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[Actualidad] Edouard Pernot – «La Vida Viene sin Avisar» (2019)
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[Actualidad] Edouard Pernot – «La Vida Viene sin Avisar» (2019)

edouard pernot grupo barcelonaDe título profético y capturado mediante sangrantes acordes antes de la decadencia nos llega este «La Vida Viene sin Avisar», de los barceloneses Edouard Pernot. Entiéndase profético no como visionario, sino más bien como el que intuitivamente va soltando cosas que luego le caen encima y se acaban cumpliendo. Así que, a modo de sana advertencia, cuidado con lo que tienes porque ahora puedes perderlo y, por encima de todo, hay que saber perder sin que ello sea una fuerte soga. Detrás de cada cambio siempre existe una celebración.

Con Marco Morgione a los mandos y registrado en Micromaltese, este mini álbum de pop oscuro atisba luz al final del túnel y encierra en sus poco más de 18 minutos una pequeña historia que va de lo individual a lo colectivo. Pensado para los tiempos que corren, no se pierde en detalles ni virtuosismos, yendo directos al grano, condensando toda su esencia en la urgencia y la velocidad.

Quizás una de las mayores virtudes de estas canciones sea la base rítmica, obsesiva, post punk y precisa, que se antoja como el mejor arreglo musical, y es que menos es más. Sobre semejante ola sónica surfea con estilo, rabia y pasión la guitarra y la voz de Alberto Lozano, autor de largo recorrido que se impone, se reinventa y padece el que es su mejor cancionero hasta la fecha. Tampoco hay que obviar la lluvia de sintetizadores que empapa todo el disco, hasta el último calado de la concluyente ‘Otra Dimensión’.

Una apenas inapreciable introducción, con una contundente batería y una línea de bajo que suenan a martillo, te recibe como quién entra al cine con la película recién empezada y casi sin avisar estamos dentro de ‘Eterno Provisional’. «Me pesan los años, me pesan las horas y no tengo tiempo que perder aquí. No entiendo como aún sigues en la estación mientras miras el móvil con esa obsesión«. Cuidado con los textos ya que aquí, como en la ambigua y planetera ‘Segundo Premio’, nada es lo que parece, aunque el mensaje inicial está muy claro: hasta aquí hemos llegado. ‘Hipocondría’ arrastra las dudas y el quizás del anterior puñetazo en la mesa desde la humildad y la incomprensión («tú sin embargo pareces de hielo de piedra maciza, no se agrieta tu corazón«). Lo hace musicalmente vestida de traje gris nostálgico y acompañada de una melodía en la que tiemblan las palabras convertidas en las enésimas reflexiones. Una nerviosa guitarra abre la escapista ‘Plan Perfecto’, situada en el ecuador del repertorio. Rock con estructura techno, detalle que no se le pasa por alto a Dj Moderno en el remix que se marca de dicho tema en la onda del mejor Big Toxic, aunque aquí la fiesta tiene más pinta de after angustioso que de diversión. Última parada antes del cambio de rumbo en ‘Días de Aprendizaje’, un último intento por mirar atrás sin ira y caminar hacia la indiferencia. Pone fin al viaje la redentora ‘Otra Dimensión’, con la música ralentizando algo la intensidad, pero con las palabras más afiladas que nunca (“Una verdad vale por mil mentiras, si vuelves te arranco la piel a tiras, esto no es amenaza es religión y regaré tu tumba por los dos. Solo te llevaré un ramo de flores, marchitas como nuestra relación«).

Conceptual y concienciado, en «La vida viene sin avisar» no es conveniente fiarse de las apariencias. Podría parecer que se está relatando la tan trillada historia de ruptura entre pareja con todas las miserias que ello conlleva, pero no es así. El relato es mucho más profundo y se está centrando en la historia de una amistad, en este caso de esas amistades con fraude, tan agotadoras como peligrosas, dónde en cada lamento el vampiro nos roba la sangre y la fe. Algo, por desgracia, tan cotidiano como jodido. Para terminar de rizar el rizo, y aunque el autor hable en primera persona, se está inspirando en un ser querido con el que ha compartido la caída y la superación. A pesar de estar escrito en masculino el personaje es femenino y quizás sea esto precisamente lo que hace grande al autor y lo que confirma que los sentimientos, por suerte, no tienen género.

Ahora que siempre es ahora y que es hasta soberbio hablar de mañana, no me parece insensato hablar de esperanza y contar que, mientras el mundo se derrumbaba, ha nacido un nuevo sello y espacio creativo llamado El Camerino donde uno puede entrar desnudo y salir vestido con todos los complementos. Para muestra, la preciosa portada que ilustra el álbum realizada por Sandra Cadenas en lienzo. Si el futuro nos alcanzara se estaría gestando allí el próximo álbum de Edouard Pernot y alguna caja más con sorpresas.

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