[Actualidad] Dominique A – «Éléor» (2015)


En lo que llevamos de año y sin haber llegado todavía al meridiano de este ya tenemos dos obras maestras mayúsculas: una sería el disco debut de Tobias Jesso Jr., “Goon”, ya reseñado en estas páginas, y otra la referencia de la que ahora nos ocupamos, que de debut no tiene más que la ilusión intacta por hacer canciones redondas que siempre ha llevado a cabo el enorme artista de Provins Dominique A. Entendamos por obra maestra cualquier tipo de manifestación artística con una resistencia al paso del tiempo, que aquí se intuye y se coloca al margen de tendencias, etiquetas y demás chovinismos.
Antes de rendirnos ante los encantamientos musicales de “Éléor”, y por si a alguien le parece que lo que se lee en esta página no tiene nada de crítica, lo vamos a confirmar. Efectivamente, aquí no encontraras ni una sola crítica negativa, ya que nos parece demasiado complicado escribir como para tener que hacerlo sobre algo sin amarlo previamente.
El nuevo trabajo del francés llega tres años después del luminoso y fantástico (entre los pinos) «Ver Les Lueurs», álbum con el que el artista alcanzo una alta repercusión y que lo consagró como uno de los mejores autores contemporáneos de la canción francesa, codeándose con grandes de su país como Gainsbourg o Brell. Dominique parecía haberse puesto el listón muy alto y era complicado lacanzar las expectativas puestas en su nuevo trabajo después de tan bella obra.
Para esta ocasión el artista ha optado por ir directamente al grano, ya que cuando uno tiene tal dominio del lenguaje, el despojamiento de todo artificio es incluso necesario y menos acaba siendo más. Así, firma aquí canciones que deben estar entre las más breves de sus obras, redondeando estribillos como nunca.
“Éléor” está plagado de referencias geográficas, desde los títulos hasta algunos textos, y sin embargo es el disco más francés de todo su extenso e imprescindible catálogo. En esta ocasión los vientos que predominaban su anterior referencia han sido sustituidos por unos solemnes arreglos de cuerda que arropan y hacen brillar más la delicada melancolía que viste cada una de sus canciones, rozando la sensibilidad erótica y desnudando la belleza para entregarla pura. Así ocurre en ‘Au Revoir Mon Amour’, donde se acerca a la chanson francesa tradicional de manera delicada y elegante para seguir acariciándonos el oído en las evocadoras ‘L’Océan’, ‘Une Autre Vie’ o la propia ‘Éléor’. La profundidad de sus textos adquiere forma de canción redonda, exaltada en estribillos sencillamente populares en temas como ‘Nouvelles Vagues’ o, más decididamente, en ‘Central Otago’. Por su parte, las tinieblas del álbum llegan acompañando a las procesiones de esa «Semana Santa» que, traduciendo el sonido a imágenes sería comparable a aquellos tétricos planos con los que el adelantado y desconocido Val del Omar abría «Fuego en Castilla».
El número once de su discografía supera la prueba de fuego a fuerza de entregar unas canciones absolutamente bellas, que se abren paso con delicadeza ante la vulgaridad de este mundo gritón y tan poco dado a escuchar. Prueben a disfrutarlo, denle varias oportunidades y comprobarán todo lo que esta obra de arte les puede devolver a cambio. Aquí no hay truco. Pura magia oigan.