Algiers @ Café Berlín (Madrid) 01-03-2020


Son tantos ya los conciertos a nuestras espaldas que cada vez resulta más difícil encontrarse con una propuesta que sorprenda especialmente sobre el escenario. Por suerte siguen existiendo grupos como Algiers para convertir una lluviosa noche de domingo en un torbellino de rabia, distorsión y calor. Con el respaldo del ciclo Gures Is On Tour, la banda norteamericana llegaba a Madrid para presentar las canciones de su reciente nuevo disco, “There Is No Year”, cuyas muchas virtudes enumerábamos en nuestras páginas. Lo que es un disco excitante y con un sonido propio se elevaba al cubo en directo, con el grupo convertido en un ciclón totalmente desatado desde los compases iniciales del tema que abre y da nombre a éste, su último trabajo discográfico. Hizo falta más bien poco para que quienes nos enfrentábamos por primera vez a su directo entendiéramos que la siguiente hora y media iba a demandar que nos apretáramos los tapones en los oídos y cerráramos fuerte los puños.
Enfrentarse. Seguramente sea esta la palabra que mejor define cómo hay que afrontar un concierto de Algiers. La sensación de peligro es constante con ellos delante, la amabilidad de algunas de sus melodías torna en grito descarnado y el ruido es una constante que no tiene pausa ni siquiera cuando se retiran del escenario y nos invitan a esperar el bis. Un bucle de teclado y voz se repite hasta la extenuación llevándonos al límite mientras, tan hipnotizados como resignados, esperamos el siguiente latigazo. Este puede venir por parte de un Franklin James Fisher de imponente voz y no menos potente presencia física, de un Lee Tesche que desde la guitarra o el saxo no deja de proyectar distorsión y asincronía o desde esa histérica base rítmica que forman un salvaje Matt Tong a la batería y Ryan Mahan para todo lo demás. Líneas de bajo esquizoides, programaciones, samplers, coros y bailes frenéticos convierten a Mahan en el foco de todas las miradas, y con razón.
Aunque no centraron demasiado el repertorio en su último disco fueron tan imprescindibles canciones como ‘Dispossession’, ‘Hour of the Furnaces’ o ‘Void’ como los viajes al pasado de ‘Walk Like a Panther’ o ‘Cry of the Martyrs’. Con todas ellas nos mantuvieron en vilo, a ratos haciendo posible moverse en algo parecido a un baile, sobre todo cuando explotaban su lado más soul, y en otros poniendo nuestros nervios a flor de piel en ese huracán de distorsión, agudos y bucles eternos que convierten su directo en una propuesta realmente extrema. Noches así no se olvidan.
Texto: Iván Díaz
Fotografías: Luis Arteaga