[Actualidad] The Secret Society – «Hacemos Ruidos Raros al Rompernos» (2017)


Recuerdo cómo, cuándo y por qué las honestas canciones de The Secret Society entraron en mi corazón a modo de salvavidas sonoro. Trabajaba entonces en unos conocidos grandes almacenes, en la sección de música (ellos lo llaman entretenimiento), cuando rebuscando entre las novedades di con su anterior referencia, «Peores Cosas Pasan en el Mar». Lo cierto es que no sabía nada de la existencia de la banda y ya de entrada un nombre en inglés tampoco animaba mucho a descubrirlo pero tanto el título del álbum como el de las canciones me parecieron geniales. Eso, o simplemente le estaba poniendo tinta al pequeño trastorno emocional que atravesaba yo por entonces. Pongamos que antes de escuchar este álbum primero lo leí entero y ya al reproducirlo de alguna manera palabras y melodías pusieron orden a toda la angustia que yo no podía explicar, aunque sí sentir.
Tiempo ha tenido su autor, Pepo Márquez, de comprobar esos “Ruidos Raros que Hacemos al Rompernos». Digamos que desde que aparcara éste su proyecto más personal en 2013 hasta nuestros días su protagonista ha militado en bandas como Buena Esperanza y proyectos más abiertamente electrónicos como Majestad, al margen de su incendiario programa con Borja Prieto, «Está pasando».
Como si las canciones se hubieran cocinado a fuego lento durante estos últimos cuatro años, todas las emociones representadas aquí con una sensibilidad excepcional también han ido creciendo poco a poco en nuestras vidas durante este tiempo. La mayoría de este repertorio dio muchas vueltas y se pudo escuchar en otras ocasiones, aunque nunca poseer. Lo hacemos ahora por fin y con un chute de adrenalina extra, el que le ha dado la nueva banda y que parece rellenar el agujero de un nombre que para un solista se quedaba un tanto pequeño. Las baterías del gran Ricky Lavado y las cuerdas de Jimmy, Manel Moreno y Javier Martínez se han puesto al servicio de las empáticas composiciones de Pepo y escuchando el resultado final solo puedo decir que de este álbum me gustan hasta sus limitaciones.
El experimento cacharrero psicodélico de ‘Cualquier Lujo Tiene un Crimen Detrás’ les sirve otra vez más para jugar al despiste firmando una apertura inclasificable. A la altura del segundo corte, ‘La distancia más corta entre dos puntos es el miedo’, ya estamos metidos de lleno en una crónica personal que a algunos nos toca muy de frente, con la banda al servicio de la canción, escuchando el texto y marcando solo donde es necesario. Tras ella, ‘Aquellos que lo quieren todo no merecen nada’ llega como cazada al vuelo, dando la impresión de estar improvisando una letra en la que siempre se acaba encontrando el último suspiro. A modo de interludio, ‘Schrödersweg, 4’ y ‘Pelayo 46’, ubicadas en Hamburgo y Madrid, nos abren una puerta hacia la intimidad y el entorno donde probablemente fueran concebidas algunas de estas canciones. Por su parte y a ritmo de frenético dub ‘Podemos ser todas las personas a la vez’ sea quizás la cara más exótica y optimista del lote junto con ‘La otra gloria’, bellísima y ralentizada canción de amor de las que (al menos en su minutaje) acaban bien. Y para concluir no se me ocurre mejor final que la potencia y la intensidad de ‘Hacemos ruidos raros al rompernos’. Aquí los ruidos más que raros suenan precisos, como si valiera la pena romperse para volver a reconstruirse.