Entrevista con Tachenko: «Si de algo huimos siempre es de la épica, que hoy en día es algo muy común dentro del pop»


Tiempo de cambios y agitaciones varias en nuestro sufrido contexto socio-cultural. En la esfera del pop independiente, sin embargo, todo sigue su curso habitual: hypes de todo pelaje acaparan la atención y aquellos de quienes se espera la calidad acostumbrada cumplen con creces. Es el caso de Tachenko, cuyo último disco, “Las Discotecas de la Tarde”, irrumpió con la discreción acostumbrada. Nada que sorprenda a estas alturas. Cuando hay muchas nueces, poco importa el ruido. Sergio Vinadé y Sebas Puente, orgullosos responsables de un proyecto con más de 18 años a sus espaldas, se avinieron amablemente a charlar con nosotros sobre su último lanzamiento y su ya extensa (y feraz) trayectoria. En tanto que compendio de muchas de sus virtudes, el disco daba pie a ello. Un álbum destinado a perdurar, rebosante de esa magia atemporal que saben dosificar como nadie.
Tachenko: La virtud del Equilibrio
A pesar de ciertos arreglos electrónicos (muy sutiles) en unos cuantos temas puntuales, los cuales parecen desmarcarse de vuestro estilo usual, da la impresión de que “Las Discotecas de la Tarde” es vuestro disco mas cohesionado. ¿Lo veis así?
Sergio Vinadé: Lo que dices de los arreglos tiene mucho que ver con los elementos que tienes a tu alcance. Nos lo ha producido Edu (ndr: Edu Baos, ex-bajista de Tachenko y ahora en León Benavente) y si escuchas el último disco de «los leones», es el más tecnológico. Si tienes a tu alcance instrumentos electrónicos, los utilizas. Tiene más que ver con eso que con otra cosa. No es decir: “queremos que suene de esta manera”.
Sin haber modificado en exceso todos estos años vuestros patrones compositivos, puede decirse, no obstante, que cada uno de vuestros discos tiene una personalidad propia. Esto lleva a pensar que, más allá de formulas establecidas, lo importante de vuestros discos siempre serán las canciones.
Sergio: Es lo que comentaba antes: no hay nada premeditado. El resultado tiene que ver con cómo se encuadernan las canciones, pero siempre son estas las que llevan el peso. Jamás hemos dicho: “venga, vamos a rescatar el folklore aragonés”, o “hagamos un disco todo con guitarra española”. Hicimos un disco todo acústico, sí, pero eso es otra historia. Al fin y al cabo, las canciones son entes propios que acaban teniendo una coherencia entre ellas en virtud de los medios con los que cuentas. Esto diferencia las colecciones de temas de cada disco, claro, pero es siempre la canción la que manda.
Todo esto me recuerda el caso Tindersticks, por ejemplo. Con sus primeros discos recibieron una lluvia de elogios por parte de la crítica, pero llegó un momento en que todos empezaron a decir con cada nuevo lanzamiento: “se repiten, están haciendo lo mismo todo el tiempo”. Eso hace pensar en que desde el primer momento seducía más el revestimiento formal que la propia materia melódica. Ojalá todos los grupos que “se repiten” hicieran buenas canciones, o, dicho de otro modo, ojalá se “repitiesen” todos los grupos que hacen buenos temas; no habría problema con ello, al contrario.
Sebas Puentes: La canción ‘Cuatro Estrellas’, por ejemplo, tenía una concepción distinta, más clásica, más pop, con respecto al resultado final. Luego entran las vestimentas del tema y las labores de producción.
Los arreglos son determinantes. En ‘Las Discotecas de la tarde’ (la canción) descoloca mucho el arreglo.
Sebas: Los temas siempre pueden hacerse luego más lentos o más rápidos. Los arreglos cuentan, claro. Las canciones siempre pueden variar.
Canciones como ‘Miedo me dan’ o ‘El Brindador’ parecen de primeras “más de lo mismo” (en el buen sentido que comentábamos antes), sencillez plena junto con magia melódica, pero realmente no es “más de lo mismo”. Para nosotros es uno de los discos más importantes del pasado año: absolutamente disfrutable y sin concesiones coyunturales aparentes.
