Quique González @ Noches del Botánico (Madrid) 18-06-2023

Sospechoso habitual de las Noches del Botánico, el madrileño Quique González volvía a casa para subirse nuevamente a un escenario en el que aún estaba reciente su huella, de hace tan solo dos veranos. Pocas cosas han cambiado desde entonces, ni falta que hace con una carrera tan solvente e inquebrantable como al del maestro González. Con una banda repleta de colaboradores habituales con Toni Brunet, Edu Olmedo, Raúl Bernal y Jacob Reguilón, sorteaban el temporal y el granizo que había caído en la capital solo unas horas antes de su concierto. No sería, ni mucho menos, la primera vez que veía en directo a Quique y los suyos, ni tampoco sería ésta su mejor noche, ofreciendo un concierto solvente y con mucho oficio pero con una pizca de energía y garra por debajo de los altos estándares a los que nos tiene tan mal acostumbrados.

Tampoco ayudaba demasiado un público, mayoritariamente impecable pero que tenía que lidiar con numerosos corrillos de conversación de unos pocos indeseables. El rumor de fondo no cesaría ni siquiera en momentos de auténtica catarsis artística, como la interpretación de ‘La Casa de Mis Padres’, con Quique poniendo el corazón en un puño en cada verso. Sigo sin entender para qué va esta gente a un directo. No obstante, más allá de estos nubarrones, la pista se convertía en karaoke colectivo en ‘Salitre’ o en ‘Vidas Cruzadas’, y se celebraban con fulgor temones como ‘La Ciudad del Viento’, ‘Relámpago’, ‘Sangre en el Marcador’ o una emotiva ‘Día Libre’, en la que, con la ayuda del fresquito de las noches de verano, conseguiría erizarme la piel.

Siempre cariñoso con la audiencia y con todo su equipo, Quique González agradecía, con nombre y apellidos, a cada persona del equipo técnico implicada, en un ejercicio habitual en sus directos y que, de su boca suena absolutamente sincero. Ya en el tramo final, se dejaba también todo lo que tenía en las tablas, literalmente, lanzando su armónica al público tras la excelente ‘Conserjes de Noche’ y regalando al menos una decena de púas entre los asistentes. Habrá noches mejores y peores, pero el espíritu y la entrega de los grandes jamás se negocia. Quique está sin lugar a dudas en este selecto grupo y siempre es un placer volver a encontrarse. ¡Nos vemos pronto!