[Actualidad] Disco Las Palmeras! – «Asfixia» (2015)


En lo nuevo de los gallegos Disco Las Palmeras! no dejan de pasar cosas y en parte es por ello por lo que un título como “Asfixia” le va que ni pintado. Asfixiante es uno de los primeros adjetivos que se me pasan por la cabeza al escuchar estos diez nuevos temas. Asfixiante su imparable batería, asfixiantes los teclados omnipresentes, asfixiantes el colchón de guitarras que nos acompaña continuamente y asfixiantes esas letras que vomitan derrotismo, angustia y rabia a través de la boca de Diego Castro.
En el que es su tercer disco, el grupo recurre a la producción de Carlos Hernández, eminencia musical en cuanto al ruidismo patrio se trata y que además de haber trabajado con Los Planetas también es responsable del sonido de discos de Triángulo De Amor Bizarro o, más recientemente, El Lado Oscuro De La Broca. Con todos ellos comparten Disco Las Palmeras! ciertas coordenadas, en el apartado vocal con los primeros y en la intensidad de su sonido con los demás. También en esa sensación de que con sus canciones no hay medias tintas. La opción, como cantan ellos mismos en una de las canciones, es morir o matar.
El disco arranca como un terremoto con ‘Tarde y Mal’ y ‘Cállate La Boca’, dos de los temas más directos y pegadizos y que te dejan clavado en el sitio mientras nos recuerdan lo lamentable de nuestra clase política (“clases de integridad a través de una pantalla. Cállate la boca”). Sin bajar las revoluciones, ‘El Final Del Círculo’ nos ofrece otro derroche de densidad y salvajismo sonoro, con sus constantes teclados y una batería que redobla sin compasión para continuar con ‘En El Agujero’, puro shoegaze para nada carente de melodía. Una línea por la que camina también ‘Élites’, uno de los mejores temas del disco además de otro recadito a quienes dirigen el mundo a ritmo de capas de guitarras pegajosas y un final lleno de intensidad que invita a invadir países. Y rematan el disco en la recta final con una frenética ‘Disparo’ y, en contraposición, ‘La Calma’, una marcha fúnebre dolorosa y épica que sirve para poner fin a tanta angustia (“Me encantaría el gran final, sentir por fin la calma”).