Nueva Vulcano + Las Ruinas @ Sala Apolo (Barcelona) 18-02-2016


El festival Curt Circuit, que se celebra durante casi todo el año en diversas salas de la ciudad condal con varios de los grupos más interesantes de eso que llaman “la escena” (’77, Biscuit y un largo etcétera), nos sirvió en bandeja de platino un doble cartel imperdible para servidor de ustedes. Sí, un concierto en el que se puede disfrutar de dos de los conjuntos guitarreros más guachis de Barcelona, Nueva Vulcano y Las Ruinas, era de presencia obligada para los amantes de los márgenes musicales.
El trío adalid del heavy pop de baja fidelidad, Las Ruinas, se presentaba por primera vez (creo) en la sala grande del Apolo -para muchos el mejor lugar de la ciudad para ver un chou-, y mostraron unas ganas de gustar sobre el escenario como hacía tiempo no veía. Seguramente la mitad de los presentes poco conocía al grupo más allá de sus jits más conocidos (que no son pocos pero no los suficientes), pero tras su concierto, en el que repasaron someramente su reciente “Siesta Mayor” (diría que las tocaron casi todas), estoy convencido que más de uno ha sentido la imperiosa necesidad de conocerlos más a fondo. Y con razón. Esta gente tiene muchas tablas, saben sonar rotundos a la vez que melódicos, y siempre nos demuestran que a actitud (dedicaron ‘Cubata de Fairy’ a los pijos alelados de Fangoria) y humor absurdo pocos les ganan. Y si además les acompaña su compadre Hans Laguna a la guitarra en varios momentos del concierto, tenemos como resultado uno de los más redondos que he presenciado de Las Ruinas.
Y si los del sello El Genio Equivocado salieron a matar, Nueva Vulcano no se quedaron cortos. Esta gente gusta y se gusta, su punk costumbrista tiene una base de fans como pocos grupos del subsuelo patrio, y con la excusa de presentar su nuevo sencillo en BCore (“Nombres y Apellidos”, que la verdad, me ha dejado bastante frío), volvieron a hacer gozar a los treintañeros urbanitas a los que tanto gusta lo que canta Artur Estrada. “Novelería” a tutti plen, intensidad, emociones desbocadas… y aunque algunos los tachan de pretenciosos (“ese xilófono no se oye y lo llevan sólo por quedar guay”, dijo alguno y no le quito la razón pero tampoco se la doy), el cuarteto vulcaniano suda tanto la camiseta y le echan tantas ganas en el escenario, que siempre dejan buen sabor de boca.
Texto: Andrés Derrick
Fotografía de Madrid (24-03-2015): Luis Arteaga