«Freakscene: The Story of Dinosaur Jr.». Tocar en este grupo nunca fue divertido


Puede parecer una frase recurrente para hablar de muchos grupos pero en este caso no deja de ser cierta: Dinosaur Jr. no son una banda normal. Nunca lo han sido y nunca lo serán. Probablemente todo ello sea consecuencia de que las tres patas que forman este grupo de sonido mastodóntico (o las tres que lo han formado durante la mayor parte de su carrera) tampoco lo son. J. Mascis, Lou Barlow y Murph eran tres jóvenes de familias acomodadas pero con unos marcados problemas de socialización y ni siquiera el hecho de refugiarse en la música pudo cambiar eso. Aún a día de hoy, con la banda viviendo una nueva etapa de lo más productiva y aparentemente placentera, no parece que la comunicación entre ellos sea ni siquiera mínimamente fluida. Una constante en la carrera del grupo que les llevó a vivir innumerables conflictos y hasta a poner fin al mismo a finales de los 90, ya con Barlow y Murph fuera de la banda desde unos años antes. Todo esto ya lo sabíamos, en gran parte por la excelente labor de Michael Azerrad y su libro «Nuestro Grupo Podría ser tu Vida», y ahora también gracias a este «Freakscene: The Story of Dinosaur Jr.», documental dirigido por el realizador de videoclips Philipp Virus y que ha llegado por fin a nuestro país un año después de su estreno de la mano de Filmin.
Aunque Dinosaur Jr. no sea una banda al uso, el documental que narra su historia sí lo es, lo que no lo hace por ello menos interesante. De manera cronológica se repasa la trayectoria del grupo, desde aquel germen originario que fue Deep Wound, en el que Mascis aporreaba la batería y Barlow cantaba, hasta los más recientes años de la banda, con esos épicos conciertos en el Bowery Ballroom de New York con los que celebraron sus 30 años rodeados de colaboraciones. Lo hacen con bastantes vídeos de archivo y declaraciones, tanto de los tres protagonistas como de artistas cercanos, que no dejan de mostrar sus admiración por la banda. Bob Mould, Henry Rollins, Kim Gordon, Kevin Shields o un alocado Black Francis (ojo a su psicodélica definición del sonido del grupo) rinden homenaje a una banda que no necesitó mucho más que sus discos y un sonido apabullante en directo para pasar a ser de culto.
Sin profundizar excesivamente en los problemas del grupo pero repartiendo dosis de sinceridad sin complejos, Mascis reconoce entre murmullos que hubo momentos en los que se dedicó intencionadamente a molestar a Barlow, hasta el punto de que acabaron peleándose sobre el escenario antes de que el bajista fuera expulsado de la banda. Por su parte, Murph reconoce problemas de ansiedad y adicciones, que igualmente le hicieron salir del grupo. Todo ello genera una sensación un tanto amarga al pensar en el trío. Más todavía cuando, en varias ocasiones, escuchamos a sus miembros decir que formar parte de Dinosaur Jr. nunca ha sido divertido y que tan solo disfrutaron de su gira junto a Sonic Youth, banda a la que idolatraban y de la que se hicieron amigos, en el 86. En cualquier caso, quién mejor define lo que la formación transmite hacia fuera es Henry Rollins cuando dice que, «no serán los mejores amigos, pero sobre el escenario tienen una gran interacción y han encontrado el respeto entre ellos«. Y con eso tenemos que quedarnos.
Con eso y con que, en lo puramente musical, son una de las bandas más interesantes y peculiares del rock mundial. La manera de tocar de Mascis, con ese muro de amplificadores a sus espaldas, viene directamente heredada de su anterior faceta como batería. Reconoce que, cuando se colgó la guitarra, necesitaba sentir esa intensidad que le generaba el aporrear tambores y que buscaba conseguirlo a través de un volumen tan ensordecedor que, en ocasiones, Barlow y Murph no podían escucharse entre ellos. Tal vez derivado de esa batalla procede también la manera de tocar el bajo de un Barlow que encara el instrumento «como si fuera una guitarra y estuviera tocando hardcore«. Todo ello y esos característicos punteos, nada propios de una banda tan punk como ellos, hacen de Dinosaur Jr. lo que son y, esperemos, sigan siendo durante muchos años.