Entrevista con Enric Montefusco


«Me apetecía hablar con las personas y hacerlo a través de unas letras más directas y que reflejaran una serie de temas de calado universal. Esa ha sido la intención y realmente la música popular es eso, no es otra cosa sino eso» (Enric Montefusco)
Cuando se anunció el final de Standstill a muchos se nos hizo un nudo en el estómago. Uno de los grupos más brillantes, inquietos, innovadores y consecuentes de nuestro país ponía fin a una trayectoria totalmente ascendente abonada siempre al riesgo. Y aunque el núcleo del grupo lo formaban varios músicos era Enric Montefusco, su principal cantante y compositor, quien daba forma a unas ideas de las que nacieron discos tan excitantes como «Vivalaguerra», «Adelante Bonaparte» o «Dentro de la Luz».
Ahora comienza una nueva etapa, con la formación dividida en diferentes proyectos y con Montefusco arrancando uno nuevo, bajo su propio nombre y apellido, y que comienza a andar con un debut en el que se reconocen los mimbres de su carrera pero en el que, cómo no, se da un paso más hacia delante. «Meridiana» es un cuadro costumbrista convertido en canciones, música popular pero sin perder una ápice de esa intensidad que siempre ha acompañado la obra del músico catalán. Y para charlar sobre este nuevo trabajo compartimos el comienzo de una tarde lluviosa en Madrid.
De discurso pausado pero firme, Enric es una de esas personas que te convence con cada palabra, que defiende su obra con argumentos sólidos y que hace gala de un discurso comprometido tanto en lo social como en lo personal. Este es el resultado de nuestra charla con él:
¿Cuándo nacieron estas canciones? ¿Comenzaste a componerlas antes del final de Standstill o fue tras la separación cuando decidiste empezar a trabajar en ellas?
Siempre me pasa que desde el momento en el que acabo un disco, en este caso “Dentro de la Luz”, empiezan a salir ideas, y eso no lo puedo controlar ni parar. Esos dos años desde que se publicó el disco hasta que nos separamos fueron surgiendo ideas pero en ese momento no sabía si serían para un disco de Standstill o no. Algunas de ellas están en “Meridiana”.
¿En algún momento pensaste en hacer un disco en solitario aunque Standstill hubiera seguido en activo?
No, nunca. Standstill era mi proyecto vital, todo lo he pasado por ahí, todas mis composiciones y todo lo que he llegado a pensar y crear ha pasado por ese filtro y para mí no tendría sentido buscar otro. Simplemente se trataba ahora de cambiar el equilibrio y publicar estas canciones bajo mi nombre, renovando un poco toda la energía.
Visto desde fuera ya daba la impresión de que, al menos en “Dentro de la Luz”, eras el principal compositor, dabas forma al trabajo y después lo ponías en común con el resto del grupo. ¿Ha sido igual el proceso en “Meridiana” pero con otros músicos?
Efectivamente. Mi día a día ha sido exactamente el mismo y el proceso muy parecido en el sentido de que yo compongo en soledad, en mi casa o donde sea, y llegado a un punto lo comparto con otros músicos. La diferencia es que ahora en lugar de con cuatro buenos músicos he contado con doce buenos músicos. He tenido más libertad para escoger a quién necesitaba para cada tema y también he disfrutado de eso.
Revisando los créditos y toda la gente que ha participado en el disco reconocemos algunos nombres de anteriores trabajos de Standstill.
En “Adelante Bonaparte” empecé a trabajar con algunos músicos que han repetido aquí, sí.
También encontramos a Marc Clos, un habitual dentro de la escena de Barcelona, pero el resto me son desconocidos. ¿Vienen algunos de ellos de unos ambientes o una escena musical ajena a la del rock o el pop?
