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Arctic Monkeys – «The Car» (2022)
Dark Light

Arctic Monkeys – «The Car» (2022)

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¿Os imagináis a Arctic Monkeys grabando a día de hoy otro “Whatever People Say I Am…»? O, incluso, ¿otro “Suck it and See”? Igual es jugar con ventaja decir esto hoy pero, sinceramente, yo no le vería mucho sentido. Podrían hacerlo, y perderse entre la marabunta de grupos fieles a su sonido pero terminalmente aburridos, o podrían seguir su propio camino evolutivo. Uno que, sí, vale, les ha llevado también a aburrir a parte de sus antiguos seguidores, pero igualmente ha conseguido hacernos disfrutar enormemente a muchos otros.

Los británicos ya demostraron hace tiempo querer dejar atrás aquel sonido urgente y primerizo y ser un grupo con inquietudes. Lo hicieron en 2009 yéndose al desierto de la mano de Josh Homme, con quién grabaron parte de “Humbug”, y lo llevaron al extremo años después, en 2013, con la publicación de “AM”, ese disco de influencias soul que, para mí, sigue siendo su cúspide creativa. Es por eso que cuando en 2018 publicaron “Tranquility Base Hotel + Casino”, su obra más reciente hasta el pasado viernes, ya pocos nos sorprendimos. En ella volvían a dar un paso adelante para convertirse en una banda de elegancia clásica, con Alex Turner erigido como figura absolutista al frente, o más bien en un lateral, sentado al piano, instrumento que articulaba sus nuevas composiciones. 

Recuperando ahora mi reseña de aquel disco, tengo que reconocer la equivocación final cuando decía que, probablemente, para su próximo álbum darían otro giro a su sonido. Finalmente no ha sido así, y lo que han buscando en “The Car” es más bien perfeccionar la fórmula de su anterior trabajo. Y creo que lo han conseguido. Sin atisbo ya de los Monkeys primerizos, algo que podríamos entender como una pequeña losa para sus aspiraciones creativas, alcanzan aquí un nuevo nivel de elegancia sonora de la mano de su habitual James Ford a la producción. Más arreglos de cuerdas, más presencia de pianos, teclados y algunos discretos sintes, más falsetes vocales de Turner y menos protagonismo (por momentos, ninguno) de las guitarras. Son estas tan residuales que sorprenden los rugosos punteos de temas como ‘Big Ideas’, esa canción en la que Turner reflexiona sobre la industria y su papel en ella, o ‘The Car’ tema predominantemente orquestal y con sabor a banda sonora de película de James Bond. Un aura cinematográfica que, por cierto, rodea de principio a fin el disco ya desde la propia portada, de tonos grises y modernez retro, como las propias canciones. 

Y siguiendo con esa translación al cine y el correspondiente afán narrativo que demanda toda buena película, hay que destacar también la sensación de disco redondo que desprende “The Car”. Difícilmente algún tema te atrapará como single independiente pero una vez que entras en el álbum no es difícil quedar hipnotizado por el groove de ‘I Ain’t Quite Where I Think I Am’, el magistral juego entre cuerdas, teclados y percusiones de ‘Hello You’ o la oscuridad percutiva de ‘Sculptures of Anything Goes’, una joya de elegante instrumentación sobre la que podría recitar con comodidad el Nick Cave de los últimos años. Con todo esto no pretendo convencer a nadie. “The Car” es un disco en el que o entras o es mejor que te alejes corriendo. Pero, joder, qué gustito da cuando ya estás en él.

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