Camellos @ Sala Rockville (10-12-2021)


Las canciones de Camellos podrían ser la banda sonora de toda una generación. Precariedad laboral, tendencias absurdas, cambios de estilos de vida, algunos excesos y personajes dignos de Pantomima Full. Es decir, una buena caricatura grotesca de cada uno de nosotros mismos. Es difícil no conectar con la frescura de unas letras escritas en el lenguaje de la calle, sarcásticas y tremendamente originales. Camellos son una especie diferente, inimitable dentro de un ecosistema actual plagado de grupos sin personalidad y a rebufo de la fórmula que lo rompe en cada momento. Con la suerte en la cara, pero chocando contra ella, la banda sacaba en 2019 «Calle Para Siempre», uno de los mejores discos de aquel año y la confirmación definitiva de su público, que agotaba entradas en toda la geografía. Conciertos que, en su gran mayoría, no llegarían a producirse con la llegada de la pandemia y que, en su caso, también serían cancelados más adelante por lluvias torrenciales e infortunios de todo tipo. Sea como sea, había afán revanchista y la íntima Sala Rockville de Madrid se llenaba manera muy holgada con más de un mes de antelación. Oportunidad que nos desaprovechábamos para vernos de nuevo las caras y celebrar en comunión.
Con su arrollador inicio de siempre, la grabación de ‘Llamar’ daba paso a ‘Mazo’, uno de esos cortes que definen a la perfección el imaginario de Camellos y de todos los tristes urbanitas que amamos y sufrimos Madrid cada día. Tan preciosa como tóxica, gran homenaje este a la gran ciudad. Sin soltar el pie del acelerador, despachaban la maravillosa ‘Sabor a Cobre’, otro deleite para los sentidos lleno de acidez. Qué decir a estas alturas de ‘Ejecutivo Estresado’, auténtico himno con el que llegaban los primeros pogos de la noche, donde nos entregábamos sin contemplaciones y volcábamos frustraciones de currelas. Más de lo mismo en la sucesiva ‘Para Ya’ y sus guitarrazos acelerados o en la sensacional ‘Tentaciones’, una de esas balabas que, de no ser tan ciertas, serían para no parar de reír al escucharlas. En fin, como decía el maestro Rubén Pozo en una de sus canciones; «Mejor reírse, es lo más serio».
Pero más allá de letras tan guasonas y actuales como ‘Healthy’, ‘Avances’ o ‘Lo 100to’, se esconde una instrumentación de primer orden. Líneas de graves con una cadencia demoledora, melodías de guitarras cambiantes y unas voces que se cruzan a la perfección. Ahí están también trallazos tan generacionales como ‘Vaya a la Cárcel’, una de mis favoritas tanto en su ritmo como en una letra llena de nostalgia y retratos de esas épocas en las que supervivíamos y no había límites en el humor. ‘Cambios de Humor’ que anticipaban su próximo y esperado disco, al tiempo que seguían desfilando infraseres en forma de canción con ‘Tarde de Cine’, ‘Pesadilla en el Hotel’ o ‘Gilipollas’, tridente de ataque que no puede faltar en sus directos. Imprescindibles también resultan, ahora y siempre, su archiconocido ‘Arroz con Cosas’, donde saltaba al escenario Joe Crepúsculo, o ‘Becaria’. Seguramente una de las mejores canciones de espíritu punk escritas en castellano en este milenio. Con ella inauguraban su álbum de debut y ahora, en las distancias cortas del conciertos, es sinónimo de exorcismo. Empapados en sudor, nos despedíamos de ellos hasta la próxima con ‘Café Para Muy Cafeteros’. Estoy tan enganchado a esta cafeína que lo digo sin temblar; Camellos son en la actualidad el mejor grupo de toda la escena madrileña.
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