Sergio: Lo vivimos como un hecho creativo y de disfrute. Es hacer lo que te gusta: melodías, cosas que te vienen a la cabeza y que puedes plasmar; crear en el estudio entre todos. Es una gozada. Sin ninguna presión extra. Sí que la tuvimos en su momento en alguna fase de nuestra historia por no querer quedarnos en tierra de nadie, querer ser como los demás, a quienes les va muy bien… pero cuando encontramos nuestro hueco empezamos a estar felices y contentos pudiendo hacer lo que queremos: canciones, sin más. Lo demás son historias. Ya tenemos la vida real para otras cosas. Esto es nuestra joya de la corona.
No se trata de que sea algo puramente evasivo. Al fin y al cabo os movéis en el terreno de la introspección, pero sin ceder a mensajes coyunturales y manteniendo el compromiso con una cierta hondura, ajenos a modas y tendencias.
Sergio: Porque nosotros no nos lo tomamos a broma. A veces se confunde el concepto de «quitarle hierro» con «tomártelo a broma». Para nosotros es una cosa muy seria intentar que cada canción quede de la mejor forma posible. Hay cero complacencia y cero indulgencia.
Sebas, tú escribes los textos de todas las canciones. Cuando la canción es tuya desde el principio supongo que lo tienes más claro. Cuando la composición es de Sergio, ¿qué te inspira más? ¿La música, lo que crees que él quiere expresar?
Sebas: No me fijo concretamente en nada de eso. Lo que pasa es que al final acabo haciendo cosas que nos identifican. De hecho, siempre me ha resultado más fácil hacer las letras de las melodías de Sergio, dónde siempre me han encajado las letras muy bien, de manera natural, no sé por qué. Y las mías… Si se da al principio una frase que sale sola, va del tirón pero si no, cuesta más trabajo. Suele ser así, aunque siempre hay excepciones. Siempre hemos trabajado igual. Él me pasaba las melodías desde el principio. Recuerdo, por ejemplo, ‘Pulseras’, donde me salían las frases de manera natural. Lo que pasa es que ahora ya no intentas ser original todo el rato. Buscas letras más interpretables, más sencillas y más trabajadas. Antes cualquier cosa que me pareciese original, ahí lo dejaba. ‘Domingo de Resurrección’, por ejemplo, es otra historia.
Sergio: Yo estoy encantado. Imagínate, ya cuando hacía música para el Niño Gusano, con esas letras de Algora yo decía : “¡madre mía!”. Y ahora con Sebas igual. A veces me preguntan: “¿Tú nunca te has planteado escribir letras?”. Yo me digo: “¿para qué?”.
Sebas: Desde luego, no es por falta de capacidad. Si Sergio hubiera comenzado ha hacer letras, con el paso de los años, claro, esto es una cuestión de aprendizaje, habría hecho cosas muy chulas. Lo que pasa es que no le ha dado la gana. Serían más chulas que las mías, hablando en plata.
Sergio: Nunca he sentido la necesidad, por otra parte. Estoy comodísimo cantando las letras que hace Sebas, porque me gustan mucho y porque encajan muy bien. No tengo que hacer ningún esfuerzo. Yo soy una persona muy exigente, y me siento incómodo cuando hay alguna palabra que no encaja.
Sebas: En asuntos técnicos con respecto a lo literario yo me siento muy cómodo. Sé cómo canta él y sé cómo canto yo. Conozco sus melodías y sé cómo ajustarme a ellas y a sus acentos. Lo principal es que él esté a gusto cantándola.
Sergio: Y siempre respetas mucho, con lo cual yo encantadísmo. Aunque no descarto hacer alguna algún día.
Más allá del abanico clásico de vuestras influencias, básicamente provenientes del jangle-pop (Teenage Fanclub, Big Star), se percibe en “Las Discotecas de la Tarde” un cierto aroma al pop melancólico setentero cultivado en España: Cánovas, Rodrigo, Vainica Doble…
Sebas: Ya desde el primer disco, “Nieves y Rescates”, nos adjudicaron el referente de Cánovas, y la verdad es que no los conocía. Ahora sí que veo más esta influencia. Me gustan, sí.
Sergio: No sé, quizá vaya más en la línea de otra tradición. Hay grandes compositores y cantautores, como Serrat, o los grandes compositores que trabajaron para Raphael. Sí, en cierto sentido también los que acabáis de nombrar. Antes era el pop de canciones el que dominaba la historia musical. Podía haber corrientes, pero lo que mandaban eran los hits y las canciones, independientemente de que lo cantase Raphael, Camilo Sesto o Alaska. Eso es lo que nos gusta: las canciones de toda la vida. Poder ir a un karaoke y cantarlas. Y aparte de eso, influencias más contemporáneas como Ron Sexsmith o Richard Hawley. Esto hace que de la coctelera salga lo que sale.
