Es difícil definir el sonido de Moon Vision porque en él no hay ataduras y, sin dejar de lado la sencillez de sus melodías, recogen mil y una influencias para darles forma a su manera. Tal vez es eso o tal vez es que, personalmente, no tengo demasiadas referencias a las que agarrarme cuando me enfrento a su sonido pero joder, ¿hay realmente algo más bonito que eso? Colocar un disco en el plato y adentrarte en él sin prejuicios ni ideas preconcebidas es algo que, hoy en día, cada vez hacemos menos. Así comencé a escuchar hace unas semanas este “Instinct” que se publica hoy mismo y que me tiene atrapado desde entonces. El segundo larga duración de Moon Vision llega para consolidar una formación más sólida que nunca. A la dupla inicial formada por Xevi Collado y Albert Pardo se han unido ahora el batería Pau Schulzt y una Júlia Collado que ya venía colaborando con ellos en directo para las labores vocales y todos juntos han dado forma a este nuevo viaje.
Nos da la bienvenida a él un extracto de “Lo que trae la luna” de Lovecraft leído sobre un piano y unos ambientes electrónicos nocturnos y sensoriales. La frase “I hate the Moon, I’m afraid of it” se queda flotando en el aire y para cuando llega el tema que da título al disco ya estamos danzando en esa cadencia lenta y balanceada que nos mece hasta que llega la explosión final. Imposible entrar mejor en un disco que continúa con ‘Blackout’ y esas voces robóticas que, de pronto, son atravesadas por una línea de bajo sintetizada y una melodía vocal femenina que te agarra fuerte. Y, por si fuera poco, antes de que puedas soltarte llega ese punteo de guitarra espacial que te rompe todos los esquemas. Bravo. En ‘Neon Fan’ son los graves los que mandan y los sintes ochenteros tiñen inevitablemente de luz la canción. ¿Hay algo de Kavinsky aquí? Qué sé yo, tal vez el título me confunde. Lo que sí tengo claro es que ‘Alone’ va creciendo por segundos y nos sumerge en un túnel de graves del que es imposible escapar. También que ‘Happy’ luce unos tintes funk y unos fraseos vocales e instrumentales de lo más sensuales que hacen imposible no caer rendido ante su “I just wanna make you happy”. Que ‘Queen’ suena deliciosamente pop mientras te arroja a la cara un mensaje de empoderamiento. O que el disco es tan bueno que se permiten dejar casi para el final ‘Shameless’, canción que funcionó como adelanto y que es un auténtico hitazo que debería romper unas cuantas pistas.
Todo ello, además, ha sido producido por el propio grupo y luce un sonido brillante, limpio, contundente y, sobre todo, sin complejos. Una muestra más de que tenemos bien cerca lo que muchas veces buscamos fuera.