The Lucies – «Usable Substance» (2020)


Totalmente instalado en la escena musical barcelonesa, el británico Duncan Foord montaba The Lucies para dar rienda suelta al pop rock de guitarras. Ese del que se enamoraría para siempre en su juventud. El mismo que desde las islas conquistó el mundo entero en los 80 dejando unas señas de identidad imborrables en el estilo.
La historia de The Lucies como banda vivía su primer gran hito con la edición en 2016 de su aclamado debut «Red and Black«, donde ya se condensaban estas esencias y algunas más a la perfección. Cuatro años después llega su segunda referencia con muchos cambios entre medias. En este tiempo, Mark Bahamonde, guitarrista y productor de la banda, fallecía después de una ardua lucha contra el cáncer. Continuando con la vida, Foord reformulaba la formación incorporando a Scarlett (Side Chick) y a Josep Vilagut. Y así llegamos a este «Usable Substance», un disco marcado por la idea de continuar caminando, confiando en las nuevas oportunidades y sin dejar que el pasado frene las piernas.
Así surgen canciones sobresalientes como ‘Too Old to Die Young’ o ‘Giant’, donde las guitarras nos conducen a las reminiscencias melódicas de The Only Ones, y por extensión al gran Peter Perrett. Estribillos poderosos con el gusto del brit-pop y unas bases rítmicas perfectas. Un abanico de sonidos que crece con la suavidad atmosférica de ‘Constance’, deudora por momentos de los maravillosos The Smiths, y que encuentra en el post-punk otra de sus grandes influencias. La alargada sombra de The Cure, New Order y, de nuevo, Perrett, se siente presente en los sintetizadores y las guitarras de ‘Sapphire’, auténtico temazo que abre la puerta al misterio y la incertidumbre. Un claroscuro por el que también se cuela ‘King of the World’, cargada de pasajes que evocan a lo lejos la neblina de The Dream Syndicate.
Una colección que también brilla en sus partes más graves y sobrias. Prueba de ello es la balada ‘Shake Me Up’ o la elegancia de cortes como ‘Stay This Way’, ‘Volatile’ o ‘Winter’, donde Foord se coloca la capa mágica de David Bowie rebajando el ritmo pero nunca la emoción. Sobreponiéndose a la vida, The Lucies terminan por firmar un disco notable con el que prosiguen su propio camino.