Nacho Vegas @ Noches del Botánico (Madrid) 29-07-2022


Un año más, las Noches del Botánico han dado sentido musical a la primera parte del estío madrileño con una programación diversa y sin complejos. Sin intención de enumerar aquí las muchas e interesantes noches propuestas, nos centramos en la de ayer, la que subía al escenario a Nacho Vegas para vestir de largo las canciones de su «Mundos Inmóviles Derrumbándose», publicado a principios de año, cuando el abrigo era prenda imprescindible en nuestro modelito del día. Lo hacía en este incomparable marco, con el público en sillas (no ahora por imposición sino por elección) y una escenografía sencilla pero cuidada, con pantalla a sus espaldas y unas grandes bolas de papel decorativo que adquirían el color con que bañaban las luces cada tema del asturiano.
En lo musical, no parece resentirse de la pérdida de sus «leones benaventes«, que vuelan libres ya desde hace un tiempo. A estos les sustituyen la berlinesa Juliane Heinemann a la guitarra, Ferrán Resines a los teclados y Hans Laguna al bajo, que se unen así a los habituales Manu Molina y al inmenso Joseba Irazoki (a sus pies) además de a una pequeña representación del coro Al Altu la Lleva. En total, diez músicos en el escenario, cinco hombres y cinco mujeres (¿veis como sí se puede?).
La noche comenzaba puntual y con una introducción en bucle que anticipaba la apertura con ‘Belart’, tema que inicia también su más reciente entrega discográfica y que fue clara protagonista de la noche. Como si de los círculos de Podemos se tratase, al final de cada canción el público se empeñaba en pedir a gritos este o aquel otro tema. Esa canción de la ya extensa discografía de Vegas que te ha tocado la fibra en algún momento puntual de tu vida y que has hecho tuya. Todos tenemos alguna (ay, cómo eché en falta ‘La Vida Manca’), pero la banda venía con una premisa muy clara: presentar sus nuevas composiciones. Así, sonaron temas como ‘El Don de la Ternura’, la preciosa ‘Ser Árbol’, una ‘Big Crunch’ celebrada y bailada y en la que Vegas entró en duelo vocal con Irazoki o esa maravilla titulada ‘El Mundo en Torno a Ti’, que seguro el tiempo pondrá en el lugar que merece. También, cómo no, una confesional ‘Ramón In’ que invoca aquellos primeros discos, crudos e intensos, y que terminó en explosión de ruido y unos coros góspel que por momentos nos hicieron pensar en los mismísimos Spiritualized.
También la figura de Nick Cave nos pasó por la cabeza anoche. Sin alardear de tanta vitalidad escénica como el australiano, Vegas ha adquirido ese aura de cantante-director de orquesta, con enorme presencia y la capacidad de poner a la audiencia en absoluto silencio para después zarandearla a su antojo. Tampoco tienen mucho que envidiar a los Bad Seeds la banda que le respalda. Con un sonido impecable en todo momento vistieron las canciones de tal manera que hicieron que Vegas pudiera despojarse prácticamente del todo de cualquier instrumento. Mención especial para un Joseba Irazoki que ejecuta arreglos, puntea e ilustra el ruidismo como pocos y que consigue que las canciones en directo se acerquen tantísimo a sus versiones de estudio que asusta.
Volviendo a estas, y aunque cada uno echó de menos sus favoritas, no faltaron, ya en la recta final, imprescindibles como ‘La Gran Broma Final’, ‘Cómo Hacer Crac’, ‘El Ángel Simon’ o ‘El Hombre que Casi Conoció a Michi Panero’, siempre celebrada y con esos «sha la lalalala» coreados por la audiencia. Antes, incluso se dio un baño de masas bajándose del escenario al final de ‘La Pena o la Nada’, tema incluido en su disco compartido con Bunbury y que incluye frases tan certeras, de esas que te llevas a casa, como «entre el dolor y la nada, elegí el dolor«. Y un poco antes incluso, había tenido a bien rescatar una maravillosa ‘Hablando de Marlen’, había convertido la ‘Ciudad Vampira’ de su «Resituación» en ‘Ciudad Fascista’ y nos había brindado, a las segundas de cambio, una ‘Detener el Tiempo’ siempre punzante, bella y dolorosa. Y es que así son, precisamente, las canciones de Nacho Vegas. También sus conciertos.