Futuro Terror – «Sangre» (2020)


A veces se relaciona el pop con algo facilón, inofensivo, casi naif. Una realidad esta que para nada comparto y que gracias a discos como el de Futuro Terror cada vez lo hago menos. Sin dejar de lado su actitud punk y el regusto garajero en sus guitarras, los alicantinos firman con “Sangre” su mayor acercamiento al pop. Con unas melodías exquisitas, bajando (algo) las revoluciones y con la voz por encima de los instrumentos concretan una fórmula que han ido macerando a lo largo de varios discos y que parece haber llegado a su punto exacto de cocción en este. No son necesarios los cambios radicales para huir del estancamiento y sus diez nuevas canciones son el mejor ejemplo de ello. Todo sigue bañado aquí por ese halo de oscuridad que les caracteriza y que va desde la portada hasta unas líneas de bajo que beben del post punk para poner banda sonora a esta complicada realidad que nos rodea.
En sus letras persisten las habituales referencias a la lucha obrera y de clases, al fascismo, al mundo soviético, la guerra y los bandos, porque las heridas hay que enterrarlas solo cuando cicatrizan del todo y en este país es difícil que lo hagan. En cualquier caso, la forma sigue imperando ante el fondo y es inevitable disfrutar de la plácida lentitud de ‘Territorio Devastado’ o del crujido de las guitarras en segundo plano de ‘Frío’. También de singles tan rotundos como ‘Komsomol’, coreable puño en alto, o la electrizante ‘Mañana’, que junto a ‘Qué Hacer’ forma una dupla capaz de derribar imperios. Si en la primera muestran esa cara más pop de la que hablábamos la segunda es un proyectil certero repleto de metralla. Con ellas encaran una recta final del disco que va dejando casquillos a su paso y a la que ponen fin con ‘La Guerra y el Universo’, quizás el tema más peculiar del álbum, con una base rítmica que produce escalofríos gracias, en gran parte, a la pegada de Oscar Mezquita, batería de bandas cómo Zanussi o Cuello y que se asienta aquí tras las baquetas de Futuro Terror. “No segareis más vidas”, clama esa última frase que se repite en bucle y que todos deberíamos grabarnos a fuego.