Dani Llamas – «La Verdad» (2020)


Dani Llamas es un viejo conocido de la escena punk de nuestro país. O más bien de la escena musical, en general. Hemos disfrutado de sus discos junto a GAS Drummers, también de aquel affaire power pop junto a Paco Loco y Juan Ewan que fue (y ojalá siga siendo) The Ships y, cómo no, de sus discos en solitario. Es esta última aventura la que explota ahora de nuevo pero llevándola un paso más allá, apostando por el castellano en las letras por primera vez y virando su sonido hacia el de un rock más clásico y con el que rinde nada velado homenaje a toda la tradición musical de su tierra. Mientras artistas como Xavier Calvet se han acercado hacia sonidos más americana, Llamas nos lleva hasta los sonidos populares de su Andalucía natal para alcanzar un punto de entendimiento entre todos ellos y el rock, el pop y, claro que sí, también el punk. Porque “La Verdad” es, en parte, el resultado de dejar atrás todos los prejuicios y demostrar que se puede seguir siendo punk explorando otros territorios musicales. Lo hace además acompañado de sus compañeros habituales de banda, demostrando la versatilidad de estos y lo mucho que pueden aportar a cualquiera que sea el viaje en el que se embarca su capitán. Seguramente sin unos compañeros de tanta confianza habría sido más difícil llevarlo todo a buen puerto.
Así, “La Verdad” (uno de los títulos más acertados del año, por cierto) arranca despistando un poco. ‘Se Canta a lo que Se Pierde’ nos aborda con una gruesa línea de bajo y una guitarra nerviosa y agitada, al más puro estilo Neil Young y con ecos a la oscuridad de 16 Horsepower. Es en la siguiente, ‘Fandangos de la Libertad’, cuando llega el cambio de registro más marcado, la apuesta por sonidos cálidos y acústicos, con la voz en primer plano y ese sabor a tradición que se desborda definitivamente en ‘Fui Piedra’, un canto popular que no renuncia a las guitarras rugosas y que aúna todas las virtudes de este disco. A partir de ahí todo es disfrute, dejarse llevar y no ponerse límites. Sin ellos se permite coger un palo flamenco y llevarlo hasta donde el power pop y la new wave se dan la mano en ‘El Salto al Cielo’. Narrar una preciosa y revolucionaria historia basada en hechos reales con el tono musical de los mejores cantautores en ‘Caulina’ o hacer lo propio en ‘Pozo de la Víbora’, acompañado por los coros de The New Raemon y una explosión melódica en el estribillo. O recuperar el aura más oscura del inicio del disco en ‘Con el Viento y el Agua’, con la que se viste de El Cabrero acompañado por una base instrumental que crea un desolador paraje sonoro a base de latigazos. Y no se puede rematar mejor la jugada que con el tema que cierra el disco y le da título. Una canción muy pop, muy Dani Llamas y, por momentos, también muy GAS Drummers. Que nadie dude de dónde viene. Tras este impecable ejercicio de orfebrería musical y de memoria histórica sonora solo nos queda ver hacia dónde va.