El Último Vecino @ Sala Cool (25-03-2022)

Con una personalidad arrolladora, El Último Vecino son una de las rarezas más extrañas y genuinas de la escena nacional. Desde sus comienzos, deudores claros del synth-pop y el post-punk con el que fusilaban sin contemplaciones a la Joy Division, la banda iniciaba un camino propio en el que indagaban con las bases del trap, el autotune o incluso la electrónica bakala. Todo ello para volver al punto de partida y recobrar sus mejores sensanciones con «Juro y Prometo», primer larga duración de la banda desde aquel glorioso «Voces» con el que entraban de lleno en nuestros radares. Editado hace tan solo unas semanas, el nuevo disco de la banda catalana tiene esa brillantina ochentera desde la portada. Dentro, otra colección repleta de himnos que corear puño en alto.

Teníamos ganas de acudir a esta fiesta, sobre la que acechaba hasta última hora la incertidumbre sobre el estado de salud de su frontman, Gerard Alegre, quien finalmente se subía a las tablas. Allí, en su hábitat natural, pronto recobraba el tono y de buenas a primeras despachaba temazos como ‘El Desastre’, ‘No Me Dejas’ y la ya clásica ‘Una Especie de Costumbre’, con la sala convertida en una gran pista de baile. Más visceral si cabe resultaba la interpretación de ‘Un Secreto Mal Guardado’, una de esas canciones en las que encaja absolutamente todo, con una melodía y un estribillo para llegar al éxtasis.

Se bajaban pulsaciones, pero poco, con la magnética ‘Un Sueño Terrible’, uno de mis temas favoritos de su primer álbum y deudor de una atmósfera sugerente como pocas. ‘Niño Discúlpame’ y ‘Mentirosa’ ahondaban en esta faceta más tranquila. Un ritmo que recuperaba el empuje de los grandes hits (antiguos y nuevos) con un cuarteto demoledor; ‘Antes de Conocerme’, ‘Ábreme la Puerta’, ‘Mundo Mágico’ y la insuperable ‘Tu Casa Nueva’, con la que atisbábamos el cierre de feria. Tal vez demasiada intensidad junta en el único pero que se le pudo poner a una actuación que dejaba para el final otro tramo marcado por la contención. La bajada de pulsaciones dejaba al descubierto el cansancio lógico de Gerard Alegre, que se hacía patente por primera vez en todo su recital. Se despedían dejándose en el tintero algunos de los cortes más bailongos de su discografía pero con la honestidad de haberlo puesto todo en el escenario. Gracias por otra gran noche.