[Actualidad] Tachenko – «El Don del Vuelo sin el Arte Hermano del Aterrizaje» (2018)


Llega septiembre como si nada y trae consigo el final de un verano abstracto que será también el principio de un otoño agitado y esperanzador. Un periodo de inicio y reconstrucción en el que el esperadísimo (tanto como la lluvia y el frío) octavo disco de Tachenko marca un comienzo. Se acabaron las vacaciones y los amores estivales, empieza el año de nuevo y mientras nos deslizamos entre aglomeraciones de metro y búsquedas improvisadas nos dejamos acariciar por la suave brisa de fin de verano y las bellas melodías que para la ocasión han ido juntando los maños.
«El Don del Vuelo sin el Arte Hermano del Aterrizaje» hace el numero ocho de su carrera y por supuesto no es un disco más, porque ellos siempre están por encima de sus posibilidades. Creo sinceramente que en esta ocasión han esculpido la nostalgia como nunca. Un álbum con alma, con calor y tranquilizantes, con gafas de sol y pastillas, donde las voces están mas afectadas que de costumbre, produciendo así una bonita sensación de melancolía. Solo ellos tienen el don de dibujar una sonrisa y humedecer los ojos a la par.
«Rápido, olvídate de esta canción y de que te pude querer lo que no esta escrito. Rápido, por las palabras a traición, porque ni siquiera yo se lo que necesito«, cantan en ‘Rápido’. Bastante más pausado que en su anterior referencia de estudio y de aires mas acústicos, pareciera que el álbum de transición que entregaran hace una año recopilando sus «Misterios de la Canción Ligera» marcara otra forma de hacer canciones, reduciéndose al mínimo pero siempre con hermoso arreglos, prescindiendo de artificios electrónicos y ritmos efectistas.
En mi opinión, esta colección de canciones se cantan mucho mejor que se cuentan, así que no me extenderé más ni me perderé en detalles. Escribo estas lineas mientras amanece y con una primerísima impresión de la obra, esa que dicen que suele ser la más válida. En realidad tengo ganas de acabar este texto, de ponerme el disco y de salir a sacudirme la arena y el verano que se ha quedado en mi piel. No se me ocurre mejor compañía para el cambio de estación.