permanente (“no olvides nunca que lo que nos mueve es el hambre y no el alimento”). En general el disco que lo trae de vuelta obtiene buenas críticas y en algunas de ellas lo reivindican como el Curro Romero del rock.

Hacia 2004 vuelve de nuevo a instalarse en España, fijando su residencia en los alrededores del Cabo de Gata, en Almería, donde se dedica a escribir su primera novela, “El Amor No Está en el Tiempo”, editada en 2005 por Tropismos y traducida al italiano para posterior publicación en Milán por Gran Vía. Acto seguido el artista convierte el cortijo almeriense donde habita en un estudio de grabación en el que registra, con la ayuda de Fino Oyonarte (Los Enemigos), “Editor de Sueños”, un nuevo álbum muy en la línea de su predecesor aunque algo más dado a la experimentación. Concebido en el desierto al igual que su primera novela y sin aparentemente mucha conexión entre una obra y otra, el artista combina en sus primeras presentaciones la lectura con la música en una gira que le llevaría por España, Italia, México y Venezuela.

Su recomendable faceta literaria se encuentra en su mejor momento, ocasión que aprovecha la editorial de poesía El Gaviero para sacar a la luz en 2007 la antología poética “Yo Quisiera Ser un Perro”.

También ve la luz ese mismo año en Mexico, donde disfruta de un prestigio totalmente merecido, el primer recopilatorio oficial de Javier Corcobado, “Canciones Insolubles”. El repertorio está seleccionado por el propio artista y por supuesto ni están todas las que son ni son todas las que están, pero a su criterio ese será el material más representativo para agrupar en un solo álbum. Con motivo de su salida, el artista se embarca en una gira en la que repasará lo mejor de su cancionero a los dos lados del Atlántico.

Durante 2008 Corcobado regresa a los estudios de grabación con la intención de registrar un nuevo y definitivo disco. Durante las sesiones de grabación, Javier actuaría en el teatro Metropolitan del D.F. congregando a 3000 personas y también realizaría un misterioso y entrañable concierto acústico en el Hard Rock Live.

“A nadie” sale a la luz en enero de 2009. El nuevo cancionero rompe con las entregas anteriores, creando una atmosfera en ocasiones de difícil digestión y mostrando su lado más crooner y visceral en temas como el que da título a la obra o en el dulce canto al suicidio de ‘Caballitos de Anís’. También se encuentran en él una variedad de estilos muy bien dirigidos que van de la samba a la rumba en ‘¿Por Qué Estoy Tan Triste?’ o del funk a la copla en ‘La Canción del Viento’. Tras la imposibilidad de seguir contando con su última banda, Javier renueva por completo la plantilla conservando únicamente al batería Jesús Alonso y añadiendo a la formación antiguos compañeros de La Chatarra como Susana Cáncer y Justo Bagüeste e incluyendo de nuevo a su amigo, el productor y bajista Fino Oyonarte. Juntos confeccionan un nuevo espectáculo que los embarcaría en una extensa gira internacional a lo largo del año.

El músico declara sin tapujos en una entrevista de promoción para El País ante el cuestionamiento del título del disco y las pocas opciones que este deja que “La humanidad es lo peor, sin duda. Basta con mirar a tu alrededor y ver cómo va creciendo el mal gusto año a año. Y eso es lo más leve que se puede decir. Sin embargo luego el trato de persona a persona me parece fascinante. Pero cuando se agrupan empieza la podredumbre espiritual”.

Para culminar la década el artista opta y consigue en la 14ª edición de los Premios de la Música el de Mejor Álbum Alternativo con “A Nadie”. Así pues, el singular músico, siempre sorprendente y atípico, recibe de una vez en su país algún tipo de reconocimiento a su intachable carrera.

Durante toda su trayectoria y a través de sus diferentes proyectos Javier ha versionado, o mejor dicho interpretado con su singular marca, todo tipo de clásicos. Al margen de los excelentes “Boleros Enfermos de Amor”, que también contenían material propio, el álbum “Luna Que Se Quiebra Sobre las Tinieblas de Mi Soledad”, publicado en 2011, se convierte en su primer disco de versiones. Según el artista, en esos momentos se encontraba dando forma a un proyecto de larga duración y el álbum llegó como un respiro, para desengrasar un poco.

De su vertiente literaria cabe destacar también su último poemario, que fue editado en 2009 y llevó por título “Cartas a Una Revista Pornográfica Viuda” y en el que habitan poemas cortos configurando una especie de manifiesto de la soledad que se refleja fielmente en el título.

Como último delirio del imperecedero artista, en la actualidad se encuentra dando forma al que será su proyecto más ambicioso. “Canción de Amor de un Día” será una pieza de 24 horas de duración. En sus propias palabras, “medité sobre la extraordinaria experiencia que sería levantarse un día a las 9 de la mañana, pulsar play en el equipo de música y pasar un día y una noche enteros escuchando ininterrumpidamente la misma canción, que terminaría a las 9 de la mañana del día siguiente”. La ambiciosa obra sin precedentes estará formada por cien piezas musicales homogenizadas y ensambladas formando una sola canción y estará compuesta por un selecto catálogo de artistas experimentados y noveles, de muy distintos estilos y con un solo nexo en común: el amor a la evolución y la salvación de la música. Se plantea también una edición audiovisual en la que cada una de las piezas vaya asociada a una pequeña película. Cien vídeos creados por una audaz congregación de realizadores cinematográficos en los que se ilustrarían las 24 horas de música.

Como adelanto de tan quijotesco proyecto su nuevo álbum, “Los Extertores de la Democracia”, viene a ser un fragmento del mismo, que de ver la luz se convertirá en la última obra romántica, ambiciosa y sin precedentes que lleve su firma. Siempre al límite e incapaz de acomodarse cabría preguntarse, ¿después de esto qué? Otra vuelta de tuerca más ya sería imposible, pero desde luego, si algo ha demostrado el tiempo (solo el tiempo y nunca España) es que la forma de entender el arte de Corcobado siempre va mil pasos por delante.

Para finalizar queremos compartir estas recientes declaraciones con motivo de su última entrega, en la que deja muy claro cuál es su visión actual del entorno: “Lo que le falta a la humanidad es Amor y le sobran la banca, la política y el dinero, es decir, la codicia desmesurada, que es sinónimo de carencia de belleza”.

Fotografía de cabecera: Aintzane Aranguen

View Comments (0)

Leave a Reply

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll To Top