El Buen Hijo – «¡PAN PAN PAN!» (2021)


El pop más efervescente vive una de sus mejores épocas en la escena madrileña. Siempre estuvo ahí, pero retomando el espíritu de La Movida algunas, apelando al tontipop otras, desde hace ya varios años se lleva trazando uno de los movimientos más prolíficos de los últimos tiempos. Desde lugares comunes y estableciendo permanentes conexiones entre sí, cada vez son más y más las bandas que se unen a esta ola, gestando un sonido muy particular que cada vez abre más el abanico para enriquecer todo este mejunje. Aunque El Buen Hijo lleva ya años en esa coctelera de una u otra manera, ahora dan un paso adelante como una de las sensaciones de la temporada, debutando con su larga duración «¡PAN PAN PAN!». Una colección de hits arrolladora y directa al grano que supone un punto de giro en sus canciones.
Tras un preludio lleno de épica sesentera y cañí, jugando al despiste con un deje a los tiempos de Marisol, meten la directa y pisan el acelerador con temazos como ‘Aunque Pene’ o ‘El Muro de Aljucén’. Dos de esos cortes inmediatos y frenéticos en las guitarras. Un caleidoscopio de melodías que crece con la alternancia de las voces entre Marco Frías y Alicia Ros, apelando así a la armonía vocal de bandas como Las Ligas Menores. Sincronizadas en esa misma onda suenan ‘Dame Un Beso’ o ‘Río de Janeiro’, dos temas que recogen el testigo de otra de esas formaciones como Los Fresones Rebeldes, para recordarnos que esto viene de lejos. También esa ‘¿Qué Tal?’ de melodía pop, a priori inofensiva, pero con frases con bastante más profundidad y nostalgia. Como si cerrasen este mismo círculo, llenas de frescura romántica suenan la ya citada ‘El Muro de Aljucén’ y ‘Una Revelación’, carne absoluta de pogo de festival de verano, con su pop más desatado y su estribillo demoledor. Más tranquila pero igualmente rejuvenecedora suena ‘Abriré Caminos’.
En la clave más tontipop, ahí están canciones como ‘Un Día Especial’, oportunidad perfecta para celebrar los cumpleaños y que por fin, ¡por fin!, podamos terminar con la maldición del puto Parchis en cada nuevo aniversario. ¡Hay que superar esto ya! También lucen esta cara con los sintetizadores y los coros de ‘¡Cuánta Variedad!’. Y es que precisamente es la variedad de este disco lo que permite que en sus menos de 30 minutos de duración jamás caigan en lo repetitivo o monótono. Gran parte de este acierto la tiene también una producción excelsa, realizada por Raúl Pérez en los estudios sevillanos de La Mina. En este sentido, la cara menos conocida de El Buen Hijo se alumbra en ‘No Sé Muy Bien Qué Contestar’. Seguramente una de las mejores letras del disco al cobijo de una bola de sonido que va ganando en intensidad. Con un tono muy diferente, pero apelando a esa forma de mezclar melodía y ruido de grupos tan maravillosos como The Jesus and Mary Chain. Palabras mayores para un álbum de debut que deja camino abierto a un grupo del que puede que oigamos hablar mucho a partir de ahora.