Él Mató A Un Policía Motorizado @ Sala El Intruso (Madrid) 09-08-2015
Él Mató a Un Policía Motorizado se ha convertido a estas alturas en una de las bandas fetiche de estas páginas y aunque a algunos todavía les faltaba someterse a la experiencia única de su salvaje, sucio y potente directo, las expectativas se cumplieron por partida doble en esta última gira.
Así, el pasado domingo y casi por sorpresa cerraban la Gira de Oro en Madrid y de paso nos sacaban a todos del infierno de un verano en la ciudad, y no lo digo ni por el calor ni por qué no haya playa (vaya, vaya) pero si en agosto se programara un poquito de música todos seriamos más felices. Por lo demás, viva el agosto madrileño, las fiestas de Lavapiés y la Verbena de la Paloma.
El quinteto de La Plata salvó nuestro domingo y con su humildad trascendental y sin darse ningún rollo salieron a hacer lo que mejor saben hacer, entregar esos dardos envenenados de melodía y ruido que hacen de su obra una de las mejores colecciones de canciones de estos últimos años. Retomando la esencia donde muchos en este país la dejaron, me sigue pareciendo sorprendente y emocionante como amplían y conectan con el público a través de esos textos que la gente ya ha hecho suyos y cuyo mayor mérito reside en la capacidad de decir tanto con tan poco.
Como no podía ser de otra forma, abrieron con ‘El Magnetismo’ y desde el primer acorde contagiaron a la sala de él. «En este mundo peligroso tenemos que estar juntos«, cantaba Santiago Motorizado a corazón abierto mientras el coro del respetable se hacía inmenso y los amantes con sus besos inundaban el poco aire de la noche que quedaba. En esta ocasión desenfundaron rápido esa preciosa oda a la nostalgia de la amistad y al más real de los optimismos que es ‘Más o Menos Bien’, y que en directo es siempre más que menos. Tampoco se hizo de rogar ‘Mujeres Bellas y Fuertes’, donde la coordinación de Pantro Puto y Niño Elefante en las guitarras y brillantes arreglos hizo estallar la sala de éxtasis mientras más de uno miraba al escenario cantando con la complicidad del que en ese mismo momento acaba de entender la canción tres años después de escucharla. Y sí, «se han ido mi amigo y no volverán«.
El pogo, el sudor y la humedad ya eran latentes a esas alturas de un recital que había propagado el fuego previamente con ‘Yoni B’, donde echamos de menos a J, fan incondicional de los argentinos y líder mesiánico de Los Planetas que colaboró con ellos en su más reciente visita a la capital. Escandalosamente hermosas e intensísimas sonaron envueltas en el mejor space rock de esta lengua ‘Terror’ y ‘El Fuego Que Hemos Construido’, y de repente llegaba, en un espacio de tiempo totalmente relativo, ‘Chica De Oro’ para terminar de convertir aquello en un orgasmo emocional mágico. La fuerza y el romanticismo que transmite su estribillo simplemente no son de este mundo. Más aún cuando la encadenan a los primeros y reconocibles acordes de ‘Mi Próximo Movimiento’ donde, rifle en mano, Santiago nos empuja hacia adelante con la belleza de un texto que clama aquello de «tuve miedo, pero ya se fue«, como tampoco tardarían mucho ellos en hacerlo. Y acabaron cerrando una gira gloriosa con ‘Chica Rutera’, en la que al final de la canción el público consiguió emocionar a su motorizado líder cantándole al unísono su propio estribillo: «espero que vuelvas, espero que vuelvas«. Desde luego todos lo esperamos.
Y nada más lejos de cuestionar un set list impecable, pero después de verles en varias ocasiones, todavía tengo la esperanza de que suene en su repertorio ese diamante que esconde la cara b de ‘Chica De Oro’. De verdad que yo me amputaría un dedo por escuchar en directo ‘Vestida De Poder’.
Texto: David Doinel
