Cuesta creer que Wide Valley, el proyecto musical de Juanjo González se haya gestado en Madrid y no en en algún lugar del medio-oeste norteamericano. Yo mismo tuve que frotarme varias veces los ojos al comprobar su origen. Magnético desde el comienzo, este álbum de debut es de lo mejorcito que nos ha dejado nuestra música en 2021. Con ayuda de una banda de lujo, Wide Valley tiene el aroma a desierto de Kurt Vile y sobre todo de The War On Drugs. Esas melodías de guitarras hipercaracterísticas son llevadas a sus terrenos en las maravillosas ‘Broken Manuals’ o ‘Thirty’, dos temones que perfectamente podrían haber firmado Adam Grandunciel y lo suyos. Una sombra mágica que se perpetúa en ‘Lonesome Train’, hit inmediato en el que brillan los pianos de St. Woods elevando el tema a lo más alto. Mención especial para las guitarras del propio González y de Manu Fernández, creando esas atmósferas a medio camino entre la fantasía y lo real y que vuelven a brillar en el misticismo de ‘Under a Cold Rain’.
Más acústicos y eminentemente country se muestran en ‘Blurry Tines’ o en la sensacional ‘Holiday House’, que tampoco desprecia esos fraseos de guitarra al estilo Kevin Morby. Referentes excelsos que figuran entre nuestras bandas y artistas más favoritos de los últimos años. Poca broma con la calidad instrumental de estos tíos. Lo clavan y lo llevan a un sonido propio como pocas bandas en el ámbito internacional. El polvo de arena se arremolina en ‘Easy Rider’ y el folk se tuerce country con el banjo atmosférico de la definitiva ‘Oaktown’, donde los coros de St. Woods suben de nuevo el tono celestial de la canción. Como un aparición en el desierto, un oasis en medio de un panorama musical nacional que no suele premiar en exceso este tipo de propuestas, nosotros solo podemos quitarnos el sombrero ante semejante demostración de belleza. ¡Bravo, es una verdadera suerte tener por aquí bandazas así!
