Camellos @ La Paqui (Madrid) 05/05/2023


Las modas van y vienen pero Camellos siguen siendo un ancla al que seguir agarrándose dentro de la escena musical. Ya hace algún tiempo que perdí la cuenta de las veces que les he visto en directo y la sensación es siempre la misma; da igual lo perezoso que vayas, acabas entrando al trapo. Es imposible no hacerlo con una colección de himnos que son cantados puño en alto por una masa de incondicionales que atraviesa ya dos generaciones. La contagiosa magia de unas letras canallas e irónicas con las que todo el mundo puede sentirse identificado y que, da igual las veces que las hayas escuchado, te siguen sacando una sonrisa y las ganas de abrazar a propios y extraños para gritarlas en otro pogo demencial.
En esta ocasión volvían a citarnos en Madrid, con su espíritu siempre castizo dentro del ciclo Sound Isidro. Lo hacían encumbrados ya como uno de los nombres más sonados de una programación que siempre trata de combinar con buen gusto los clásicos y el riesgo. Camellos son sin duda clásicos absolutos, y como tal respondía una sala llena convertida en una gran olla a presión. Un directo en el que repasarían como si fuesen los 10 mandamientos, el decálogo no escrito de la ley de la calle.
Y entre medias de esas cuñas con mensajes mesiánicos del espíritu de Embajadores (el barrio y el disco), sonaban como auténticas oraciones ‘Ejecutivo Estresado’, ‘Siempre Saludaba’, ‘Gilipollas’ o la espídica ‘Très Bien’, uno de esos cortes con los que me siento absolutamente incapaz de evitar el pogo. Un corazón que latía a mil desde el comienzo, con trallazos como ‘Mazo’ o ‘Pesadilla en el Hotel’, que se sumaban a temazos de nueva hornada como ‘Peligrosamente’, ‘Blessed’ o ‘Compañera de Piso’.
Con el desparrame instaurado en la pista, y una señal de ‘peligro obras’ ya derribada en el escenario, llegaban las siempre hilarantes ‘Tentaciones’ y ‘Tarde de Cine’. Dos de esas canciones que resumen a la perfección lo que es este grupo. Por supuesto, también su himno más sonado, ese ‘Arroz con Cosas’ en el que Joe Crepúsculo es ya un invitado habitual a la mesa, y que marcaba uno de los puntos más calurosos de la noche. En esta ocasión había sorpresa y, con Crepúsculo aún en escena, se marcaban juntos la celebrada versión de ‘Mi Fábrica de Baile’.
Para la tralla final, envueltos en sudor, ‘Becaria’ y sus consignas desgraciadamente atemporales para varias generaciones malditas. Ahí nos uníamos en piña para reírnos juntas de nosotras mismas, una vez más. Bajo la consigna común del ‘Cafe para Muy Cafeteros’ (desde luego esto no es para todos los públicos) y la definitiva ‘Que Sobrabas’, imparable y con gente volando por los aires. En fin, en esta vida se sale de muchas cosas, pero el espíritu del camellismo no se deja jamás.