Creo que lo bonito del disco es que he trabajado con gente de ámbitos muy diferentes y que al pasarlos por mi filtro, y junto con el resto de instrumentistas, surgió como reto el crear un ambiente propio y un único clima para todo el álbum. Estoy muy contento con el resultado, pese a que, como tu bien dices, hay músicos que vienen de la clásica, otros de la música popular, otros de sonidos más cercanos al indie… Ha participado gente muy dispar.
Creo que se nota en el resultado. Hay muchos arreglos que remiten a la música clásica o diferentes sonoridades. También, y aprovechando que mencionas lo de la música popular, tengo que decir que te ha quedado un disco muy de “canción popular” en el sentido más amplio del término, ¿no crees?
Yo creo que ha ido por delante mi momento vital y lo que necesitaba hoy en día, que era algo tan sencillo como comunicar, intentar encontrar un lenguaje que pudiera entender todo el mundo y que no fuera exclusivo de un público con un bagaje cultural y musical muy concreto. Me apetecía hablar con las personas y hacerlo a través de unas letras más directas y que reflejaran una serie de temas de calado universal. Esa ha sido la intención y realmente la música popular es eso, no es otra cosa sino eso. Ahí ha habido una convergencia que ha sido un poco inesperada, porque no lo pensé de antemano, pero de alguna manera he entendido y he hecho mía esta idea de la canción popular, a pesar de que de algún modo ya lo hubiera estado haciendo anteriormente.
Has conseguido hacer un disco muy personal pero a la vez es muy fácil que la gente lo haga suyo y se identifique con gran parte de las letras.
Esto está fuera de mi control pero normalmente cuando uno consigue ser muy fiel a su propia individualidad y explicar bien eso que te ha ocurrido a ti o que has vivido solo tú se convierte en universal, porque en el fondo todos vivimos cosas muy parecidas. Más aún si hablo de temáticas culturales y sociales que, para bien o para mal, nos han tocado a todos de manera parecida.
Efectivamente en el disco hay contenido social, de actualidad, incluso político, pero de una manera sutil y sumergido siempre dentro de historias personales.
Eso es lo que te iba a decir. A mí me interesa cómo afecta o cómo ha afectado ese entorno social y cultural a mi vida íntima. Ahí es donde yo veo el interés y desde donde me sé expresar pero a diferencia de otros discos, en los que he hablado de temas más personales, como la familia o la espiritualidad, en este realmente me apetecía o necesitaba hablar de algo que tiene que ver con lo que nos hemos encontrado en casa, en la escuela, en la televisión… lo que nos ha moldeado, en muchos casos para mal, y creo que eso está más implícito en las canciones.
Creo que un término que utilizas en una canción, el de “enciclopedia familiar”, define muy bien el disco.
¿Define la mierda de educación que tuvimos? (risas).
Por ejemplo. Creo que podría ser una enciclopedia familiar de cualquiera de nuestras vidas.
Esta canción, ‘Flauta Man’, es bastante representativa del disco porque es una especie de acopio de cosas inútiles o por lo menos mal enfocadas, que nos ha tocado vivir. Creo que se nos han presentado las cosas más importantes de la vida de la peor manera y en cambio se ha puesto el acento en cosas muy poco importantes. Lo único que interesa es convertirnos en gente productiva y todo lo que pasaba por dentro de cada uno se ha desatendido absolutamente. Al final nos hemos encontrado sin trabajo y arrojados a un mundo muy complejo sin las herramientas necesarias para desenvolvernos en él.
El debate sobre la educación está ahora además muy vivo. En algunas ciudades de España se han vivido recientemente huelgas convocadas por las asociaciones de padres y madres en protesta por la cantidad de deberes que sus hijos se llevaban a casa mientras que cada vez surgen más debates acerca de cómo educar en los primeros años de escuela.
