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[Actualidad] Pinegrove – «Marigold» (2020)
Dark Light

[Actualidad] Pinegrove – «Marigold» (2020)

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«Marigold», el último disco de Pinegrove, llegaba a mis oídos sin ninguna referencia previa de los acontecimientos que le precedieron. Al leer más sobre el disco descubrí la historia: un año antes de lanzar al mercado su anterior «Skylight», coincidiendo con las primeras condenas del movimiento #MeToo, el cantante y principal compositor de Pinegorve, Evan Stephens Hall, publicaba en Facebook una declaración donde reconocía haber sido acusado de «coerción sexual». En su post, Hall asumía una cierta culpabilidad, aunque siempre en términos tan difusos como la propia acusación: «Debería haber reconocido más activamente mi posición de poder como figura pública, y también como hombre», en lo que terminó siendo una extraña relación íntima con una trabajadora de la gira.

Según varias fuentes, estás denuncias sucedían en un contexto privado, para poco después ser sacadas a la luz por medio de varios intermediarios que presionaron a Hall sin consentimiento de la víctima. Una situación que retorcía aún más la complejidad de esta historia, que aún a día de hoy sigue dejando dudas en cuanto a los términos empleados, las posiciones de cada parte y el daño causado. Con el paso del tiempo solo los hechos posteriores parecen claros: Hall se volcaba en un proceso de terapia y retrasaba un año la publicación del anterior disco, tratando de iniciar un camino de justicia restaurativa que parecía culminar con un acuerdo con la parte afectada.

Después de leer el extenso análisis de la situación que hacían páginas como Pitchfork y, sobre todo, algunos testimonios publicados en un artículo de The New Yorker, donde al fin se reflejaban las imprescindibles opiniones de la víctima, corresponde al juicio personal de cada uno emitir su veredicto sobre el futuro de Pinegrove. Como sociedad no podemos mirar para otro lado con estas cuestiones. Podemos y debemos analizar y juzgar, bajo nuestra propia moral, qué acciones de las distintas personalidades públicas pueden ser restauradas y perdonadas y cuales son los límites que marcan el exilio definitivo y la condena lapidaria.

Dejando por tanto esta valoración ética en manos de cada cual, «Marigold» se asoma como un disco de expiación. No podía ser de otro modo, aunque el propio líder de la banda se haya desgastado en esfuerzos en decir que las letras del disco no tienen por qué ser autobiográficas. Y por momentos este enfoque aséptico parece apoderarse de unas letras que miden cada palabra a sabiendas de la repercusión que podrían tener. Pero pese a algunos momentos algo insípidos, combinando más que nunca el indie folk con la devastadora melancolía del emo, llegan temas como ‘Dooted Line’, ‘Alcove’ o la redentora ‘No Drugs’. Y con algo más de energía power pop ‘The Alarmist’, donde las baterías de Zach Levine brillan con luz propia.

Pero, cómo no, los mejores momentos de este volumen llegan cuando desatan a corazón abierto su sonido más emo. Acercándose a los ritmos de American Football, Levine y Hall vuelven a juntar sus talentos en la monumental ‘Moments’. Todo ello sin perder nunca ese toque a música americana en los pedal steels que colorean la gran ‘Phase’ y que se presencian tímidamente en la nostalgia de ‘Endless’, donde el falsete de Hall alcanza su registro más agudo rompiéndose por dentro.

En definitiva un disco que marcará el devenir de Pinegrove y con el que se conocerá el veredicto final de su público. Una valoración que irá más allá de los aspectos meramente musicales, donde de nuevo la banda deja patente una incuestionable habilidad para facturar himnos llenos de emoción.

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