Uniforms @ Costello (Madrid) 21-03-2019


Convertidas en una de las bandas emergentes más destacadas de la escena actual, Uniforms debutaban discográficamente el pasado año con la edición de «Polara». Unos nombres que entrarían con fuerza en carteles y listas de álbumes, entre otras muchas la de nuestra modesta publicación, en la que referenciábamos su opera prima como uno de los mejores discos de 2018. Desde entonces, el tridente femenino, que completa ahora en directo un bajista, no ha parado de crecer firmando conciertos en salas y actuaciones en festivales. Con ganas de ver cómo se desarrollaban en directo sus características atmósferas espaciales y esas capas de sonido shoegaze, marcábamos con rojo en nuestras agendas su visita a Madrid. Una velada que se encargaban de abrir entre continuos gestos de agradecimiento los jóvenes Chloral. A Uniforms por la oportunidad que les brindaban y a todos los asistentes a los que no nos esperaban, más allá «de sus propias familias», tal y como dijeron en un chascarrillo que resultaba tan inocente como sincero. Metiendo mucho ruido con sus guitarras y una buena actitud sobre las tablas, se ganaron al público dejando claro que ahí están los cimientos para algo más grande que solo el tiempo, las ganas y esa pizca necesaria de azar dirán en qué termina la cosa.
Ante una audiencia que no desaprovechaba la oportunidad de asistir a un concierto especial en la intimidad de Costello, las chicas de Uniforms saltaban al escenario para repasar «Polara» al completo. Un viaje en el que sonaban brillos de dream pop en temas como ‘Perlas’, el enérgico ‘Don’t Wake Up’ o la expansiva ‘Big Bang’. Un mejunje en el que tampoco faltaban los momentos más sucios y distorsionados. Desde el sosegado space rock que termina por romper en ‘Antípodas’ hasta esos cañonazos de ruido melódico que traían consigo ‘Huesos’, ‘Addicted’ y la bola de demolición de ‘EDMP’, con la que se acercaban a las constelaciones sonoras de Slowdive. Con pasión y energía, la gran nebulosa de Uniforms se cerraba con los tonos de ‘Gris’, que resonó melancólica por todo el cielo de Madrid. Una despedida que terminaba por responder de manera inmejorable a nuestras elevadas expectativas volcadas en un grupo cuya estela ya empieza a abrirse camino hacia nuevas dimensiones. Y eso de contemplar en primera persona el nacimiento de una estrella es algo que no se ve todos los días.