Dropkick Murphys @ Palacio de Vistalegre (Madrid) 28-01-2020


La pasada semana volvía a reencontrarme en directo con Dropkick Murphys. Aquel concierto hace ahora cinco años sería una de las primeras coberturas que hice para Everlong Magazine, lo que teñía la ocasión de una alegre melancolía. Muchas cosas han cambiado desde entonces y parece evidente que la banda de Massachusetts ha terminado por abrazar algunas de las fórmulas del rock de estadios. Acompañados en esta ocasión de una banda aún más numerosa, con tres guitarras, bajo, batería y algunos vientos y gaitas que entraban y salían, Ken Casey dejaba de lado su función de bajista para ponerse al frente, ahora sí totalmente equiparado en protagonismo a Al Barr. Micro en mano, ambos comenzaban con la banal ‘The Lonesome Boatman’ para echar poco después el Palacio de Vistalegre abajo con su clasicazo ‘The Boys Are Back’. Casey y Barr se movían frenéticos sobre las tablas y fuera de ellas, subiéndose a la valla para cantar sobre las primeras filas y desatar el éxtasis colectivo. Su público mayoritariamente joven parece haber asumido al pie de la letra su legado, pero pese a que los Murphys resurgían del letargo discográfico en 2017 tras cinco años sin editar un LP, no cabe duda de que siguen siendo sus grandes clásicos los que consiguen conectar con el fan. De sus últimas canciones resistían el envite ‘Blood’, ‘First Class Loser’ y ese himno colectivo que es ‘You’ll Never Walk Alone’, donde se aseguraban el éxito cantando el maravilloso emblema futbolístico del Liverpool.
Homenajeando también a algunas de las cumbres del punk, Dropkick Murphys versionaban ‘I Fought the Law’, aquel tema escrito por The Crickets que terminarían por convertir en inmortal The Clash. Además sorprendían presentando en primicia la furiosa cover de ‘The Bonny’, temazo con el que vuelven a mirar a las raíces celtas, en este caso las del folclore de Gerry Cinnamon. Una cultura tradicional de la que sacan la emocionante ‘Amazing Grace’, otro de esos himnos populares que han integrado fantásticamente bien a su repertorio. Aunque para fiesta absoluta la que provocaba la furia desatada de ‘Citizen C.I.A.’ y aún más la celebradísima ‘Johnny, I Hardly Knew Ya’, cantada puño en alto por todos los asistentes. Más de lo mismo en esa ‘The State of Massachusetts’ que no podría faltar en ninguno sus directos y que presagiaba que estábamos llegando al final. Un clímax que seguía anticipando ‘Out of Our Heads’ y que tras los bises ponían en bandeja ‘Rose Tattoo’ y la canción más famosa del de los norteamericanos: ‘I’m Shipping Up to Boston’. Un tema en el que terminaban abriendo la veda para que las primeras filas de jóvenes inundaran el escenario para despedirse con ‘Until the Next Time’. Seguramente estos Dropkick Murphys hayan rebajado la crudeza de su propuesta, actualmente me creo mucho más a bandas como por ejemplo Fontaines D.C., pero no se puede negar que los Murphys siguen siendo una auténtica garantía en directo, ofreciendo conciertos altamente disfrutables llenos de algunos de los mejores hitos musicales del punk celta y el Oi!