Es que es una educación basada en unos parámetros muy concretos y, en mi opinión, muy jodidos. No se escucha a las personas, a la voz propia de cada persona, que es la que tiene que dar las claves de su personalidad, de sus intereses y de lo que es capaz de aportar a la sociedad. Eso se anula de raíz, se nos pasa a todos por el mismo rasero y se pretende simplemente que seamos personas que cumplen con una serie de obligaciones aunque no conectemos con nosotros mismos. Eso a medio y largo plazo es un fracaso de vida. Y cuando aparecen crisis económicas todo eso es aún mucho más flagrante.
¿Te consideras por ello un privilegiado al ser músico y poder exteriorizar ese mundo interior?
Claro. Me ha costado muchísimo pero me siento muy afortunado de estar en el lugar en el que me encuentro y poder expresar lo que me pasa, lo que me duele o lo que me inquieta a través de la música. Eso es una suerte. Solo espero que se traduzca en algo útil para los demás y también de ahí el compromiso social de hacer un disco como este.
En relación a lo que hablamos, también aparecen varias referencias futbolísticas en las letras, como si fuera imposible vivir ajeno a ello.
Claro, es que yo me he educado en eso completamente. Fútbol por todos lados, en la tele, en la familia, en el cole…
Vamos a cambiar de tercio y hablar del sonido del disco. Me gusta como alcanzas unos niveles muy altos de intensidad sin necesidad de recurrir a las guitarras eléctricas ni la distorsión. Creo que aquí guitarras eléctricas o hay muy pocas o ninguna.
Ninguna. Fue una de las premisas para mí, que no hubiera nada eléctrico, todo acústico.
¿Desde que comenzaste a trabajar en el disco?
Sí, sí. Hay algún teclado, algún arreglito de teclado, pero la mayoría se hizo con el acordeón, una guitarra, violín, algún viento, percusiones y voces. Tampoco hay ningún bajo.
También me llama la atención que hay muchos arreglos y bastantes remiten a sonidos muy cotidianos. En su día me marcó, al ver el documental de Standstill “Diez Años y Una Zanahoria”, la imagen en la que grabáis el sonido de vasos y cucharas para ‘1, 2, 3 Sol’.
Sí, eran literalmente eso, vasos y cucharas (risas).
En este disco también habéis utilizado recursos como ese ¿no? Hay algún momento con sonido ambiente y me da la impresión de que a veces en lo más cotidiano encontráis ese recurso con el que dais en el clavo.
Sí, sí, clarísimo. Por ejemplo hay un tema, ‘Obra Maestra’, que es la imagen, como si fuera un cuadro, de un bar, y ahí volvimos a utilizar elementos de bar para transmitir ese ambiente. Es difícil de sustituir el sonido de las cucharas y el ruido que hay en un bar. A veces no es necesario pasarlo por un instrumento si este sonido ya es un instrumento en sí mismo.
En relación a la cantidad de arreglos que contienen las canciones, ¿te resulta difícil saber cuándo definitivamente has terminado un tema?
Yo me vuelvo loco, podría estar diez años haciendo un disco. Pero bueno, también me obligo un poco a ponerme plazos porque es que no paro de tener nuevas ideas, de querer perfeccionar las anteriores, de cambiarlas… Además es una locura porque a medida que voy haciendo la canción yo también voy cambiado y a lo mejor la idea original ya no es la que más me interesa. Es una neurosis total (risas).También para ello la experiencia es útil y he aprendido con los años a jugar y convivir con todo esto.
¿Has tenido a alguien en este disco que te echara una mano a la hora de tomar decisiones o que te guiara un poco en este proceso de saber cuándo está terminada una canción? Porque este disco creo que lo has producido tú pero al menos en el anterior de Standstill compartías labor con Ricky Falkner.
Los tres últimos los hice con Ricky y este lo he producido yo.
¿Y no has tenido a nadie que te diera esa visión externa?
No. De hecho es que no pasaba ni con Standstill. Ricky se encargaba de la factura, del arreglo en sí, de que en la grabación todo sonara muy bien, pero la idea del arreglo siempre fue mía. La concepción abstracta de cada arreglo y de cada tema era mía y ahora más todavía.
