[Actualidad] Michael Kiwanuka – «KIWANUKA» (2019)


Michael Kiwanuka, británico de origen ugandés, irrumpió en escena en 2012 con un debut que pasó un tanto desapercibido. Con total sabiduría, cuatro años después pulió todas las aristas que chirriaban en este disco para lanzar «Love & Hate» y conquistarnos a todos. De la mano de los productores Danger Mouse e INFLO consiguió llevar el soul más clásico a la actualidad bañándolo de sonidos modernos sin perder su esencia. Ahora el reto era dar continuidad a una obra tan monumental y no hay duda de que Kiwanuka lo ha conseguido a base de personalidad y sin necesidad de repetir al dedillo la fórmula. Su nuevo disco se llama «KIWANUKA», así, en mayúsculas, y cómo tal es una reivindicación de una figura a la que empezamos ya a venerar.
El álbum se abre con ‘You Ain’t the Problem’, quizá el single más claro de no ser por la crudeza instrumental que arropa esos coros femeninos. Tras ella, ‘Rolling’ comienza a sumergirnos en una sesión de la que es imposible caer. Kiwanuka nos atrapa con su sedosa voz en ‘I’ve Been Dazed’, hipnótica desde sus coros gospel hasta unos arreglos que se arremolinan en nuestra cabeza jugando al despiste y que acaban siendo rotos por los graves sintetizadores que abren ‘Piano Joint (This Kind of Love)’. Sonidos de ametralladoras sobre el piano ponen la gravedad a un tema que arranca oscuro y sobrio, a voz sobre teclas, y que alcanza el estribillo casi como un desahogo (“¿Podrías quedarte conmigo? No me dejes ir. La locura y la furia es todo lo que conozco”). Mantiene el tono después ‘Another Human Being’, que funciona cómo interludio para dar paso a ‘Living in Denial’, soul moderno de manual para un tema que podría estar en su anterior disco y que cierra la primera cara del álbum.
No es casualidad que la segunda se abra con ‘Hero’, que nos introduce en ella con la misma crudeza con la que lo hacía ‘You Ain’t the Problem’ y que rápidamente se convierte en el segundo tema más pegadizo del álbum, con una batería desatada, arreglos de cuerdas y las mejores y más frenéticas guitarras del disco. Vuelta a la calma después con ‘Hard to Say Goodbye’ y su poderosa línea de bajo, que hace arrancar el tema para después pasar el protagonismo a las guitarras, tanto acústicas como eléctricas, y lo vuelve a recuperar al final en una suerte de maravilla cíclica de más de siete minutos. Tras ésta llega ‘Final Days’, otra joya soul del Kiwanuka más sentido asomándose al falsete y que, con el interludio psicodélico instrumental de ‘Loving the People’ de por medio, nos aboca al final del disco enlazándose de manera mágica con ‘Solid Ground’. De minimalista comienzo, con pianos y cuerdas ensalzando la voz, el tema va creciendo hasta desbordarnos de groove y sensualidad. Tras ella pone el cierre definitivo ‘Light’, con su ideal épica contenida y un final que muestra todos los ingredientes que nos hemos ido encontrando a lo largo del disco.
Tal vez no consiga engancharnos de primera y no contenga singles tan claros como su obra anterior pero “KIWANUKA” es un disco al que acercarse con dedicación. Aunque suene a tópico es un álbum para escuchar de principio a fin y sumergirte en él sin distracciones externas. La recompensa merece la pena.