Pocas maneras mejor de volver a escena se me ocurren que con un tema como ‘Se Acabó la Broma’. Con él, Carlangas rompía su silencio y dejaba atrás el luto que supuso el fin, amistoso pero inesperado, como nos contaba hace semanas el propio Carlos Pereiro, de Novedades Carminha. “Se acabaron las bromas, aquí está Carlangas y este es su nuevo proyecto”, parecía decir una canción en la que se asociaba con Bronquio para ofrecernos beats gruesos, mucha rítmica y melodías pegadizas. Tras ésta llegó algún adelanto más y finalmente un disco de título homónimo que con tan solo nueve canciones y durante poco más de veinte minutos ha dejado claro que el músico gallego sigue con el zurrón lleno de ideas y la intención de seguir haciéndonos pasar un buen rato.
Para ello ha puesto al máximo la batidora de estilos e influencias, llevando un paso más allá una libertad creativa que ya se intuía en los últimos movimientos de Novedades Carminha, y con la que no ha perdido ni un ápice de su marcada personalidad. Sin ningún tipo de complejos, homenajea a Tom Verlaine y sus Television con el riff de la rockera ‘Regalao’, se acerca a los afrodisíacos ambientes de Khruangbin en ‘Los Dineros’, juega junto a Grande Amore y Mundo Prestigio (la que será su banda de directo, por cierto) a enfundarse el traje de los Beastie Boys y rimar en galego en ‘O Día que Volvín Nacer’ y se permite el auténtico lujazo de compartir micro con Manu Chao, maestro histórico en esto de fusionar estilos, en ‘Cae la Noche’, tema con sabor a cumbia y despiporre.
Arranca así Carlangas una carrera en solitario pero rodeada de amigos con un disco que invita al baile, la celebración y el hedonismo en unos tiempos en los que necesitamos, más que nunca, propuestas como esta. Y ojalá nunca tengamos que decir otra vez eso de, “¿dónde te metes Carlangas, cuando te vas?”. Le queremos siempre cerca.