[Actualidad] Ryan Adams – «1989» (2015)


Tras superar, o más bien aceptar, una extraña enfermedad que le alejaba de los escenarios y reducía su pulso discográfico, Ryan Adams volvía por la puerta grande el año pasado con su álbum homónimo, ese que se rapidamente situó en lo más alto de su urgente, numerosa e imprescindible discografía. No le valía solo con clavarla a la primera y en un solo disco, sino que además se dio (y nos dio) el placer de editar varios EPs conceptuales, como el imprescindible “1984”, o una caja de grabaciones en vivo de su última gira. Y para culminar este último año que se empieza a acabar nos ha reservado su más polémico trabajo, una obra que transciende de la mera anécdota y se convierte en una bellísima locura.
Este mundo sería muy aburrido si no existieran personajes rebeldes y contestatarios como Ryan, quien en su enésimo delirio ha versionado un álbum integro de un artista totalmente alejada de su universo como es la diva pop para adolescentes Taylor Swift. Sobra decir que para disfrutar este “1989” no es necesario asomarse, ni por curiosidad, al original y prefabricado trabajo. La transposición de las canciones pop para radioformulas de éste al estilo de Adams resulta de lo más natural, destruyendo todas las estructuras para, a partir del esqueleto esencial, construirlas de nuevo, ya sea a través de las acústicas o el piano.
El disco se abre evocando los sonidos que la hermosa portada ilustra. Gaviotas, ruido de mar y ya estas sumergido en la belleza melancólica de ‘Welcome to New York’, que en esta revisión consigue emocionar como nunca podrá hacerlo la original. En ‘Blank Space’ apaga las luces y reduce la paleta de colores que antes saturaba este tema, interpretándolo a través de un fino hilo de voz que se apoya en unos preciosos arreglos y despojándola de todo artificio. ‘Style’ podría encajar perfectamente en su anterior entrega, con ese espíritu ochentero y unas guitarras vintage que sostiene una melodía sublime. ‘Out of the Woods’, por su parte, es otra de las piezas que hace absolutamente suyas, yendo al centro de la canción y dotándola de un alma que antes apenas se intuía. Tras ella ralentiza, pervierte y nos da su visión de ‘Shake it Off’ y lo mismo hace con ‘Bad Blood’, otra partida ganada por la mano del de Jacksonville.
Y hasta aquí podemos leer. Seguir desgranado las canciones sería absurdo ya que lo más recomendable es escucharlo íntegramente y sin prejuicios. Solamente hay que confirmar que lo ha vuelto a hacer, que Ryan siempre tiene una vuelta de tuerca que ofrecer y que es uno de los artistas más imprescindibles de lo que llevamos de siglo, a contracorriente absolutamente de todo (a estas alturas hasta de sí mismo). Para terminar, comentar que la propia Taylor se siente alagada por tan bello homenaje, llegando a confesar en una reciente entrevista que a mitad de la gira lo empezó a pasar mal porque le salían los giros melódicos de Ryan a las canciones, imponiéndose a su propia interpretación. En fin, así afecta Ryan Adams y ojala esta obra sirva para acercar un poco a los adolescentes al universo de este genio único e irrepetible.