[Actualidad] Descendents – «Hypercaffium Spazzinate» (2016)


Si hay dos patas imprescindibles en las cuatro que forman Descendents esas son las del batería Bill Stevenson y el cantante Milo Aukerman. Tanto es así que los periodos en los que Milo ha ido dejando el grupo para centrarse en su carrera como científico Bill y el resto de Descendents han aprovechado para sacar discos con su otra formación, All, hermana pequeña y siempre a rebufo de su banda madre. Pero Milo siempre vuelve, y cada regreso a dado pie a un disco de sobresaliente punk rock desde que debutaran en 1982 con aquella obra maestra que fue “Milo Goes to College”. Desde entonces su icónica imagen y sus canciones se han convertido en influencia para numerosas bandas a pesar de que el grupo nunca ha terminado de dar el salto de popularidad que desde luego ha merecido. Conocidos y venerados, sí, pero siempre lejos de las mansiones hollywoodienses que se gastan compañeros de profesión como Fat Mike. Tal vez todo puede cambiar ahora.
Estamos en 2016, la nostalgia musical está a la orden del día y 14 años después de “Cool to Be You” Descendents tienen nuevo disco. Pero no solo eso, la formación que completan a día de hoy Karl Alvarez y Stephen Egerton apunta a la continuidad, con Milo abandonando su trabajo científico y aparentemente centrado en el grupo y un Bill Stevenson más vivo que nunca tras superar unos graves problemas de salud que milagrosamente no se lo han llevado por delante (hace unos años fue operado de un tumor cerebral del tamaño de una pelota de tenis justo después de superar un coagulo en el pulmón). Por todo ello podemos intuir que, tras más de veinte años de carrera, este puede ser su momento.
Pero nada sería posible si la situación no viniera acompañada de lo más importante, que no es otra cosa que buenas canciones, algo que a “Hypercaffium Spazzinate” le sobra. Con la madurez en la producción alcanzada por los años (y por tener a todo un artesano de ello como es Stevenson a los mandos) cada instrumento reclama su terreno y se hace notar. Desde los riffs cortantes de guitarra en temas como ‘Shameless Halo’ hasta las poderosas líneas de bajo de canciones como ‘Victim of Me’ o ‘Fighting Myself’ pasando por la personal forma de aporrear timbales de Bill y la voz del icónico Milo, tan en forma como siempre, todo suena en su sitio. Maestros absolutos en el punk rock más melódico y acelerado demuestran además que saben levantar el pie del acelerador y seguir sonando igual de contundentes. Lo hacen en temas como ‘Without Love’ o ‘Smile’, en los que reducen el ritmo luciendo actitud rockera y estribillo contenido. Grupos como Foo Fighters matarían por alguno de ellos así como Blink 182 hipotecarían sus instrumentos para acercarse a la brillantez de la emotiva ‘Comeback Kid’.
En cuanto a sus letras, y lejos de los convencionalismos del punk, siempre han discurrido por ellas hamburguesas, café, ciencia y, sobre todo, sentimientos y vivencias personales. Su nuevo trabajo, cuyo título hace referencia a una sustancia ficticia basada en la cafeína, no podía ser menos, a pesar de que canciones como ‘Limiter’ dan una pequeña bofetada más que merecida a la sociedad (“Lo siento hijo, la sociedad no quiere verte”). Y si en un tema como ‘No Fat Burguer’ nos cuentan que se han hecho mayores y que sus médicos les recomiendan que dejen de lado la comida basura, en la misma reparten cera instrumental con espíritu adolescente.
No solo es que grupos como Pennywise, Rise Against o Green Day seguramente no serían lo mismo de no ser por Descendents, es que además el nuevo paso adelante de los de Milo, Stevenson y compañía deja en pañales los últimos movimientos de todos ellos sin despeinarse.