[Actualidad] Viva Belgrado – «Bellavista» (2020)


Las grandes obras suelen cocinarse a fuego lento y Viva Belgrado así lo demuestran con “Bellavista”, nuevo disco que llega cuatro años después del ambicioso y monumental “Ulises”. Entre medias, aquella ‘Guillotinas’ publicada en 2017 con la que parecían prender fuego (de manera literal) a su pasado mientras sembraban el escepticismo entre los puristas de un género y un sonido que habían mantenido en sus dos primeras entregas. Seguramente por eso todos estábamos tan expectantes respecto a esta nueva obra, más aún cuando nos llegaba como segundo adelanto del disco ‘Más Triste que Shinji Ikari’, un tema lo-fi que lleva al extremo lo propuesto en ‘Guillotinas’ con un rapeado y un estribillo totalmente irresistible, casi tanto como la cristalina guitarra que lo cierra. Que Viva Belgrado puedan permitirse hacer esto y a continuación zarandearnos con la explosión emocore de ‘Un Collar’, en la que además introducen un interludio flamenco, con guitarras acústicas y palmas, me trae a la mente ese término un poco manido de “disco de madurez”. Si no lo ha sido ya cualquier paso anterior en la carrera de los cordobeses, éste es definitivamente su salto al abismo, sin red y con valentía.
A pesar de transitar por terrenos ya conocidos, con sus habituales gritos desgarrados, bases rítmicas aplastantes y guitarras contundentes, la apertura de miras es de las que apuntan al futuro con convicción y al pasado con escepticismo. “Bellavista” no supone una ruptura radical con lo anterior pero sí denota cierto alivio por el paso adelante. Lo hace permitiéndose esas licencias artísticas de las que hablábamos en lo musical y con el desahogo existencial en unas más que brillantes letras por parte de Cándido. La presión por estar en una banda y cómo actúa ante ti la gente que te rodea, la liberación por dar salida a nuevas canciones unida a la sensación del qué hacer después, el conflicto interno por mantener tus ideales frente a todo o el puro “exhibicionismo emocional” son parte de esas tribulaciones con las que pone voz a la música. Lo hace además desde una formalidad muy cercana al rap más moderno, dirigiendo flechas y con un fraseado que, intercalado con el habitual grito apagado, alcanza la perfección y se convierte definitivamente en el denominador común del sonido del grupo.
Totalmente equilibradas suenan canciones como ‘Una Soga’, ‘Cerecita Blues’ o ‘Ikebukuro Sunshine’ (con colaboración de Cala Vento a las voces). En ‘Shibari Emocional’ despliegan su mejor instrumentación pasando por distintas etapas sonoras que desembocan en un final desgarrador (“tengo un par de demonios, revolotean siempre sobre mí, sé que están al acecho, saben que bajo la guardia junto a ti”). ‘Bellavista’ nos recuerda a los Berri Txarrak más melódicos. En ‘Amapolita Blues’ se acercan al post hardcore de Touché Amoré para narrarnos el fin de una relación con una cotidianidad dolorosa y en la final ‘¿Qué Hay Detrás de la Ventana?’ muestran su personal acercamiento al shoegaze más metálico, con la voz sumergida en un segundo plano y bandas como Nothing actuando de clara referencia.
Lo mejor de «Bellavista» es que nada parece apuntar a que sea el culmen de Viva Belgrado. Siempre dispuestos a evolucionar y dar pasos hacia delante, los cordobeses transmiten esa misma sensación de peligro constante que mantenían grupos como Standstill o los ya mencionados Berri Txarrak. Esperaremos ansioso su siguiente paso.