Nacho Vegas @ La Riviera (Madrid) 28-01-2023


Un año después de sacar su último disco, «Mundos Inmóviles Derrumbándose», Nacho Vegas volvía a Madrid para celebrar los últimos estertores de una gira que comienza a divisar el final. Lo hacía en una Riviera vestida para la ocasión, con una puesta en escena teatral y delicadamente bella, con tres grandes globos luminosos que subían y bajaban anunciando el derrumbe de nuestras defensas. Y es que escuchar el cancionero del astur siempre tiene un punto masoquista, con aquellas letras más pretéritas en las que cantó al desastre y al fracaso como nadie lo ha vuelto a hacer en castellano. También existe en sus composiciones un halo redentor que impulsa el cambio o que al menos da cobijo, creando un particular club de malditos que acudíamos a la llamada de la tribu.
Era precisamente el tam-tam de ‘Belart’ el que abría el exorcismo colectivo para poco después desgarrarnos con una de las canciones más nostálgicas de su repertorio. Remontándose a esa etapa primeriza, donde de la mano de Limbo Starr reformuló la figura del cantautor, rescataba ‘Detener El Tiempo’. Una de esas letras que siempre consiguen emocionarme profundamente. Clásico es ya también ‘Ser Ábol’, en la que guitarra acústica en mano apelaba a crear fuertes vínculos afectivos.
Una senda que, tras dejar un poco atrás su prosa más eminentemente política, Vegas retomaba con su último disco, hablando de cosas aún más gigantes y universales; situando la ternura en el centro de todo. Así llegaba precisamente ‘El Don de la Ternura’, y también una tremenda ‘Esta Noche No Acaba’, en la que con voz grave cantaba de nuevo al amor más puro y convulso, con un Joseba Irazoki y unos coros que elevaban la tonadilla al universo atmosférico y reverberante de Spiritualized. Aunque tal vez el momento más visceral de la noche llegaba con la interpretación de ‘Ramón In’, dedicada a su fallecido amigo y cantada con el sentimiento que merece. Vegas se emocionaba visiblemente sobre las tablas y sus seguidores le acompañábamos desde abajo, con el corazón en un puño y la piel de naranja para este homenaje.
Apelando a la colectividad, también nos regalaba su imprescindible ‘Ciudad Vampira’, sacando el megáfono y cantando al unísono todos juntos aquello de; «¡Saldremos esta noche a destripar! En este compromiso social y político, llegaba también ‘Big Crunch’ y, haciendo de la intimidad política, la descarnada ‘El Mundo En Torno A Ti’. Un alegato que ya estaba ahí desde sus primeros pasos, con cortes como ‘Cómo Hacer Crac’, con la que se adentraba definitivamente en los bajos fondos.
Rebuscando en ese lodo sentimental se abordaba el tramo final. Ese espacio donde jamás debería faltar ‘La Gran Broma Final’. Volviendo a sonar los tambores, nos clavaba en mitad del pecho una de las letras más agudas y salvajes que haya escuchado nunca sobre la ruptura. Algo que se parte en dos para siempre y que todos alguna vez hemos sentido. Es precisamente en este sentir mundano y comunal donde Vegas conecta con su audiencia a un nivel difícil de explicar, comprendido y valorado a ambos lados de océano. Solo así se entiende la intensidad con la que se coreaba ‘La Pena o La Nada’, bordando un recuerdo imborrable en los presentes y despidiéndose a unos necesarios bises.
Lo único fatídico de que artistas como Nacho Vegas sigan sacando discos nuevos es que siempre echas en falta decenas de canciones especiales para ti. Cada cual con sus favoritas, por supuesto. En esta ocasión, las elegidas para el cierre eran la primigenia ‘El Ángel Simón’, con su letanía cruda y la incontestable ‘El Hombre Que Casi Conoció A Michi Panero’. Esta última es el resumen antológico de toda una carrera, donde la poesía maldita y la vulnerabilidad volvían a convertirse en una gran fiesta colectiva para expurgar dolores. Gracias por otra noche especial donde volvimos a sentir la vida desde las tripas.