[Actualidad] Owen – «The King of Whys» (2016)


Mike Kinsella es uno de esos tipos que merece un artículo propio, y tal vez algún día lo tenga en estas páginas. Cada uno de los proyectos musicales de los que ha formado o forma parte tienen algo de especial, y tanto desde la retaguardia de la batería en Cap’n’Jazz, Joan of Arc u Owls como desde la primera línea que ocupa en American Football aporta personalidad y cierta aura de magia instrumental. También lo hace en su proyecto más personal, en el que se esconde bajo el nombre de Owen y con el que ha publicado ya nueve discos de estudio desde que arrancara su trayectoria en 2001. Mucho ha cambiado la vida de Kinsella desde entonces, ahora padre de familia y sin ganas de pasar meses y meses en la carretera a pesar de que la reactivación de American Football lo está forzando en parte a ello. Lo que no ha cambiado es la sutileza con la que da forma a tan cálidas y personales composiciones a través del proyecto que nos ocupa.
“The King of Whys” llega dos años después de su última referencia y por primera vez Kinsella salé aquí de su zona de confort, que no es otra que Chicago, para trasladarse a Wisconsin y poner sus canciones en manos de S. Carey, miembro de la banda de Bon Iver que hace aquí las veces de productor engordando las composiciones y alejando un tanto el disco de los dictados del cantautor al uso. Aunque Kinsella nunca lo ha sido, la abundancia de arreglos es aquí mayor que en anteriores ocasiones y a pesar de que el disco está salpicado de momentos de desnudez instrumental ya en el arranque, con ‘Empty Bottle’, nos encontramos unos arrebatos de épica intensidad en las estrofas que contrarrestan la delicadeza de su acústico estribillo. Algo parecido ocurre en la ascendente ‘Sleep is a Myth’, con esa parte final casi celestial, o en una ‘Lovers Come and Go’ en la que recurren a arreglos orquestales.
Secciones de cuerda, pianos y voces dobladas desfilan por las diez canciones que dan forma a un disco en el que tan solo ‘Settle Down’ y su arrítmica batería nos remite a American Football, demostrando así la versatilidad de un Kinsella que muestra también claroscuros en sus letras. Amor, pero también oscuridad y sentimientos encontrados, como los que expresa en ‘A Burning Soul’, donde recuerda a su padre con una mezcla de amargura y nostálgica simpatía, recorren unas letras a las que siempre sobrevuelan la sensación de crecer, hacerse mayor y adoptar responsabilidades. Porque precisamente de eso, y si no de qué, trata la vida.