Una frase del disco que me marcó desde que la escuché en el adelanto es la que reza que “si el duende nace del dolor esto será una obra maestra”. ¿Crees que es así? ¿Las mejores obras nacen del dolor?
Por lo menos las que a mí me interesan. El arte se puede enfocar desde muchísimas maneras, tiene muchas capas y muchas lecturas pero a mí el arte que no sale de eso, de intentar sacar y compartir eso que si no es a través del arte no se puede compartir, me interesa menos. De alguna manera ligo esto con el entorno social, cultural y de las problemáticas que quiero tratar en el disco y creo que esta canción lo expresa bastante bien.
Pensaba al escucharla en el último disco de Nick Cave, un álbum que nace del dolor y que a mí me parece una obra maestra.
No lo he escuchado aún. Me gusta mucho Nick Cave pero todavía no he podido escucharlo.
Pues creo que es un disco oscuro pero que tiene cierta luz. También creo que la tiene tu disco.
Mucha. De hecho por muy oscuros que sean los temas que siempre he compuesto en realidad hago los discos para, en medio de esa oscuridad o esas cosas malas, buscar una solución, en mi vida y por tanto en los discos. Por eso los discos siempre tienen una luz al final, o al menos la proponen. En este caso la luz, en este entorno adverso, que me toca los cojones y me duele y en el que hemos crecido y sigue creciendo la gente, es pensar que en realidad los niños nacen con todo el potencial del mundo y que sigue siendo así. Por eso seguimos teniendo la oportunidad de hacerlo bien una vez tras otra y lo bonito para mí es pensar que está por hacer y es posible.
Cuéntanos algo del artwork del disco, que todavía no hemos podido tenerlo en las manos y sabiendo como cuidabais esta parte en Standstill seguro que es muy interesante.
He trabajado con Rafa Castañer, que es con quien hice el de “Adelante Bonaparte” y es un crack. Hemos trabajado todo el imaginario social con un trabajo de collage en el que me incluyo en todo este universo de referencias culturales y de infancia, mejores o peores. Soy un poco abstracto explicándolo pero creo que esas imágenes transmiten bastante bien lo que tiene el disco.
También nos encontramos muy presente Barcelona ya desde el título. ¿Ha influido la propia ciudad en el disco?
No sé, no creo que sea muy inspiradora (risas). Creo que lo jodido de Barcelona que he intentado sacar en este disco es igual de jodido en cualquier otra ciudad, lo que pasa es que esta es la mía. Para mí la gracia es que las cosas de las que hablo sean extrapolables a cualquier otro sitio.
Hace poco recordasteis con un concierto en el aniversario del sello Bcore la primera etapa, más hardcore, de Standstill. ¿Qué crees que le aportó musicalmente aquella época al Montefusco músico de hoy en día? ¿Qué queda de él? Me vuelve a venir a la mente la intensidad, algo que creo que mantienes a día de hoy pero canalizado de otra manera.
Yo creo que el principal legado que me dejó ese entorno son los valores, que aún a día de hoy no solo llevo sino que están más vigentes y me son más útiles que nunca, ahora que tengo que saber defenderme a mí y a mi obra de todo tipo de amenazas. También el saber tener control de quién eres, no ponerte en manos de nadie, ser tú, el “do it yourself” en el sentido más amplio de la palabra. Creo que eso lo estoy intentando llevar hasta las últimas consecuencias. Tener control sobre todo lo que está bajo mi nombre y lo que quiero transmitir para mí es fundamental, y además darle un contenido nada complaciente con la sociedad y con toda esta serie de cosas que creo que es necesario señalar. Eso es herencia directa de ese lugar. Y a nivel estético-musical obviamente ahora me interesa menos esa sonoridad pero hay una especie de tendencia catártica y de intensidad, como tu decías, que se ha mantenido hasta el día de hoy. Aunque ya no use ni siquiera electricidad busco sin querer ese nivel en el que la música llega a la piel, que se convierta en algo incluso físico. Eso supongo que lo saqué del hardcore y del punk y lo sigo aplicando aunque toque con una pandereta (risas).
