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Leo Mateos – «Demasiado Bellos Para Ser Esclavos» (2021)
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Leo Mateos – «Demasiado Bellos Para Ser Esclavos» (2021)

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Que Nudozurdo era uno de los grupos con más personalidad de nuestro rock era prácticamente innegable. Que “Voyeur Amateur” es uno de los discos que más profundamente me han tocado la fibra en, tal vez, la última década, os lo puedo confirmar. Es por ello que el hecho de que tomaran la decisión de poner fin a su carrera hace unos años fuera un palo bastante duro. Por suerte, no ha pasado demasiado tiempo hasta que Leo Mateos, voz de la formación, ha continuado su trayectoria en solitario manteniendo, en parte, vivo el legado del grupo. Aquí la aplastante base rítmica que formaban en la última etapa Meta y Ricky Lavado da paso a elementos como teclados, cuerdas o voces femeninas y es con todos ellos con los que consigue seguir creando esos pasajes sonoros tan característicos. No hace falta escuchar más que los primeros segundos de ‘Valentino Envenenado’ para reconocer al Leo Mateos de siempre. El tema que abre el disco es realmente estremecedor, con las acústicas de fondo, los arreglos de cuerda y ese ambiente opresivo sobre el que la voz nos lleva a un lugar que ya conocíamos, a creer que todo sigue como estaba. No hay mejor pieza de apertura que esta para no querer salir de aquí.

A pesar de firmarlo con su propio nombre, Mateos se rodea de una serie de músicos que le aportan un compacto sonido de banda. Ahí están los latigazos del bajo en ‘El Sacrificio de la Reina’, desbordante de densidad shoegaze y cantada a dos voces, ceremoniales e imponentes. O una ‘Soy una Trampa’ que remite a los temas más directos de Nudozurdo y suena lo más cercano a un single que hay en el disco. En ‘El Perdón’, en cambio, evita recurrir a nada parecido a un estribillo para ofrecernos un tema que va creciendo, con una guitarra acústica que no deja de ser rasgada y una parte final en la que la música viaja libre y se aleja de la melodía vocal. También encontramos a lo largo del disco ese fraseado tan particular, casi de predicador, en temas como ‘Mensajeros del Miedo’, de letra ácida e incómoda, o en ‘Angélica’, canción con la que nos vuelve a hacer viajar por lugares comunes, con nombres y apellidos (¿Quién no conoce a una Angélica?). Y monumental es el cierre con ‘Seres que Brillan’, una marcianada en la que conviven unos teclados muy The Cure, coros femeninos, campanas, rugosos sintetizadores y un punteo de guitarra distorsionado y espacial.

Con el evocador título de «Demasiado Bellos Para Ser Esclavos» Leo Mateos consigue seguir desfilando por los márgenes, por esos por los que solo se mueve él gracias a una personalidad sonora, vocal y lírica arrebatadora. Único en su especie.

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