Aparte de esos pequeños devaneos con otros registros formales, habéis logrado pulir vuestro estándar compositivo logrando temas “quintaesenciales” como ‘El Brindador’, ‘Miedo me dan’ o ‘El Norte’, la cual suponemos un homenaje al mítico grupo cántabro (risas).
Sebas: Sí, esa sería la vertiente más clásica de Tachenko.
Sergio: Pero todavía más clásico aún en el caso de, por ejemplo, ‘Miedo me Dan’, que es una de mis canciones favoritas del disco, o por lo menos de las que más me emocionan, porque me gusta muchísimo cómo ha quedado. Ha aparecido Pit (Diego Luis Grau) tocando el piano como lo toca, y le da ese aire a la canción. Buscaba ser un poco Elton John (risas).
Sebas: Es casi pasarnos de clasicismo, pero conscientemente.
Sergio: Ahora podemos tocar de esa manera porque tenemos músicos que tocan de la hostia y que pueden hacer eso. Ahí sí que no nos cortamos. En ese aspecto hemos dado una vuelta de tuerca y hemos ganado, alcanzando ese punto al que os referíais.
Siempre os hemos visto como un modelo de equilibrio, tanto en letra como en música. Compositivamente, porque vuestra música rehúye la grandilocuencia mediante esquemas sencillos, pero sin caer nunca en la banalidad. En cuanto a las letras, no introducís metáforas rebuscadas pero tampoco son obvias; conservan un punto de misterio. Además, no se nota cuando os han dejado vuestras novias o cuando ha estallado un conflicto social, pero tampoco son discos absolutamente felices.
Sergio: Si de algo huimos siempre como de la peste es de la épica. Y hoy en día es algo muy común dentro del pop, dónde todo son gritos y todo es super trágico. Hubo una temporada en que la gente siempre nos veía como “los simpáticos Tachenko”, como un grupo de jajaja. Pero sí, creo que somos un grupo bastante equilibrado. No somos nada conceptuales, ni lo queremos ser. Hacemos canciones bonitas y ya está.
Cambiando de tercio, sabemos de buena tinta que entre vuestros ídolos del rock se encuentran artistas que según la critica están alejados de vuestras coordenadas. A ti, Sergio, te encantan 091, y a ti, Sebas, Andrés Calamaro.
Sergio: Sí, habéis dado en el clavo, aunque a mí también me gusta mucho Calamaro.
Sebas: A mí me gustará Calamaro siempre. Como a los fans de Elvis, que les gusta en todas sus etapas.
¿Incluso en su última etapa? Tú, Sebas, que eres un letrista fino, ¿qué opinas de su constante recurso al ripio? Tu no incurres en eso.
Sebas: Sí que incurro, y con conocimiento de causa. Por ejemplo, en ‘Oso de Plata’. Aun así, Calamaro no usa sólo el ripio, usa también la rima interna, mete la rima en sitios muy originales. Y tiene el valor de usar rimas muy sencillas e infantiles consiguiendo que queden bien. Ése es su mérito. En ‘Paloma’ por ejemplo. Sobre el papel, son rimas de parvulario, pero yo no tocaría la letra de esa canción. No cambiaría ni una coma. Todo tiene que ver con el tono con que lo cuenta. Si la lees sobre el papel puede parecerte una mierda. Con la melodía que tiene, es muy original. Ahí está el mérito. No es un poema, es una letra de canción. Influyen muchos elementos, los cuales consiguen que la cosa vaya para adelante.
Tachenko: Entrada y desaparición
En esta segunda parte de la entrevista, y ya que los medios parece que están muy preocupados porque, al parecer, no jugáis en la primera división del indie, nosotros, que somos más de ocuparnos que de preocuparnos, hemos elaborado una lista de canciones vuestras que merecen ser escuchadas como complemento al nuevo álbum (si es que alguien no las ha escuchado todavía). Aprovechamos así para hacer una pequeña retrospectiva de estas dos últimas décadas.
Playlist para escuchar todas las canciones.
