[Actualidad] Alberto Montero – «Arco Mediterráneo» (2015)


Alberto Montero ha tensado con precisión su propio arco y esta vez ha dado en el blanco (con dos flechas, tres dianas para ser exactos, como decía el eternamente genial Antonio Vega). Con todo lo aprendido en su anterior «Puerto Príncipe» y bastantes pinceladas de su «Claroscuro», es este «Arco Mediterráneo» posiblemente el álbum más completo y complejo del artista valenciano, donde la musicalidad acaba por imponerse y las melodías son imprevisiblemente hermosas. La mediterraneidad reivindicada desde el título tiene más de fiesta pagana que de resplandecientes atardeceres y por otro lado las pinceladas jazzisticas o el punto andino que lo conecta al sur de América hacen de esta colección de canciones un calmado y sensacional viaje a ninguna parte. Quizás el hecho de haberlo grabado en el entorno natural de una huerta valenciana hace que suene tan orgánico y maravilloso, respirando y escuchando el latido de la tierra.
Desde ya avisamos que a este disco merece la pena darle muchísimas escuchas y observar cómo va creciendo, desde la iniciatica ‘Vuelve a Empezar’ hasta la trasnochada melodía de ‘Viajeros’. Ya en la primera parte del álbum nos encontramos con dos temazos irresistibles y populares (evitemos el dichoso termino pop): ‘Cuando el Aire Resuena’, quizás la que mejor representa el espíritu de este arco mediterráneo, y la poderosa melodía de ‘Madera Muerta’, envuelta en unos arreglos imposibles que la dotan de personalidad y complejidad aun siendo lo más parecido a un single que Montero haya escrito jamás. Otra de las grandes de la cosecha es ‘Flor de Naranjo’, donde la melancolía que radia su preciosa instrumentación junto a la evocadora melodía sesentera crean un ambiente inquietante en el que las influencias se notan una décima de segundo para desvanecerse y llevarlo todo a su particular espacio. Sencillamente acojonante. Y algo parecido ocurre con la fantasmal ‘Santiago de Chile’.
En la brillante oscuridad que ilumina el nuevo repertorio hay también picos de intensidad, como el de ‘Aves del Amanecer’ cuyas limpias guitarras, cristalinas como un rio de montaña, acompañan un texto en el que la interpretación contrarresta su dureza («sobre mi espalda se ha instalado el mal«). Los tres arcos mediterráneos, por su parte, funcionan como un pequeño respiro que unifica el repertorio, siendo el último de ellos el que adquiere forma de canción. Por su parte ‘Tormenta Circular’ y su compleja estructura, en la que el clasicismo y el punto lisérgico de psicodelia se dan la mano, es probablemente uno de los momentos de más alta creatividad en una película donde todo, cada acorde y cada melodía imposible, están en constante movimiento hasta llegar a ese final de recorrido que es ‘La Sal’, un tema de los que crecen y crecen, y su despida perfecta con ‘Viajeros’.
Por último destacar el traje a medida que le han hecho a Montero parar envolver su «Arco Mediterráneo», desde la acertada sesión de fotos hasta el pagano vídeo de ‘Cuando el Aire Resuena». De igual manera destacar la autoproducción, dirigida por el guitarrista Román Gil, y por último y no menos importante poner en su sitio la labor de una banda que ha sabido entender el nuevo repertorio plasmándolo con una atípica sensibilidad musical a la que no estamos acostumbrados por aquí. Merecen una pizca de justicia poética porque estamos ante uno de los mejores discos que se han editado en nuestro país en los últimos años. Túmbense y escuchen el latido de la tierra porque «a veces hay viajes que no nos llevan a ningún lado«.