Ben Harper & The Innocent Criminals @ Sala La Riviera (Madrid) 07-07-2015


No se me ocurre mejor manera de soportar este abrasante calor que meterse en una sala, absorber todo su aire acondicionado y disfrutar de un concierto. Si además este es de Ben Harper y el tío se tira más de dos horas sobre el escenario la jugada es perfecta. El músico californiano nos visitó ayer en Madrid acompañado de sus The Innocent Criminals, banda con la que ha grabado en diferentes momentos de su carrera discos como “Burn To Shine”, a finales de los 90, o “Lifeline”, en 2007. Y precisamente desde la gira de presentación de este último no volvía a subirse al escenario con una banda que, visto lo visto, casa a la perfección con la propuesta en directo del norteamericano.
A sus 45 años y después de más de veinte haciendo música, Harper sigue mostrándose agradecido y feliz en el escenario, tanto como una base de fans que agotó las entradas semanas antes de la fecha y que acogieron cada canción con un aluvión de vítores y entre bailes, aplausos y algunas caladas clandestinas. A pesar de no haber sido nunca un cantante brillante, Ben siempre ha sabido jugar con las limitaciones de su voz y bañarla de una instrumentación deliciosa. Así fue también su directo: cumplidor en las tareas vocales y totalmente brillante en las instrumentales. Luciendo inamovible sombrero cambió de guitarras constantemente y cada vez que agarraba su banqueta y las utilizaba como slide nos ponía los pelos de punta con soltura y mucha clase. Tanta como la que lucían sus “criminales” que, poco a poco, fueron teniendo su momento de protagonismo, especialmente el siempre sonriente Leon Mobley, que desde sus percusiones consiguió arrancar unos “oe oe oe” de la sala que le hicieron tremendamente feliz, o un Juan Nelson que fue un auténtico escándalo al bajo. Con una manera de tocar y un ritmo totalmente funk no solo llevaba los temas a otro nivel con su instrumento sino que las pocas veces que se acercó al micrófono clavó lo suyo.
Y como es lógico, el set list no solo se centró en los temas que Harper grabó con la banda que le acompañaba, sino que supuso un exhaustivo repaso a lo mejor del músico californiano en el que juguetearon con las canciones a su antojo durante algo más de dos horas. Desde la inicial ‘Glory And Consequence’ hasta la elevada hacía los cielos ‘Better Way’, con la que pusieron punto final ya en el bis, pasando por la preciosista ‘Diamonds On The Inside’, la bailonga ‘Steal My Kisses’ o una ‘Ground On Down’ más guitarrera que nunca. Atravesaron el rock, se acercaron al folk, nos agitaron con mucho funk, insinuaron algo de reggae y lo hicieron sonando personales en todo momento.
Como absolutos triunfadores se despidieron con el público a sus pies y un Harper que, sabedor de la tremenda banda que le había acompañado sobre el escenario evitaba colocarse en el centro de ellos a la hora del saludo final. Pequeños detalles de un tipo grande.