‘Rápido’ es una de nuestras favoritas de las últimas cosechas, por tener esa inmediatez tan vuestra, ese núcleo evocador…
Sergio: Yo creo que habéis dado en la clave con la palabra “evocadora” en ‘Rápido’. Creo que es una canción muy sugerente, no solamente por lo que dice, sino en lo musical. Es un tema que te hace entrar en un punto muy guay.
Sebas: Es una canción que no tiene mucha letra, son pocas frases que se repiten. Lo que decíamos antes, que igual no son muy epatantes, pero con esas pocas frases sí que te puedes construir una historia que puede variar muchísimo.
Sergio: Musicalmente está más preocupada en conseguir un equilibrio, no hay ninguna cosa que se salga, lo da todo al poder evocador de la canción.
Sebas: Tensión contenida.
De “Misterios de la Canción Ligera”, hemos seleccionado, obviamente, ‘Nuestra especialidad’, tal vez, como decíamos antes, porque es un gran ejemplo de la mínima expresión.
Sergio: Sí, yo también pienso que es muy bonita. Además ahí empezamos a perder el miedo a tirarnos abajo las canciones cuando eran más bonitas o más desnudas.
Pasamos a “El Comportamiento Privado”, en nuestra opinión, uno de vuestros mejores cancioneros junto con el último. Nos detenemos en ‘Las claves’, una canción que tiene una subida emocional a fuerza de melodía y coros apabullantes.
Sebas: Yo también coincido, ese es uno de mis discos favoritos junto con el último. Esta canción en concreto tiene unos coros y una interpretación muy complicados de ejecutar en directo. Era fácil de grabar, porque puedes hacer las tomas que quieras. Lo digo humildemente: en el estudio nos quedo perfecta.
‘Otras Vidas’, por ese cambio a mitad del tema integrado que desemboca en una catarata melódica y guitarrera excepcional acompañada de uno de vuestros mejores textos.
Sergio: Cuando la grabamos no tenia la sensación de que le iba a enganchar tanto a la gente, pero luego con el tiempo sí que es muy celebrada en los directos.
‘Fuego’, por lo emocionante que fue descubrirla en directo: el repique de la caja, lo emocionalmente empastadas que estaban las dos voces, cuando armonizan “por ti, señora de la luz’’.
Sebas: Es que ahí fue cuando ya le perdimos el miedo a cantar. Personalmente yo le cogí el gusto a interpretar, a cómo afrontar las canciones en ese sentido. Lo cierto es que a partir del disco acústico, y sobre todo a partir de ese disco, disfruté mucho haciéndolo. También aprendí a hacer las canciones en el tono adecuado. Antes, en el primer tono que empezaba la canción, ahí me quedaba, estuviese grave o estuviese agudo. Pero son cosas que se aprenden con los años, y además después de mucho tiempo.
Sergio: Una de las claves en ‘Fuego’ fue que acertamos con el ritmo. Alfonso Luna dio con el ritmo perfecto, y no era un ritmo fácil para que la canción caminara. Y sí, yo también pienso que es muy guay y es una de mis favoritas de nuestro repertorio.
Sebas: Con respecto al ritmo, es verdad que es muy delicado hacerlo en directo, que tiene que caminar y es muy difícil. Alfonso lo logra porque él es genial, pero insisto, hay que cogerlo muy bien para que funcione.
Sergio: Además, como curiosidad, está ejecutada con la maraca y la baqueta a la vez, que es lo que le da esa cadencia, lo que la hace muy complicada, porque lleva repiqueteo.
‘Vaya diamante’, perteneciente al EP “La Fuerza Sexy”, es una ‘’versión/ visión’’, si no me equivoco, de Teenage Fanclub, que de tan personal e irreconocible ni siquiera alcanzo a saber que canción es.
Sergio: En realidad es una canción de The Bevis Frond que Teenage Fanclub versionaba. Entonces nosotros hicimos una adaptación en castellano que se parece más a la de Teenage Fanclub que a la original. Pero vamos, que cuando hacemos una versión, que son muy pocas, el único motor que nos mueve es darnos el gustazo de cantarlas. Por ejemplo, el origen de la versión de ‘Mediterráneo’, al margen de que es un tema que siempre me ha fascinado, fue cantarla en el karaoke de la boda de unos colegas y darme cuenta de que podía hacerlo.
Seguimos con el mismo EP, que, por cierto, más que complemento al álbum parece un mini-álbum en sí. Me refiero a la calidad de composiciones como ‘El Capital’.