Hablas sobre mantener el control de tu obra. ¿Te ha resultado difícil en algún momento? Porque con Standstill habéis llegado bastante arriba y tal vez ahí es más complicado conseguirlo.
Bueno, digamos que me he tenido que posicionar muchas veces en contra de cosas que por defecto iban en detrimento de mi obra. Muchas, muchas veces he tenido que decir no, no, esto no…
A eso me refería.
Muy, muy a menudo. Eso por un lado significa sacrificar una serie de vías rápidas para llegar a más público pero a mí nunca me ha interesado. No es por esto por lo que estoy aquí. Es más, creo que eso ha permitido que nuestro crecimiento haya sido, cuando estaba con Standstill y espero que ahora, muy paulatino, muy natural y muy espontaneo.
Además del disco has estrenado recientemente una obra de teatro, “Tata Mala”, en la que se incluyen algunas canciones del álbum. ¿Cuánto están ligados la obra y el disco? ¿Van a ir por separado?
Van a ir mucho más por separado que las cosas que hemos hecho antes. Hasta ahora los espectáculos representaban y presentaban cada disco, eran el disco de pe a pa y no tenía otra intención que presentar ese álbum. Esto en cambio es independiente, es una obra de teatro basado en un texto que ha escrito mi mujer y aunque trata un tema parecido y tiene un posicionamiento similar es independiente. Es mucho más teatral, hay mucho texto y menos música. Son muy complementarios, si te interesa “Meridiana” te interesará “Tata Mala”, y al revés.
¿Tenéis intención de moverla por el resto de ciudades de España?
Sí, sí, espero. Ahora estamos mirándolo pero bueno, es una obra grande, somos 30 personas y no es tan fácil como llamar a un sitio y que te lo monten. Es más complicado y va más lento el circuito teatral que el musical.
Además imagino que contará con una escenografía peculiar
Pues en este caso no hay escenografía, la escenografía son las personas. Cuento con una asociación de gente que forman como torres y figuras que hacen el efecto de escenografía. Ese universo es muy interesante y estoy muy contento de cómo suma ese texto con esta música y con esta puesta en escena, tan extraña y simbólica.
Y terminando con el directo, ¿qué formación vas a llevar sobre el escenario? ¿Te da más opción a actuar en solitario este nuevo disco?
Podría hacerlo pero me apetece tocar los temas tal y como están en el disco y para ello he montado una banda, que es con quien ya tocamos en Vic y que funciona muy bien. Son tres musicazos y estoy muy contento, para mí es un lujo estar con ellos. Ya tengo ganas de que empiece la gira para que lo podáis ver.
De momento solo conocemos la fecha de Barcelona, ¿tenéis ya más programadas?
En Barcelona es el 14 de diciembre en el Casino La Alianza de Poblenou, y en Madrid yo creo que muy prontito podremos anunciarla. Seguramente en enero, principios de año…
Con Standstill en Madrid llegasteis a llenar La Riviera. No sé ahora a qué nivel de público crees que puedes estar.
Esta fuera de mi control completamente, ahora mismo no lo sé. Obviamente no empiezo de cero pero también lo de La Riviera fue una cosa muy concreta, una despedida, el último concierto… tampoco era una escala real.
¿Tú crees que no?
Bueno no lo sé, no lo puedo saber (ndr: afirma con un repentino arrebato de ilusión)
Yo creo que aunque no hubiera sido una despedida ese concierto habría funcionado muy bien.
Puede ser… Ahora veremos. De todas formas esto es una apuesta de largo plazo así que el tiempo dirá. Yo confío en que esto es el siguiente paso de un camino que viene de muy lejos y creo que eso será bastante perceptible.