El éxito del estudio clínico impulsado por el Primavera Sound abre la vía de los conciertos sin distancia social


Ha habido que esperar hasta final de año para atisbar las buenas noticias a la vuelta de la esquina. La llegada de las primeras vacunas para controlar la pandemia abren un nuevo escenario inminente en que, previsiblemente podríamos ir recuperando la normalidad paulatinamente. A estos esfuerzos se suman también los resultados esperanzadores del estudio publicado ayer mismo por el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona. Un ensayo clínico apoyado por la Fundación Lucha contra el SIDA y las Enfermedades Infecciosas y la promotora de conciertos Primavera Sound, que unían fuerzas para llevar a cabo esta prueba científica para evaluar las posibilidades de contagio en el interior de un recinto con música en directo.
Un ensayo que contaba con todas las bases científicas para realizar un experimento de este tipo. Desde la conformidad de un grupo de expertos y un comité Ético del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol a una muestra significativa de 1047 participantes (de los cuales algunos terminarían renunciando por motivos personales), que firmaron los correspondientes consentimientos informados, siendo ésta, a su vez, una mezcla heterogénea en cuanto a género y edad. Una muestra que se dividió en dos grandes grupos: asistentes al concierto y un grupo de control, con el fin de comparar si había una incidencia significativa entre acceder a la sala o hacer vida «normal» fuera de ella.
A su vez, todos los integrantes del estudio fueron sometidos a una prueba de antígenos antes del concierto, resultando todos negativos y aleatorizando posteriormente la entrada. Una prueba virológica que se repitió a los ocho días del evento para evaluar resultados. Además de esto, antes de acceder a la Sala Apolo de Barcelona, se suministró una mascarilla FFP2 (N95) a cada asistente, controlando accesos y salidas.
Finalmente accedieron a la sala un total de 463 asistentes, en un recinto con aforo para 900 personas. Durante más de 5 horas de evento, en el que hubo dos sesiones de Dj y dos grupos en directo, los asistentes pudieron ocupar libremente el recinto sin mantener distancia ninguna de seguridad, además de poder consumir bebidas, en un sitio habilitado para ello, y permanecer con las mascarillas bajadas en ese momento.
Los resultados del estudio concluían con un éxito incontestable: de los 463 asistentes al concierto no hubo ningún infectado, mientras que en el grupo de control (los que no accedieron a la sala) hubo dos infectados entre los 496 participantes restantes. Unos datos científicos que ponen aún más en evidencia el injusto sesgo político y mediático que ha sufrido el sector de los eventos en vivo. Esto ya no se trata de opiniones infundadas sino de resultados contrastados por un ensayo científico. Datos que deberían, como mínimo, reabrir el debate de si, siguiendo todas las medidas protocolarias, los conciertos son potencialmente más infectivos que otras actividades aceptadas como la restauración, las compras en grandes superficies o los viajes en medios de transporte públicos.
Además del impulso y los esfuerzos inestimables del Primavera Sound, en esta prueba científica intervinieron de diferente manera también diversos agentes del sector, entre ellos Last Tour, Live Nation, Apolo, Brunch-In, Universal Music Group, GTS, Sony Music, Cruïlla, Razzmatazz, BBF, Jägermeister, SGAE, Madness Live, Palau Sant Jordi (BSM), Vampire Studio, Sala Zero, Palm Fest, Ticketmaster, ReCup, The Wild Seeds, Taller de Músics, Fundació Banc Sabadell, el Ajuntament de Barcelona, el ICUB y el ICEC, además, por supuesto, de todas las personas voluntarias que se sometieron al experimento.