Sergio: Ese tema tiene una relación en las formas parecidas a ‘El Peligro’, otro tema que nos gusta mucho. Ahí le dimos un rollo muy parecido a The Coral, una banda que nos fascina y nos parecía que funcionaba muy bien así.
La siguiente, en contrapunto, sería uno de vuestros temas bandera en directo. Nos referimos a ‘Suerte y relámpago’, de “El Amor y las Mayorías”, donde la claváis a la primera con ese: «Tienes la fuerza sexy del no pasarán».
Sergio: Ahí estuvo muy acertado Sebas, redefinió un concepto. Es uno de nuestros clásicos que no puede faltar en ningún concierto.
En ‘Vámonos’ la guitarra habla. Toda la canción es como una esencia platónica. Está perfectamente cuajada: ritmo, melodía, armonía…
Sergio: Tiene una doble melodía: la de Sebas cantando y el contrapunto de la guitarra todo el rato presente.
Sebas: Sí, es cuando en ese disco aprendí a cantar y disfrutar de ello. El resultado es justo lo que queríamos, un tema clásico, con la voz presente y la guitarra haciendo punteos muy chulos.
De “Esta Vida pide Otra” hemos elegido la que cierra el disco, ‘El Rey del Balón’. Tiene un plus emocional, brillante en todos sus componentes.
Sebas: La tocamos en algún acústico. Es de esos temas que guardas para recuperar de tanto en tanto. Tiene algo de cierre de disco, sí.
Sergio: A mí me recuerda a la que cierra el disco de The La’s, famosos por “There She Goes” (ndr: se refiere a ‘Looking Glass’). Un poco de ese rollo, muy larga y bonita.
‘Entrada de Artistas’, del segundo álbum, la hemos escogido por las mismas razones que ‘Suerte y Relámpago’, vitalista al cien por cien. Ambas tiene algo en común.
Sebas: Ahí teníamos la intención de hacer algo como los singles de Small Faces: canciones cortitas y rápidas, de dos minutos. Muy pop británico de toda la vida.
Siempre os hemos considerado más afiliados a una matriz norteamericana, la representada por The Byrds.
Sebas: Las del último disco sí que tiran más hacia el rollo americano, pero realmente son intercambiables. Todo lo que escuchamos es de ambos lados del Atlántico.
Del segundo EP hemos elegido ‘El Tiempo en los Urales’.
Sergio: Sí, esa canción ha quedado muy asentada en nuestro repertorio. Hace poco la tocamos en Madrid y sí, es de nuestras favoritas.
‘El Coche Real’, que fue la primera que escuchamos, tenía unas guitarras que eran puro El Niño Gusano. Desplegaban toda la personalidad que Sergio imprimía en el grupo.
Sebas: Hombre, es que el solo de esa canción se parece al de ‘Casanova’. Sergio era parte responsable del sonido de El Niño Gusano y eso se nota.
Sergio: En esa sí. Luego ya, temas como ‘Amable’ entraban en otra línea, lo que sería Tachenko en un futuro. Pero El Niño Gusano sí que es reconocible en cosas muy puntuales. No soy un gran instrumentista y recurro con frecuencia a determinados trucos y patrones. Es lo que me gusta, lo que me sale y cómo a mí me gusta interpretarlo.
Y ya que hablamos de ‘Amable’, que es un tema absolutamente amable (esto es, digno de ser amado), ¿qué os inspiró para este tema?
Sebas: No me acuerdo, la verdad. Ha cambiado mucho mi manera de escribir. Yo era muy joven entonces y estaba aprendiendo. Buscaba la originalidad. Mis maestros en esa época, además, eran los dos Sergios, tanto en lo lírico como en lo musical. Yo les copiaba mucho, porque era muy joven y estaba aprendiendo. En lo literario se aprende copiando, claro. Luego ya encontré mi propio estilo. Aun así quedó bastante original.
Acabamos con ‘Tonto’, una de nuestras favoritas.
Sebas: No me acordaba de esa canción, pero sí, es muy guay. La grabamos como el culo, creo.
Sergio: Es una prueba de que tenemos un repertorio A, que está muy bien, pero también un repertorio B que es cojonudo. Está mal que yo lo diga, pero es así.
Texto: Eduardo Ramos y David Doinel
Fotografías: Gustaff Choos